A la generación 2017-2019 de la
maestría en Educación
Como suelo ser común, cerrar ciclos es una decisión al que -en ocasiones- buscamos la vuelta para no enfrentarnos al dilema de decir: «¡Me parece que hasta aquí he podido llegar!». No obstante cuando uno se atreve, no queda más que volver hacia atrás para meditar sobre lo hecho y alcanzar a reconocer lo que se ha quedado en el camino, frente a lo que sigue.
Tal es el caso de quien les escribe, pues hace un par de sábados tuve ocasión de cerrar un ciclo como docente colaborador en los programas de posgrado del Centro Universitario Hispano Mexicano, con quien tuve la enorme fortuna de colaborar durante 15 años ininterrumpidos.
Al escribir, recuerdo con claridad aquella primera ocasión cuando por recomendaciones de mi querida y admirada Adela Lagos Ramón, tuve ocasión de conocer a su hermana Gigi (q.e.d.), con quien a la larga también tuve ocasión de construir una amistad centrada en lo académico (pero también en el gusto por los tamalitos de anís y los toritos de cacahuate o guanábana), donde precisamente como coordinadora de posgrado en el CUHM, me permitió apostar por estrategias de trabajo, bajo el garante de un diseño curricular que terminó por ser efectivo y facilitar los procesos para la realización de proyectos de investigación en la modalidad de tesis.
La posibilidad de ser parte de aquel proyecto que me ha traído hasta aquí, es algo que debo agradecer por todo lo aprendido junto a generaciones de estudiantes que llegaron a los programas de Educación y Docencia, a quienes acompañaba en distintas asignaturas, destacándose los talleres de tesis; cursos que por su diseño curricular, garantiza para que, quienes ingresan a esos programas educativos, el último día de su clase puedan entregar su tesis de grado.
De aquel primer objetivo por realizar ejercicios que permitieran a los estudiantes reflexionar sobre su propia práctica educativa, pasamos por proyectos de intervención educativa hasta la planeación, diseño y ejecución de proyectos de investigación generadores de conocimientos.
A lo largo de estos años, muchos cosas pasaron. La gran mayoría para bien, desde aquel grupo de estudiantes que por su formación y trayectorias, generaron suficientes dudas como para dudar razonablemente de poder alcanzar las metas: que todos hicieran sus tesis. Fue una de las experiencias mejores que he tenido en posgrado, pues entre todos generamos un espacio de aprendizaje incluyente, gracias al sentido de pertenencia y al concepto de comunidad de aprendizaje y práctica, que se promovió.Finalmente lograron concluir sus tesis prácticamente todos los que ingresaron en esa generación.
Ni qué decir de aquella generación con la que cada inicio y cierre de curso, armábamos una comilona, la misma donde me encontré con una estudiante de para el segundo curso terminó por ser un ejemplo gracias a la forma en que se reinventó a partir de la estrategia con que trazó su propia agenda para concluir una tesis que indagaba de manera creativa en la emoción de los estudiantes de un jardín de niños.
Así hasta llegar a la última generación, el único grupo compuesto por puras mujeres, quienes daban cobertura educativa a todos los niveles y en diversos subsistemas educativos. El mismo grupo donde -previo a la última semana de clases- estaban angustiadas por los temores propios de una presentación final, en donde deberían exponer sus resultados, pero sobre todo demostrar que habían alcanzado una alfabetización académica que, conjugada con sus competencias en investigación, las definían como egresadas con cualidades para transformar sus prácticas académicas. Ese grupo donde una estudiante recordó lo que -invariablemente-, decía el primer día de clases: el último día todas, absolutamente todas las que hayan dado seguimiento y continuidad a su tesis, la podrán entregar terminada. Dijo que nadie creía. Yo -como siempre- les dije que confiaran. Como otras generaciones a quien di clases, así lo hicieron y hoy cuando tomen protesta para la obtención de grado, lo harán con su tesis bajo el brazo.
En verdad que agradezco la oportunidad que me dieron cada uno de los estudiantes a quienes impartí aquellas clases, pero sobre todo a una institución en cuyos funcionarios, siempre encontré apoyo y un trato digno para un docente colaborador.
Compromisos adquiridos como académico e investigador, me hacen hoy cerrar aquel ciclo, pues las condiciones que exige un trabajo de seguimiento permanente a una docena de tesis de grado, no es sencillo sino particularmente complejo, sobre todo cuando se trata de dar viabilidad a las expectativas e intereses con que llegan los y las estudiantes.
En fin.
Gracias por todo.
Comentarios
Estimado Dr. Genaro:
Siempre me es grato tener la oportunidad de leer sus reflexiones en su blog, y sin estar en este espacio académico al que se refiere, me permitió gracias a su claridad y calidez en su escritura percatarme del valioso proceso de formación en investigación que llevó a cabo durante 15 años en esta institución, en donde con su ejemplo, disciplina y motivación constante hacia sus estudiantes, logró que alcanzaran la meta de concluir su trabajo de investigación y superar sus propios límites. En el tiempo que tengo que conocerlo, usted es de las personas que deja huella, y que motiva a superarse y salir adelante.
Mucho éxito en sus nuevos proyectos.
Como estudiante de esta ultima generación, me resulta un poco nostálgico pensar en la ausencia que deja Dr en la maestría, pensar en las futuras generaciones que no podrán disfrutar de disertaciones teóricas sobre paradigmas y modelos de investigación, de sesiones intensas de trabajo académico aligeradas con canciones y pláticas informales.
Su dirección en estos dos años, sin duda fue una de las experiencias académicas más gratas de la maestría, me permitió conocer mis fortalezas, superar mis límites y motivarme a emprender un camino poco transitado pero sumamente noble y enriquecedor.
Aunque en ese cierre de ciclo tras la presentación de nuestros trabajos no se pudo externar, puedo hablar por todos aquellos quienes pasamos por esas aulas, al decir que ha dejado una huella en la vida profesional y académica de todos nosotros. Misión cumplida!
Gracias totales y todo el éxito en lo venidero.
Estimada Estela:
Coincido contigo, hemos estado allí para que en su futuro las cosas pinten mejor. Esperemos tod@s lo logren.
Saludos
Estimado Dr. Genaro ¡qué gusto leer su relato con tan cálidas palabras. Estoy segura que fueron 15 años de muchas experiencias gratificantes para usted y sus alumnos de posgrado, no dudo que ya ha dejado una huella en su formación. Como estudiante suya destaco que siempre hace mención que debemos tener seguridad en lo que conocemos y lo que hacemos, por ejemplo al elaborar una tesis, que vaya que a veces llega a ser un camino complicado aunque necesario. Estoy segura que sus alumnos lo recordarán con mucho cariño.
Hola Dr. Genaro,
Creo que es gratificante recordar el granito de arena, que los que nos dedicamos a enseñar a investigar, cuántos estudiantes han podido graduarse. Gracias a eso, podrán continuar su camino hacia otros rumbos y desarrollos académicos o profesionales.
Por mi parte nunca me imaginé a dónde me llevaría esta enseñanza.
Muchas felicidades !! Ha cumplido con su misión!!
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