A la experiencia educativa Análisis cinematográfico le tengo especial aprecio.
Fue el tipo de asignatura que me llevó a la docencia: en la FACICO con Taller de Cine I y en la Universidad Cristóbal Colón con el Taller de Apreciación cinematográfica, si mal no recuerdo su nombre. Lo que sí recuerdo con agrado, es que tengo un querido amigo y colega que, siempre que me saludaba cuando llegaba a la UCC, decía: «¡seguramente has dado tu clase de cine!», por el entusiasmo con que -decía- llegaba aquellos días, cuando por la tarde, daba una clase que hoy imparto por las mañanas, dos veces a la semana.
Y es que desde que tengo memoria el cine ha estado en mi vida desde aquellas noches cuando al tono de unos antojitos, nos disponíamos a ver en casa las viejas películas que el Canal 4 programaba sobre las ocho de la noche. Ya luego en mis pininos como reportero en el bachilerato, como apoyo a mi colaboración en un programa de noticias en la XEU de Cosamaloapan, me dieron un pase para ver las películas que el entonces Cinema El Patio, programaba cada fin de semana.
Ya después como universitario la suerte que tuve de acercarme al cine en términos académicos, sin duda contribuyó a dimensionar el disfrute de la experiencia en el consumo del Séptimo Arte. Ya como universitario y luego en el Departamento de Comunicación Social de la Vicerrectoría, el acercamiento fue pleno: tuve ocasión de acudir a la muestra de cine y el Tour de Cine Francés que entonces organizaba la UV. Acompañado muchas veces de mi señora madre y otras en solitario, disfruté de muchas cintas que difícilmente llegaban a la cartelera comercial, una cartelera que cuando la disfrutaba porque ya contaba con recursos para pagar mi entrada, me permitió a ver hasta dos películas en un día. Como en aquellas viejas matinee de finales de los 70 y principios de los 80 en el Cine Río de mi ciudad, donde formalmente me inicié como aficionado a un espectáculo sociocultural y emocional del que hoy sigo disfrutando . (Ya habrá ocasión de recrearnos en aquellos recuerdos, pues un puñado de anécdotas bien valen la pena traerlas a la memoria).
Aquella emoción que sentía entonces, es la misma que hoy me acompaña cuando imparto mis clases virtuales en esta coyuntura sanitaria. Y es que como tuve ocasión de reconocer apenas un par de semanas de iniciar el curso, me ha tocado un grupo de estudiantes con un backgroun y cultura cinematográfica como antes no había tenido. Si bien la última ocasión que impartí Análisis cinematográfico me me encontré con media docena de estudiantes con un conocimiento importante empírico del cine, que me llevó a proponer a 3 de ellos producir un programa de radio al que le llamados Permanencia voluntaria, hoy no ha sido igual por las propias condiciones que tenemos para disfrutar del cine en el contexto de la propia clase.
De tal suerte que planear, diseñar e implementar una actividad escolar para la enseñanza del análisis en cine, ha permitido contribuir no sólo al aprendizaje entre los estudiantes, sino a generar una experiencia estética y académica por igual. Por lo menos es lo que se logra reconocer en la calidad de los trabajos que entregan los estudiantes, sea a través de sus participaciones en el blog que diseñé al inicio del curso, como a través de sus podcast, el cartel, la infografía que hasta hoy han entregado, sin dejar de señalar la forma en que han hecho visibles la recuperación de información en lecturas que le he compartido a través del foro o en la sesión virtual para conversar que podemos hacer en Zoom.
Si a algo hemos estado cercanos en esta etapa de confinamiento, es a lo que algunos autores llaman «Transmedia pedagógica», pues al emplear EMINUS como una plataforma matriz para sesionar sincrónicamente (o de despegue, como a veces les digo y escribo), lugar donde se concentran las instrucciones para la realización de cada actividad, el sitio donde formalmente comparto fuentes de consulta y apoyo, sea en texto o video, particularmente; donde debo destacar el empleo de secuencias claves o memorables. en la historia del cine. A continuación el blog, espacio al que ligo desde EMINUS, y que empleo para contexualizar el ejercicio que haremos en la semana: allí abordo el tópico que conduce a la selección de la corriente cinematográfica, el género o el director del que quiero se haga el análisis. Después realizó algún apunte sobre la película que quiero que vean (suelo confirmar que está en línea, por lo que sólo una vez se las he compartido a través de One Drive).
En aquel momento que se considera pertinente compartir una fuente complementaria, desde el mismo texto que escribo en el blog, hipervinculo algún sitio on line especializado, comparto algún trailer de cintas de referencia, alguna entrevista con especialistas, entre alguna otra información que juzgo pertinente u oportuna.
El resultado son trabajos de alto valor académico por la forma en que los estudiantes siguen los criterios que se establecen para la realización de sus evidencias de aprovechamiento, pero también por el nivel de profundidad al que conducen sus análisis, siempre en congruencia con el momento en que se realiza la actividad, la misma que voy ligando al contenido curricular que vamos recorriendo.
En lo personal, lo mejor de la activación de cada actividad es que me lleva a buscar, consultar y descubrir material que aprovecho para recrear mi aprendizaje. Entre ello destacaría el acercamiento a películas que nunca había tenido ocasión de ver, y que gracias a YouTube pero también el servicio Streaming y la oferta para ver películas en línea que hay en Internet, hoy disfruto; pero también -y por supuesto- la posibilidad de revisitar películas clásicas, de culto, disruptivas, consentidas que han sido referencia en mi cultura fílmica como en mi propio aprendizaje emocional.
De cara a la etapa final del este periodo escolar, ya preparo junto a los estudiantes algo que nunca he hecho: producir una obra colectiva que integre los trabajos finales, la misma que podamos publicar a través de alguna de las plataformas que ofrecen el servicio gratuito para este tipo de ediciones.
En tanto, seguimos viendo cine de todas las latitudes. Sé que no dará tiempo para ver todo lo que quisiéramos, pero sin duda los estudiantes encarrerados como venían ya en torno al cine, espero que esta experiencia coloque en el recorrido de su tren cinematográfico, un durmiente más, que dé soporte a lo que autogestivamente hacen a diario, para que el acompañamiento que puedo darles por ahora, siga siendo un complemento en algo que es una experiencia vital de por vida: el goce del cine.
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