Minucias en la enseñanza de la investigación II

En esta ocasión, quiero compartir una serie de apuntes a los que suelo dar cabida espacios formales donde soy responsable del acompañamiento estudiantil para promover en ellos ciertas destrezas y saberes relacionados con la investigación, particularmente en el caso de quienes cursan sus estudios a nivel licenciatura, pues es ahí donde se encuentran vetas potenciales para provocar, incentivar o desencantar a quien puede o no, hacer de la investigación una experiencia además de formativa, para la vida misma.

Digo esto asumiendo la importancia que tiene la investigación formativa, es decir, la experiencia de pesquisa como un lugar desde el cual pensar estrategias pedagógicas para apuntalar algunos conocimientos que, desde la educación básica, han adquirido nuestros estudiantes universitarios. Esto porque al revisar los documentos que rigen la educación en México, es factible reconocer la pertinencia que tiene la enseñanza de las ciencias desde las edades tempranas, hasta llegar a la enseñanza media superior, donde los estudiantes además de conocer los diversos campos científicos, tienen la ocasión de vivir de cerca la forma en que el método científico puede funcionar para contribuir a resolver problemáticas en distintos ámbitos, según el campo disciplinario de que se trate. 

En esa tesitura, corresponde al docente apelas a sus competencias para enfrentar el acto de enseñar, dimensionar el papel que puede jugar la investigación como una suerte de eje transversal para potenciar ciertas destrezas entre los estudiantes. Se trata de ser conscientes del porqué cuando encargamos alguna actividad escolar, es importante que sepamos lo que estamos promoviendo en términos cognitivos como tecnológicos. En relación al conocimiento del medio ambiente abordado en enseñanza media, por ejemplo, ya los estudiantes tienen la oportunidad de explorar, observar, descubrir, registrar, de reflexionar sobre su entornos inmediatos o locales. Elaborar un breve ejercicio escrito, le da la oportunidad de vivir proceso mentales donde la representación, el desarrollo de ideas, la búsqueda de información, el manejo de ciertos conceptos, va abonando a la comprensión de lo que es una indagación más o menos ordenada, que encuentra como forma de salida un ensayo.

Si esto de la primaria al bachillerato se realiza, porque no pensar que como docentes universitarios, cuando planeamos y diseñamos una estrategia para el aula, podemos vincular lo que ocurre en ese espacio formal para la enseñanza-aprendizaje con el entorno y la vida cotidiana de nuestros estudiantes. Indagar, observar, descubrir vuelven a ser habilidades propias de la investigación que se estarían promoviendo con apenas una tarea relacionada con el contexto estudiantil, con la consulta de información en fuentes de referencia en sus distintos formatos. Solicitar como evidencia un producto que puede ser un resumen de lo vivido, una serie fotográfica que muestre una problemática, que selecciones una canción que les permita abordar un tema, son posibilidades que pueden conducir a proceso cognitivos propios de la investigación. El detalle estriba en la manera en que decidimos el formato para presentar el resultado de una experiencia de este tipo.

No han sido pocas las ocasiones en que he comentado a mis estudiantes de posgrado que se dedican a la docencia, la importancia de hacer explícito el porqué del uso pedagógico de ciertas herramientas para la enseñanza-aprendizaje, tales como los resúmenes, las tablas de contenido, los cuadros sinópticos, los esquemas, los mapas mentales, pues eso permite el desarrollo de habilidades cognitivas pero también técnicas que el estudiante puede dimensionar para que en el contexto de su aprendizaje, sin que se le pida, lo emplee o incorpore a sus hábitos de trabajo estudiantil y de aprendizaje. Después de todo, es un recurso, una experiencia donde lo intelectual pero también emocional, incentiva la experiencia del aprender. 

Si la Universidad Veracruzana en su Modelo Educativo al hablar de las experiencias educativas, señala que pueden ser entendidas «no sólo como las que se realizan en el aula, sino como aquéllas que promueven aprendizajes, independientemente del ámbito donde se lleven a cabo» (UV, 1999, p. 34), puede encontrar en actividades ligadas a la investigación esa experiencia transversal que vincula el aprendizaje entre el aula y la vida cotidiana. Por si esto fuera poco, más además se apunta en el mismo documento que «El logro de una formación integral para el alumno dependerá no sólo de los conocimientos recibidos en el aula, sino de la ampliación de los límites de los contextos de aprendizaje a diferentes ámbitos de la labor profesional y del desarrollo social y personal» (1999, p. 34). 

Como complemento a lo anterior, es el modelo integral y flexible de la UV quien nos propone a su comunidad académica, que reconozcamos a la investigación como un espacio formativo que «promueve el aprendizaje de habilidades de indagación, de observación y de reflexión que permiten el desarrollo del pensamiento lógico-formal, analítico y crítico que tendrá como finalidad principal la creación o generación de conocimientos. Además, fomentar el desarrollo de actitudes sistemáticas, metodológicas y éticas que son características en el rigor de la investigación científica» (UV, 1999, p. 34).

En fin que tenemos condiciones institucionales, las mismas que seguro se reproducen en otras instituciones de enseñanza superior, por lo que toca a sus académicos dimensionar el papel que juega la investigación, además y sobre todo de una experiencia formativa, como un recurso pedagógico del cual se puede echar mano para potenciar la preparación de nuestros jóvenes. Una pizca de comprensión e información, puede abrir múltiples ventanas y puertas.