El consumo audiovisual y sus nuevas formas: de la TV tradicional al streaming

La primera experiencia que pude tener «viendo cine» en línea, fue con la cinta La Colombiana (Megaton, 2011). Después de muchas recomendaciones e insistencia para ver películas en internet, junto a mi esposa, nos dispusimos a hacerlo. No obstante, en aquel entonces, la experiencia no fue nada grata. Sea por el proveedor de servicios de internet o bien por la propia naturaleza de la plataforma en la que queríamos ver aquella película, fue imposible: cada 10 minutos la cinta se detenía y teníamos que esperar otro tanto para continuar viéndola. Total que desistimos en aquella ocasión.

Tuvieron que pasar muchos años, para volver a intentarlo. En esa ocasión, las condiciones tecnológicas y la calidad en ese tipo de servicio OnLine que las empresas o plataformas que ofrecen, habían mejorado sustancialmente, sin dejar de señalar el menú de posibilidades con las que para entonces se contaba. Sin embargo, aun cuando la experiencia fue menos atropellada, no terminó de convencernos. Así que volvimos a esperar un tiempo, hasta que llegó la tecnología que trasladó este tipo de experiencia en el consumo televisivo, a la misma TV.

En ese contexto, la historia ha mostrado cómo de la TV abierta pasamos por la satelital (cómo olvidar el paisaje urbanos y las antenas parabólicas encima de las casas), para que luego llegara la televisión de paga con DirecTV y Sky, empresas proveedoras que más tarde tendrían que repartirse el mercado con servicios de cable (de Cablevisión a todos los que hoy son proveedores de este tipo de servicio) y lo último: el servicio streaming, que si bien pasa por la oferta musical, queremos centrarnos en lo que ha representado en la experiencia televisiva de quienes tienen las posibilidades económicas de contratar un servicio de Internet y con ello un potencial servicio de televisión de paga que, junto a un televisor que disponga del hardware correspondiente, pueda estar en condiciones de recibir también un servicio streaming.

Sin que esto suponga que la experiencias de consumo televisivo que se tiene desde hace años modifique las prácticas y hábitos en todos los públicos de la misma forma, lo cierto es que algo ha cambiado. Esto porque aun contratando Megacable o Dish, por ejemplo, si alguien tiene arraigado el hábito de consumir contenidos de la televisión abierta, seguramente, lo seguirá haciendo; por ello al llegar a un consultorio médico, podemos encontrarnos con Betty La Fea o La Rosa de Guadalupe.  Lo que no tendría que impedir señalar que quizá, en esto opere lo generacional, pues corresponde a las nuevas generaciones, apropiarse de manera significativa de este tipo de experiencias novedosas en el consumo de contenidos audiovisuales.

En el caso de quien escribe, hay que decir que se ha pasado por todos los proveedores que brindan servicio de internet en la conurbación Veracruz-Boca del Río, pero sólo con el último nos hemos acomodado y potenciado la posibilidad de ampliar el menú de esa otra televisión que gracias al desarrollo tecnológico, hoy puede llegar hasta nuestras casas. Hoy que escribo esto, recuerdo que fue un estudiante de la facultad de Ciencias de la Comunicación, quien de visita en el cubículo, nos comentó a un servidor y un colega con quien comparto ese espacio, que había contrato NetFlix. Si la memoria no me falla, era en aquellas primeras semanas cuando este servicio de streaming aún se anunciaba en la TV, y quien nos dijo que, para entonces, tenía un catálogo de unas 100 películas.

Ahora cuando además de ese proveedor hay muchos más que ofrecen alternativas distintas para vivir experiencias de consumo televisivo, es de destacar lo que  también representa reconocer que ciertos televisores ya cuenten con una tecnología que eleva la calidad de la imagen, permiten disponer de un hardware que favorecen también acceder a servicios de televisión gratuitas, que sólo pueden ser posible a partir del acceso a internet. Por ejemplo las televisiones con tecnología Android permiten acceder a la paquetería propia de Google, o Roku, quien facilita el acceso servicios televisivos como Vix, Butaca TV, Pluto TV, entre otros.

Así que en un contexto como el que hoy se vive, para los gustos más exigentes, hay un horizonte de posibilidades: sea en el terreno de la cinematografía como de seriales televisivos. Si se quiere ver cine norteamericano para reproducir los hábitos y gustos de la cartelera comercial, están las tales producciones; pero si se quiere explorar en aquellas películas que solo se reseñan cuando había algún festival, existe esa posibilidad: cine iraní, chino, chileno, canadiense, palestino, finlandés, tailandés, del centro de Europa, y mucho más. Ahora que si se quiere tener acercamientos a otro tipo de narrativas televisivas, también hay para gustos exquisitos que busquen rarezas.

En lo personal, por gustos familiares (desde Emilio y mi hija hasta alcanzar a su señora madre y quien escribe), solemos tomar una sana distancia de lo que es fácil hallar en la cartelera comercial, al menos que sea un requisito para tener de qué hablar con algunos pares; pero si no, se opta por un consumo alternativo: cine y seriales coreanos o japoneses, películas europeas, sudamericanas, del medio oriente y una que otra africana.

Así, últimamente nos hemos acomodado muy a gusto con seriales nórdicos; lo que nos da oportunidad de acercarnos a representaciones y recreaciones de historias dramáticas o truculentas desde una estética distinta, donde el tratamiento de los personajes suele distanciarse de la plasticidad psicológica y conflictiva a la que nos suelen acostumbrar los modelos sajones. En fin, que la TV ahora más que nunca es una ventana a un mundo… de posibilidades para vivir una experiencia de consumo televisivo diferente, por lo que el horizonte de recreación de la vida y sus matices, hoy puede pasar por narrativas a las que no teníamos acceso antes.

Eso sí, se debe ser razonable como para no querer contratar todo lo que ofrecen estas empresas, sin dejar de señalar la disposición del tiempo para invertir en aquello que queremos ver, pues si bien ahora no hay que esperar toda una semana para ver el capítulo siguiente de alguna serie, no tenemos que hacerlo en una sola sentada. Sin dejar de apuntar y reconocer que no hay como tener acceso al mundo, por distintas vías. La música y la lectura, son otra historia.

¿Y en ustedes cuál ha sido la experiencia?

 

Comentarios
  • Anónimo
    2020-12-03 7:17 AM

    Adela :
    Gracias querido Maestro, personalmente mi experiencia se ha diversificado y a veces me desvela y pasa por escuchar y ver en otros idiomas y hacer karaoke en diversos idiomas. Para algunos grupos sociales ha sido diversión aparte… abrazos y enhorabuena por este as reflexiones. Saludos cariñosos.

    Mi estimada Adelan:
    Bien lo dices. La forma en que se puede aprovechar este servicio puede llegar a ser tan infinita, como la imaginación y las ganas lo determinen. Si algo tiene, es el poder (mas o menos, tampoco tanto, pues no deja de ser un menú), de decidir sobre lo que se quiere y cómo disfrutar de la programación, en su formato y género.

  • Adela
    2020-12-02 9:42 AM

    Gracias querido Maestro, personalmente mi experiencia se ha diversificado y a veces me desvela y pasa por escuchar y ver en otros idiomas y hacer karaoke en diversos idiomas. Para algunos grupos sociales ha sido diversión aparte… abrazos y enhorabuena por este as reflexiones. Saludos cariñosos.

  • Anónimo
    2020-12-02 9:09 AM

    @Ferrer Arturo
    Estimado Ferrer:
    Agradezco el comentario que me haces.
    Y sí, consideraré la propuesta que me haces. Estoy convencido que vale la pena redescubrir la televisión abierta como para seguir entretejiendo una experiencia que parece que ya no tiene vigencia, pero lo «viejo», siempre regresa.
    Con relación al streaming musical, bien señalas, es mayor al televisivo. En alguna entrega anterior, hice un apunte al respecto, pero sin dudas, a la luz del consumo musical, hay que detener a reflexionar sobre él.
    Gracias

  • Ferrer Arturo
    2020-12-02 8:51 AM

    Me parece muy atinado este texto en este contexto. Rima aparte, quiero pedirte que también comentes algo sobre la experiencia de seguir viendo televisión abierta, porque a pesar de lo que parece, sigue siendo consumida en el mundo como para redescubrirla. Así también espero que en otra entrega abordes el streaming musical, que tiene una oferta más añeja que la audiovisual y que también se presente en formas inusuales que el consumidor ha generado por su cuenta. Te mando un fuerte abrazo amigo y espero pronto regresar a compartir cubículo y tener estas conversaciones de manera presencial.

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