“Para convertirte en adicto a algo (o a alguien), primero debes ser capaz de obtenerlo; después tienes que probarlo; te debe gustar instantáneamente o puedes aprender que te guste; y debes comenzar a pensar que lo necesitas” Poikolainen (2006).
La definición común de adicción se aplica principalmente cuando uno habla de sustancias como la cocaína, la heroína, la morfina, el alcohol y la nicotina. Sin embargo, de vez en cuando escuchamos decir que se puede ser adicto al sexo, a las apuestas, al café, al ejercicio, al trabajo, e incluso se ha especulado que el amor romántico en su fase de enamoramiento también puede ser una adicción. ¿Qué es lo que dice la ciencia al respecto? ¿Acaso el deseo intenso de un enamorado por su amante comparte bases cerebrales con el deseo de un adicto por una droga?
En el laboratorio hemos descrito algunos de los mecanismos neurales de las preferencias de pareja.