Dedicado a las y los egresados de la UVI
Ipan imoma nikipia nelwayo itilistle. Noche tlen yopanok iwan opantlachiwalistle. Timechneki telpohme.
Hace unos días defendió una estudiante su Documento Recepcional. Todo parecía, de algún modo, similar al resto de defensas, hasta que su director mencionó que se trataba de la primera licenciada de Omiquila, Veracruz. En ese instante mis sentidos se alertaron. Antes de hacer cualquier juicio, pregunté si se trataba de la primera licenciada en Gestión Intercultural o la primera en cualquier licenciatura. La respuesta de la estudiante fue: “maestro: no hay doctoras ni administradoras ni del resto de profesiones”. Pienso que si reconocemos mínimamente las ideas de Luis González y González y de Antonio Alatorre, coincidiremos en que este hecho es un acontecimiento histórico.
En algunas ocasiones la cotidianidad nos arrebata la conciencia de lo que está sucediendo aquí en la UVI: jóvenes que no tenían opciones para estudiar la universidad ahora la tienen. Esto quizá quiera decir dar vuelta a la página a aquellas mañanas frías en la escuela primaria donde muchas y muchos de ellos no entendían nada. Se les hablaba en un idioma que no comprendían, que no era la lengua en la que le daban sentido a la hora de la comida, al abrazo de mamá, a las mañanas en el campo.
Muchas y muchos de estos niños seguramente –con algo de razón– habrán desertado de esa escuela sin sentido. Pero otros y otras tantas, a pesar del contraste tan grande, no lo hicieron. Intuyeron que la escuela tenía algún potencial y siguieron, sobreponiéndose a la discriminación y al racismo.
Si coincidimos en esto, quienes presenciamos la titulación de nuestras y nuestros estudiantes, estamos a la par que aquellos cuasi homo-sapiens que vieron por primera vez el fuego o de quienes contemplaron la emergencia y el ocaso de cosmogonías. No son menos que eso jóvenes, son Zapata y Villa en Palacio Nacional, son Juarez minutos antes de decidir fusilar a un hombre bueno, son un indígena zetzal encapuchado la madrugada del 1 de enero del 94. Son trascendencia jóvenes, recuérdenlo cada instante de sus vidas.