Hace unos días conocí a un joven que participa en #YoSo132, quien me preguntaba qué opinaba del movimiento. Tal como lo he dicho y escrito desde su surgimiento, en lo personal considero es la expresión ciudadana más interesante que en los últimos años ha surgido en nuestro país.
Esto por la naturaleza de su nacimiento y por quienes fueron sus gestores, una experiencia localizada que se desbordó al hacer visible cuerpos, rostros y voces regularmente ausentes del espacio público mexicano: los jóvenes; quienes tomaron por sorpresa a una clase política, intelectual y académica incapaz de comprender o explicar una expresión ciudadana que devino interpelación a los poderes políticos como a los fácticos, desde un lugar de interpelación que nunca imaginaron.
Como históricamente ha ocurrido en el mundo, pero especialmente en una sociedad como la mexicana, la ausencia de sensibilidad social o política colocó sobre los hombros de este movimiento, lo mismo una responsabilidad que un estigma producto de las miradas cortas de aquellos acostumbrados a mamar del estado, pero también de quienes desde la apatía endémica que caracteriza la ausencia de reflexión y conciencia histórica, lo único que han hecho en su vida es sentarse a ver pasar a los demás.
Digo lo mejor que nos ha ocurrido como país, porque muchos pensábamos que las nuevas generaciones de adolescentes y jóvenes, mostraban cierta distancia o repudio o desinterés por lo político, hasta que nos dieron en el rostro para demostrarnos que lo político puede igual ser una experiencia que se construye desde la calle y a través de las libertades que se expresan, se posibilitan y se reconocen en los universos virtuales, especialmente a través del sentido de pertenencia, de referencia y comunidad que les representan las redes sociales. Un mundo de posibilidades que volvió a constatar la distancia entre la realidad y lo virtual que existe entre los adultos y una generación de ciudadanos que han entendido en la práctica lo que es la sociedad de la información desde los umbrales de la del conocimiento.
De allí que muchos hayan perdido de vista que #YoSoy132 puede ser una de las expresiones más legítimas de aquello que algunos sueñan u otros sólo desde la retórica dicen promover: la conciencia crítica y creativa de una generación de jóvenes universitarios que hicieron click sin importatarles la clase social a la que pertenencen; después de todo, su condición de usuarios de las tecnologías, les permitió capitalizar una inconformidad para mostrar que la ciudadanía participativa no sólo se construye y hace visible en los espacios públicos tradicionales, sino en las vertebras mismas de las nuevas realidades por donde circula la sangre, los sueños, los temores, los encabronamientos de lo que puede ser una nueva clase de ciudadanos.
Desafortunadamente, en la emergencia de este movimiento igual se respiran los dilemas, pues lo novedoso ha dificultado encontrar el espacio conceptual para nombrar desde otras posiblidades aquello que dicen define su agenda ciudadana. Es decir, el marco de referencia desde el que vienen actuando, raya en lo convencional y conservador al apelar a los mismos conceptos de otros movientos siendo que ellos partieron de realidades como a través de medios emergentes como las TIC; algo que me llama la atención, pues siento entre estos jóvenes y en este momento histórico, se tienen mucho más saberes y recursos como en otro momento no se han tenido.
Lo lamentable es que haya instituciones educativas como un profesorado, que con la mano en la cintura, desde ese pensamiento ingenuo que decía Bourdieu parece cada vez más predomina en las universidades, se descalifique, se desestime, se repudie, incluso persiga a un puñado de chavos que han levantado la voz en un momento especialmente complejo, duro para ellos si observamos las tendencias globales, donde si algo hay más o menos seguro, es la clausura de horizontes por venir y de bienestar.
A algunos de ellos les he dicho que no se preocupen, eso siempre ha sido así en un país egoísta, poco memorioso y nulamente ciudadano, pues después de todo, la exaltación de la mediocridad está en otra parte y no precisamente en esas inquietudes que los han hecho visibilizarse; por lo que espero vayan más allá de las circunstancias coyunturales como para definir una agenda ciudadana en cortito, a mediano plazo y anclado al contexto social, cultural, político, educativo y económico desde el que están actuando o hablando.
Comentarios
Que buen escrito… diria que el autor ve con «lentes de rayos x», es decir, ve detalles (y dimensiones) que otros no son capaces de percibir.