Partiría de algunas experiencias personales.
En aquellos años cuando pude encontrarme con algo vinculado a la investigación en bachillerato, sin duda me pasó de noche, pues en aquellos días lo que menos me interesaba era ser estudiante. Luego en la universidad, la investigación se cruzó en mi camino por dos vías: la primera en el aula y la segunda con una invitación para formar parte de un equipo que participaría en un proyecto en red a nivel nacional. En el primer caso, no puedo decir propiamente fue afortunada la experiencia, pues los formalismos y las convenciones que caracterizaban la enseñanza de la investigación me resultaron poco atractivos; hasta aquel día cuando un profesor aceptó acompañarme en la aventura de hacer mi tesis, cuyo móvil no era responder a un problema como se me requería, sino explorar en un fenómeno que por aquel entonces -como hoy día- me interesaba: el cine y la vida cotidiana.
En el otro caso, preferí declinar la invitación pues venía de una profesora con quien -por aquel entonces- no sentía afinidad, justo en aquello días cuando lo ideológico se anteponía a lo razonable en la toma de decisiones que caracterizaban mi vida estudiantil; por lo que puedo decir, no tuve -precisamente- conciencia de lo que aquello representaría más tarde en mi vida profesional como académica, pues una vez que decidí ingresar al posgrado, desde el primer día tuve que reconocer mi equivocación. Y en verdad, me dolió.
Traídas al presente aquellas experiencias, debo decir que la forma en que entiendo y procuro la enseñanza de la investigación, parte de aquellas concepciones que adquirí en el aula para tratar de desmontarlas y tomar una «sana distancia» para tratar de repensarlas y con ello redefinir planteamientos sobre la enseñanza para procurar estrategias que generen itinerarios educativos, donde la formalidad académica en el abordaje de los contenidos curriculares se acompañe de un puñado de propuestas lúdicas que despierten el interés y las expectativas entre los estudiantes universitarios.
En el itinerario educativo por el que se apuesta es recupera la vida cotidiana, las experiencias que conforman los saberes empìricos de los jóvenes; para que vayamos abordando, explorando, indagando, probando las formas en que temáticas relacionadas a la investigación y sus métodos, sienten las bases para luego entrar al terreno de lo formal, leyendo, conversando, investigando, produciendo evidencias de aprendizaje que generen oportunidades para aprender algo en torno a la investigación disciplinaria.
Sin perder de vista que se forman para ser profesionales en una disciplina, que hay un eje curricular en investigación, vamos entretejiendo maneras diversas para que los estudiantes manejen información pero también vayan mostrando algunas habilidades investigativas genéricas, para luego explorar en algunas específicas; decisiones que se toman en consideración a la profesión en la que se forman, pero sobre todo, en lo que posibilitan los objetivos de aprendizaje de los cursos como el propio eje curricular y la disposición o distribución de la experiencias educativas a lo largo del mapa curricular de la licenciatura.
Así, por estos días, he concluído con mis estudiantes el abordaje del paradigma y método positivista, por lo tanto en el tratamiento procuré ser lo más convencional para estar en sincronía con ese tipo de racionalidad, desde donde lo ontológico, epistemológico, teórico y metodológico permite medir y explicar problemas sociales. Por ello, la lectura, la revisión de charlas con especialistas, la apertura de foros virtuales y un examen, han permitido el recorrido de un itinerario centrado en las convenciones para acercar a este enfoque a los jóvenes; lo que no impidió que en algunas evidencias de aprendizaje también se hayan incorporado actividades lúdicas.
Por ejemplo, cuando les he pedido la elaboración de cuadros comparativos, cuestionarios a partir de fuentes de consulta en formatos de video o audio, se les ha dicho las razones y el sentido que tienen tales herramientas en términos investigativos para el manejo y organización de información, pero también porqué es importante para sus procesos cognitivos. Tal cual la oportunidad para hacer visible estos aspectos, como el día que les pedí una matriz epistémica, en donde me hablaron de sus gustos culinarios, musicales, lectores, televisivos. Como complemento y ejercicio lúdico en esta ocasión, les he pedido la elaboración de un folleto informativo y una historieta.
En el caso de la historieta, han empleado una plataforma que tengo contratada para la elaboración de ese tipo de materiales; lo que no impidió que les hablará de la forma en que se vincula con el examen parcial programado y el folleto, caminos que finalmente los llevan al mismo puerto: mostrar qué tanto manejan información sobre este enfoque, qué tan hábiles se muestran para recrear contenidos; cuando de esa información logran resignificar en el contexto de su aprendizaje.
Lo teórico y heurístico como ejes formativos que promueve la UV.
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