Las plataformas educativas pueden ser definida como aquellos sitios web en donde los profesores como sus estudiantes pueden configurar un espacio de colaboración educativa multimedial. Es decir, sitios web a través de los cuales se pueden gestionar recursos educativos en sus diversos formatos para mediar procesos de aprendizaje en línea. Ubicadas en el terreno de la educación e-learning, estas plataformas han pasado a representar una oportunidad para diseñar ambientes de aprendizaje on line o virtuales como complemento a lo que se trabaja en el aula en sus modalidades educativas presenciales.
Plataformas como Moodle, Carolina. Blackboard o Sakai son ambientes de trabajo donde la administración de cursos, el manejo de contenidos y materiales didácticos, favorecen el trabajo de gestión por parte de quienes las han incorporado a sus prácticas académicas. Al respecto, entradas en procesos de innovación educativa, de reformas en sus modelos pedagógicos o curriculares, ha correspondido a las instituciones educativas promover la implementación de las TIC a los procesos de enseñanza y aprendizaje, siendo las plataformas educativas, entornos de colaboración mediante los cuales se busca generar condiciones para la transformación de las prácticas educativas.
En ese contexto, la plataforma EMINUS de la Universidad Veracruzana, es un sistema para la educación distribuida que le brinda la oportunidad al docente y sus estudiantes de diversificar los caminos a través de los cuales se llega a una experiencia de aprendizaje. Con su versión 3.0, es posible señalar que quienes venimos empleándola desde sus versiones anteriores, hemos encontrado una evolución importante. Si se consideran algunos indicadores que velan por la calidad en el servicio de este tipo de plataformas , se puede decir que EMINUS alcanza la eficiencia en algunos de ellos: en lo técnico, en la organización de contenidos, en el manejo de información a los estudiantes, en los mecanismos de evaluación, en la transferencia de recursos y el propio entorno de ejecución, así como de sus tutoriales para la autogestión o autoaprendizaje de quienes quieren emplear la plataforma.
Si bien es cierto que aún falta un largo camino por andar en el uso y la apropiación de un ambiente de aprendizaje como este, lo cierto es que se está en ello, por lo que no estaría de más desmitificar mucho de lo que se dice desde afuera como de aquello que decimos quienes estamos dentro de estas dinámicas de trabajo docente. Es cierto que se invierte mucho tiempo en el trabajo de administración de este tipo de plataformas, por lo que faltaría que las instituciones educativas redimensionaran lo que supone implementar el uso de tales tecnologías en el contexto de un modelo presencial, acostumbrados como se está a que el profesor debe estar en el aula. Por parte del profesorado, aprovechar la ocasión para comenzar a reconocer que no todo pasa por el aula, ni tampoco que la tecnología sustituye el trabajo de acompañamiento. El problema no está en la plataforma como en la lectura y concepción que se tenga de ella.
Por otra parte, hay que hacer cultura con su uso, para ello prácticas y hábitos educativas, tanto de profesores como de estudiantes deben comenzar a modificarse. El inicio, es darse la oportunidad. Imaginemos y potenciemos. En lo personal nos ha tocado impartir clases empleando el salón virtual cuando los estudiantes deciden tomar un puente, cuando una parte del grupo esta en presencia y otro fuera cumpliendo con alguna actividad académica. Incluso en aquellos día de cierre de carreteras, nos tocó impartir un par de clases desde Veracruz a estudiantes de un posgrado en Xalapa. Ni qué decir de la claridad que exige para planear, decidir e implementar recursos. Allí está todo el curso y lo que esto supone: contenidos, materiales didácticos, fuentes de consulta en diversos formatos, criterios e instrumentos de evaluación; sistematización de lo que se hace como parte de las actividades y el cierre de un proceso de aprendizaje que se debe evaluar. EMINUS puede contribuir a inhibir ciertas prácticas relacionadas con la falta de claridad en cuanto a qué se avalúa tanto como aquellos casos cuando un estudiante asegura que entregó o no pudo entregar las tareas encargadas. Ahí hay respaldo de todo, siempre que el profesor lo planee y aproveche lo mejor posible las aplicaciones que para ello existen.
Eso sí, no esperemos que una plataforma educativa se recree en un entorno parecido a un foro, una página electrónica o una red social. Su lógica y disposición de herramientas o aplicaciones, tienen distintos objetivos. Ellas son para gestionar un entorno de aprendizaje colaborativo multimedial. Que falta mucho y pueden venir mejoras no lo dudemos (por ejemplo que las sesiones sincrónicas puedan grabarse para luego distribuirla entre los estudiantes), pero lo que hay por ahora sirve para lo que se pretende. En cómo lo aprovechemos está buena parte del chiste.