Los usos de la exposición en clases. El caso de la Facico

Hace unos días un estudiante del quien soy tutor, me solicitó una sesión para exponer lo que considero una legítima preocupación ante la manera en que algunos profesores (5 de los 7 que actualmente le imparten clases) delegan en el estudiante la responsabilidad de “enseñar” a través del uso de la técnica de exposición, un recurso pedagógico que en tiempos de transformación de las prácticas docentes, ha pasado a ser un método obsoleto o poco propicio para generar una experiencia de aprendizaje pertinente en virtud del predominar el manejo verbal por parte del estudiante, cuyo resultado es la generación de ideas poco claras y superficiales por la forma en que, la mayoría de las ocasiones, los jóvenes preparan sus exposicones.
Este estudiante me preguntaba a quién podía acudir para exponer este caso, pues le parece que con este tipo de ejercicios orales los profesores se desentienden de la responsabilidad que les compete: abordar en profundidad o convenientemente los temas que comprende el programa de la Experiencia educativa. Si bien reconocía que es la oportunidad para que los estudiantes investiguen, se organicen, planeen desarrollen competencias discursivas, no entiende porqué de los 3 meses y medio que comprende cada periodo en la Universidad Veracruzana, más de 2 son empleados para que los estudiantes expongan; con los dilemas que representa la poca organización que caracteriza la preparación de un tópico por parte de un grupo de estudiantes que sólo van a leer lo que han preparado en un ppt o bien en sus notas que traen consigo; sin que todos los profesores lleguen a intervenir para aclarar algunos ángulos de los temas que los estudiantes terminan por no comprender.
Si bien es cierto la exposición oral es un recurso que involucra a los profesores como a los estudiantes, esta estrategia didáctica en donde un tema se debe abordar lógicamente, para lo cual se planea y estructura el tratamiento de los contenidos, no puede ni debe ser el único recurso del que echemos mano en clases. Es cierto, los profesores de la Facico no somos especialistas pedagógicos, pero también es verdad que en medio de la sociedad de la información o el conocimiento, a un click de distancia está la litaratura para ampliar nuestros conocimientos en el terreno de lo didáctico.
Por ello resulta incomprensible (indignante para este joven), que algunos profesores hagan de la exposición oral por parte de los estudiante, una suerte de recurso de sobrivencia, para sobre llevar el abordaje de contenidos, muchos de los cuales –desde la mirada estudiantil- los propios profesores parecen desconocer.
En un momento cuando se habla de transformar las prácticas docentes, en donde las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), así como la promoción del pensamiento complejo y la vinculación con realidades concretas; sin dejar de mencionar a la investigación como un recurso para favorecer procesos de formación integrales, bien vale la pena comenzar a entender que la docencia es una profesión que nos demanda el desarrollo de competencias y habilidades de gestión para la mediación educativa; por lo que es urgente comenzar a dignificar nuestro trabajo. Al final, le dije al estudiante que podía acudir a la secretaría académica para manifestar su inquietud, pero como suele ocurrir existe temor por las consecuencias que esto puede acarrear, algo que habla muy mal del tipo de cultura académica que parece –por lo menos en la percepción estudiantil- prevalece en nuestra facultad.
Tras esta conversación a la que se sumó otro colega hacia el final, lo que entresacamos es que hay un largo camino por andar en el terreno de las didácticas; pues si bien es cierto algunos temas por su naturaleza obligan a hacer de la retórica un salva vidas, eso no quita que desde la experiencia, la imaginación y la creatividad docente, vayamos abonando el camino para que los estudiantes tengan expectativas frente al trabajo de corresponsabilidad que supone los nuevos protagonismos con que debe construirse un conocimiento desde el aula. Es decir, si bien es cierto hoy el proceso edcuativo se centra en el aprendizaje, esto no supone que el profesor deje de ser el facilitador, al contrario más que nunca frente a un proceso de suyo completo por la cantidad de agentes de mediación social que hoy desterritorializan los lugares y las formas convencionales del aprender, tiene que apelar a su oficio para acompañar a sus estudiates. ¿Estamos entendiendo el nuevo cariz de este oficio aquí en la Facico?