El confinamiento en lo familiar

Hace unas noches fue un pan de zanahoria. Como dijo ella, la verdad le salió bastante bueno aunque era la primera ocasión que lo hacía. Lo mismo ocurrió con unos brownies que antes se había atrevido a hacer; intentona que comenzó con unos beignets que ella y su hermanito habían visto que Tiana, la protagonista de la película La princesa y el sapo (Clements y Musker, 2009) hacía. Para esto, ya antes me habían hecho un requerimiento una mañana que iba al súper: traer carnes frías y un kit de quesos gourmet. Que se iban a poner a hacer pizzas. Total como estas, han sido otras las experiencias particularmente significativas que en casa hemos tenido en estos días de confinamiento.

Y es cierto, desde el principio Silvia y yo hablamos con nuestros hijos, para hacerles saber que se venía una experiencia extraordinaria, pues obligados por la pandemia, en México venía un confinamiento que preveíamos largo. Que teníamos que acostumbrarnos a nuevas dinámicas, a la necesidad de quedarse en casa para prevenir cualquier tipo de contagio, especialmente al ser su mamá parte de los grupos que se consideran vulnerables por su enfermedad. Como es de suponer, la alimentación y las clases en línea han sido 2 de los puntos más sensibles; los mismos que hemos enfrentado con todos los asegunes propios de un enclaustramiento que obligaba a nuevas prácticas y hábitos para las que no estábamos acostumbrados.

En el caso de la alimentación, al no contar con el apoyo de Caro, la señora que tres días a la semana nos apoya, ha correspondido a Silvia hacer de la cocina un espacio de confirmación y experimentación. Confirmación pues siempre le he dicho que a ella la cocina se le da, aunque nunca le ha gustado; de experimentación porque por primera vez se ha atrevido a probar la elaboración de comidas que antes no imaginó querer ni poder hacer. Así, hasta el pozole rojo ha pasado a ser parte de un menú hogareño que antes del confinamiento sólo disfrutábamos cuando lo comíamos en otras casas o algún restaurante hace algunos años.

En lo educativo, mis hijos como mi esposa, han tenido que vivir experiencias diversas, tensas, duras. Mi hija Ximena porque -como toda adolescente- parte del hecho que ella lo sabe y controla todo, lo cierto es que, en algunos momentos, tuvimos que levantarle la voz para tratar de hacerla entender de lo que era ser estudiante en un estado de excepción como el que vivimos por estos días. MI hijo Emilio, en medio de su renuencia de inicio y lo distraído que suele ser, tuvo que medio acostumbrarse a tener sus clases en distintos dispositivos, hasta que logró acomodarse en una vieja laptop de su mamá. Eso sí, tuvo que venir un momento de «la chancla» para poner un «hasta aquí» una mañana que lo lucreciano le salió por los poros. (Este es un chiste familiar). 

Por su parte Silvia, esta mujer a la que tanto admiro por su entereza y el temple para enfrentar su enfermedad, tuvo que mediar y ser un enlace eficiente en un entorno para el que ninguna madre fue preparada: asistiendo a mi hijo pequeño, hablando con sus maestras, con otras madres de familia, para procurar atender en lo inmediato, pero también en las tareas y actividades que dejaban en sus clases de español, matemáticas, conocimiento del medio, de inglés o de cualquier otra asignatura; para solicitar reuniones virtuales con sus tutores como también para pedir a la maestra Carla que le echara una llamada a Emilio, para que entendiera lo importante que era poner atención y hacer las actividades propias de la escuela. Incluso en sesiones extraordinaria, en horarios y días diferentes a los «normales» en medio de esta contingencia que llevó a hacer de lo «anormal», algo regular. 

En lo personal, cuando tenía ocasión de participar y colaborar lo hice. Especialmente para trabajar con Emilio en algunas de sus tareas, para participar en las reuniones que tuvimos con algunos de los profesores de Xime, incluida su tutora, pues había preocupación ante la falta de cumplimiento de mi hija de muchas de sus actividades. Afortunadamente, en medio de la situación y en respuesta al requerimiento de la propia SEP, el colegio y sus profesores decidieron dejar abierta las entregas de tareas en un periodo extraordinario. Así que en algunas noches, me quedé con ella hasta tarde para apoyarla y monitorear que cumpliera con todas las tareas pendientes, para lo cual, una noche previa, Silvia entró a la plataforma y enlistó todo lo que le faltaba. Como suele ser con estos jóvenes de ahora, mi hija juraba y perjuraba que ya todo lo tenía. Tuvimos que pedirle entrara a la plataforma para  Silvia le demostrara lo contrario. Terminó haciendo casi todo lo pendiente, lo que le requirió una semana, cuando pudo haberlo hecho en un par de meses previos. 

En fin, que algo de lo aquí apuntado, ha sido la vida familiar en el confinamiento. Nos hemos metido todos en la misma habitación para ver películas comiendo palomitas hechas por Xime, discutiendo con Emilio para determinar cuál ver, pues ya ha visto todas las infantiles. Ha habido algunas noches que hemos jugado a la lotería o el «Toma todo», pero sín duda lo que ha predominado entre sus prácticas, es seguir a sus youtubers favoritos. Ella a Karla, una joven de Xalapa, Ver., que habla sobre cómo hacer más atractivas las entregas de tareas en físico, o viendo conciertos de sus grupos favoritos del KPop; mientras que él, siguiendo a Los compas o emocionandose con las aventuras de Lina una youtubers argentina que en video transmite sus aventuras; aunque también en los últimos días lo ha combinado viendo la serie del Rey Julien, o jugando en el celular de mamá.

En términos generales, estas han sido dinámicas y nuevas prácticas hogareñas, a las que no les ha faltado «la pimienta y la sal» ante el desacuerdo o la discusión en la que por momentos nos metemos Silvia y yo, nada que en 10 minutos no se haya dejado atrás.

Un pendiente que sin duda tenemos, es jugar más juegos de mesa. Lo hicimos al inicio pero se fue diluyendo en el camino. Esa es una tarea de la que hemos hablado Silvia y yo, pues debemos hacerlo más seguido, pero por una u otra razón, ha quedado para después. 

Total, esta es parte de la experiencia familiar en este periodo de confinamiento. ¿Y a ustedes cómo les ha ido?

 

Comentarios
  • Genaro Aguirre Aguilar
    2020-06-29 10:48 AM

    Martha:
    Agradezco tus comentarios. Sin dudas las experiencias suelen ser diversas y, en ese sentido, sería muy bien compartirlas. Al respecto de lo que dices, es cierto, las mamás juegan un papel primordial y en tu caso seguro sabes la complejidad que esto supone, especialmente ante la necesidad de una educación con características diferentes.
    Sobre las voces de los estudiantes, esa sería una magnífica oportunidad que espero las instituciones recuperen.
    Por mi parte, estoy preparando un texto junto a mi hija Ximena que -seguro- compartiré por aquí
    Gracias en verdad

  • Martha Castro
    2020-06-29 10:35 AM

    Estimado Genaro!
    Agradezco el compartir de tu experiencia familiar! Me encanta estar leyendo la vida familiar en la convivencia con los hijos. Esta es la experiencia de muchas familias. Me imaginaba yo misma, mientras leía, cómo me hubiera ido a mí con las tareas… con la comunicación con sus maestros… pues yo solía ser firme, sin dejar de darles un lindo acompañamiento a mis hijos, y también a algunos maestros, creo, a quienes tuve que explicar qué era la dislexia, y la hiperactividad y falta de atención de Pavel y Darius, respectivamente. Experiencias que en las mamás puede desarrollar sus dotes de psicólogas, terapeutas.

    !Felicidades para Silvia y para ti, por su entrega; y también para Emilio y Karla por las experiencias ganadas! Gracias por compartir una experiencia de la vida real familiar, durante la contingencia y haciendo tareas escolares, pues es muy fácil convivir en la recreación y no tanto en la obligación. Sería fabuloso tener un narrativa de los hijos, también. Con frecuencia viven experiencias muy valiosas que vale la pena compartir también, miradas que a veces nosotros no alcanzamos a ver.

    Muchas felicidades, Genaro por invertir también, en la educación de tu hogar.

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