Entre creer y no creer… Esa no es la cuestión

Para Jorge y José Manuel

Suelo decir que no soy creyente pero que tengo dos amigos suficientemente cercanos a lo religioso y espiritual, como para reconocer en ellos a un par de botones de aspectos que me congratulan en la vida, sin dejar de mencionar que provengo de una familia profundamente creyente.

Quienes me conocen saben no tengo ninguna dificultad de reconocer lo imprescindible y significativo que es dar cabida en la vida de una persona a las creencias que conduzcan a estados de fe, en cualesquiera de sus acepciones. Quizá sea resultado del aprendizaje desde aquellos días cuando participè de un escarceo cercano al adoctrinamiento al prepararme para la llamada Primera comunión, en el catecismo sabatino; de allí que, con los años, al escuchar a mi abuela quejarse porque un primo mío había decidido explorar en una religión cristiana, le dijera que lo dejarán y que -en todo caso-, tendríamos que preguntarnos qué fue lo que dejó de encontrar en la confesión religiosa de la que decidía distanciarse.

Tal vez porqué cuando adolescente me di la oportunidad explorar y descubrir maneras de reconocer lo diverso. Tal fue el caso de la familia protestante de un primo lejano que me invitó a acudir a su iglesia en el barrio, al «culto» recuerdo que decían, lo que hice durante un tiempo hasta sentir que aquello no era lo mío; lo que no impidió que tiempo después, cuando un par de encorbatados tocó a la puerta en casa, se les abriera y junto a mi padre hayamos acudido a algunas reuniones vinculadas a la Iglesia de los Santos de los Últimos Días; incluso que tuviera la oportunidad de recorrer algunas páginas del Libro del Mormón y leer la historia de su fundador Joseph Smith. Ya más tarde, en la universidad, tuve a un compañero del que me hice buen amigo, quien en algunas pláticas que tuvimos me habló de su iglesia, cuyo resultado fue leer un libro sobre la misma, lo poco que recuerdo es que fue una lectura particularmente agradable y en ciertos casos iluminadora.

Por aquellos años de universitario, a través de la lectura volví a leer una pequeña obra que, en la casa de un padrino a quien visitamos en los años de adolescencia, conocí y la verdad no recuerdo si mi madrina me lo obsequió o yo lo sustraje prestado sin haberles dicho. Anduvo rodando en casa muchos años y en él se narraba la historia de un soberano babilónico cuyo nombre se me quedó muy grabado: Nabucodonosor II, a quien luego me encontraría en algunos pasajes bíblicos.Y es que cercano a las religiones llegué a estar hasta entrada mi juventud.

Aun recuerdo aquellos domingos cuando acompañaba a mi mamá a la misa de doce, una hora que me pasaba a medio camino entre escuchando el sermón y viendo las imágenes y los vitrales que están en la cúpula principal de la Iglesia de Cosamaloapan, Ver., así como aquellas profesiones del 12 de diciembre para celebrar el día de la guadalupana. De aquellos días, todavía recuerdo sus cánticos, como ese humor de un tío, quien en misa se la pasaba susurrando cosas que me causaban alguna sonrisa.

En esa búsqueda de búsqueda y descubrimiento, di un salto al terreno místico, filosófico, paranormal y hasta en «lo oculto», a través de la literatura: de Santo Tomás de Aquino, cruzaba la calle y leía a Nietzsche, pero también la historia de Jesús contada por Rius (ya se pueden imaginar en qué tono) o me tropezaba en el tiradero de libros de Chedraui con algún texto que convocaba mi atención, como El Kybalion, por ejemplo, una obra que disfruté y me acompaño algunos años.

De Nietzsche, debo reconocer leí el obligado Así hablaba Zaratustra, pero puedo decir que un puñado de su obra pasó a ser  parte de mis referencias existenciales cuando universitario: La Gaya ciencia, El Anticristo, Humano, demasiado humano, Ecce Homo, algo anidan en el baúl de los recuerdos. Todos publicados por Editores Mexicanos Unidos. Lo mismo que ocurriera con Hermann Hesse y su Bajo las ruedas, El lobo estepario, Demian y Siddhartha. Por cierto, el primero lo llegué a leer unas dos o tres veces e invariablemente, siempre terminaba con un cierto malestar en la cabeza. Por cierto, tampoco le di la espalda a algunas lecturas que llegué a encontrar en la casa de mi abuela Tema, pero esa es una historia de la que espero dedicarme en otra entrega.

El resultado de todo esto terminó siendo un amasijo de expresiones y experiencias que anidaron y fueron importantes en algún momento y pasaje de mi vida, ni duda cabe. Estos han sido parte de los derroteros en mi vida, en busca no sé exactamente de qué, pero que sin duda ma han marcado. Hoy desconozco la forma en que mis estudiantes van construyendo su diario vivir a propósito de lo espiritual, sus formas de fe, sus creencias.

No sé a cuenta de qué, pero en este momento recuerdo que en algún momento de su vida, mi hijo Aldo me llegó a decir que si ya sabía que el mundo se iba a acabar.  Le pregunté porqué decía eso y me habló de un manuscrito Maya que luego sería muy referido. Lo escuché y recuerdo que le dije… «Mira papi, todos los días para alguien, en algún momento, el mundo se termina».

En fin, que entre el creer y el no creer, hay una serie de matices, de experiencias que me han traído hasta aquí; sin duda, algunas de las razones para pensar en un siguiente proyecto de investigación, para indagar, explorar, descubrir y tratar de entender los itinerarios en torno a las creencias y nuevos estados de fe que alcanzó a intuir, a percibir, a oler entre una generación de jóvenes con los que a diario me encuentro en el aula, en las redes, en los espacios de representación; nuevas narrativas en torno al mundo que les ha tocado vivir.

Comentarios
  • Romeo Ahuja
    2021-03-03 10:54 PM

    Una de las tesis centrales de Yuval Noah Harari, un historiador israelí, es que nuestra especie humana ha avanzado tanto gracias a los mitos. Este autor señala que los seres humanos tenemos dos capacidades que nos distingues de otros animales: la de comunicación y la de cooperación a gran escala. Estas capacidades están atadas a la creencia en los mitos; es decir, ficciones, relatos que amalgaman nuestro sistema social.

    En tal sentido, considero pertinente que usted investigue sobre estos temas, toda vez que forman parte de todo lo que somos socialmente.

  • Anónimo
    2021-03-03 8:36 PM

    Jaime Rojas :
    Me agrada y me siento identificado con la manera en que se fue apropiando de diferentes ideales para contruir su propia perpectiva y doctrina, recordemos que crear criterios propios de todo lo que nos rodea es uno de las virtudes más grandes del comunicador y que siempre debe poner en practica, considero que es importante cuidar lo que consumimos que pudiera afectar nuestros ideales ya que todo contribuye y construye la narrativa que nos inventamos.

    Jaime
    Gracias por su comentario
    Es cierto, lo importante es vivir pero también tomar distancias para alcanzar a contruir aquellos que nos llena. Y esto puede tener distintas vías.
    Saludos

  • Anónimo
    2021-03-03 8:34 PM

    Amarantha Chávez :
    Durante mucho tiempo estuve en una situación que con los años se convirtió en disyuntiva. Al igual que usted, vengo de una familia conservadora, religiosa e incuestionable, por lo que era lógico que en mi ir y venir al catecismo decidiera participar en la primer convocatoria para el coro de niños de mi comunidad. Me gustaba cantar y aprender cosas sobre «ese ser Todopoderoso» que tanta paz le daba a mis abuelos.
    Fui integrante durante ocho años. Muy a pesar de todos los sermones con los que difería, estar ahí se había convertido en un «lugar seguro» para la paz que en casa no encontraba. Entrando a la prepa, además de no tener tiempo para asistir, mis hábitos de lectura y la investigación de otras corrientes y teorías me permitieron abrir el panorama y cuestionarme realmente qué era lo que quería y lo que estaba haciendo. Ni se diga cuando entré a la univerdad.
    Indagar y perseguir la duda es lo que nos lleva a encontrar caminos que realmente nos llamen, y no estar en los de siempre sólo por compromiso familiar.

    Amarantha
    Gracias por su comentario.
    Ese sentido de la seguridad me resulta conocido. Es un sentido miento que duele acompañarnos cuando tenemos ese tipo de experiencias. En su caso tuvo también la fortuna se tener vivir desde adentro emociones que ya luego pudo cuestionar, pero lo vivido antes, es muy importante.
    Saludos

  • Anónimo
    2021-03-03 8:30 PM

    Yanelli Aburto :
    Al igual que usted y la gran mayoría, crecí rodeada de personas religiosas.
    Todos hablaban de un ser todo supremo que lo había hecho todo y no solo eso, sino que ‘perfecto’. Eso despertó en mí cierto interés por conocer más.
    Al principio fue como como una búsqueda, en realidad no sabía que era eso que quería encontrar. Tal vez seguridad, quizá sólo lo confundí con mi propia búsqueda. Lo que sí, es que parecía que nada llenaba mis expectativas.
    Solo eran instantes promesas, efímeras sensaciones de sanación. Pero ¿y qué más?
    Tanta información y todos hablado sobre su “verdad”. Tal parecía que los placeres estaban prohibidos, me parecía tan absurdo que ciertos alimentos, bebidas e incluso actividades no se pudieran consumir o hacer.
    Hoy en día, solo me quedan las memorias, quizá con una híbrida práctica de fe hacia esa fuerza, que me da esa confianza de un por venir; ese posible vacío que -de cierta forma- te provoca la fe, me incita a hacer un análisis de mis acciones, experiencias, aprendizajes, hacia una introspección y una auto reflexión -incluso un tanto existencialista-.

    Yanelli
    Agradezco sus comentarios.
    Sin duda lo que comenta puede ser la experiecian de cada uno de nosotros, pues es un proceso de aprendizaje que solemos vivir. Ya después tica hacer uso del libre albedrío y con ello reinventarnos. Gracias por su confianza

  • Yanelli Aburto
    2021-03-03 7:41 PM

    Al igual que usted y la gran mayoría, crecí rodeada de personas religiosas.
    Todos hablaban de un ser todo supremo que lo había hecho todo y no solo eso, sino que ‘perfecto’. Eso despertó en mí cierto interés por conocer más.
    Al principio fue como como una búsqueda, en realidad no sabía que era eso que quería encontrar. Tal vez seguridad, quizá sólo lo confundí con mi propia búsqueda. Lo que sí, es que parecía que nada llenaba mis expectativas.
    Solo eran instantes promesas, efímeras sensaciones de sanación. Pero ¿y qué más?
    Tanta información y todos hablado sobre su “verdad”. Tal parecía que los placeres estaban prohibidos, me parecía tan absurdo que ciertos alimentos, bebidas e incluso actividades no se pudieran consumir o hacer.
    Hoy en día, solo me quedan las memorias, quizá con una híbrida práctica de fe hacia esa fuerza, que me da esa confianza de un por venir; ese posible vacío que -de cierta forma- te provoca la fe, me incita a hacer un análisis de mis acciones, experiencias, aprendizajes, hacia una introspección y una auto reflexión -incluso un tanto existencialista-.

  • Amarantha Chávez
    2021-03-03 11:29 AM

    Durante mucho tiempo estuve en una situación que con los años se convirtió en disyuntiva. Al igual que usted, vengo de una familia conservadora, religiosa e incuestionable, por lo que era lógico que en mi ir y venir al catecismo decidiera participar en la primer convocatoria para el coro de niños de mi comunidad. Me gustaba cantar y aprender cosas sobre «ese ser Todopoderoso» que tanta paz le daba a mis abuelos.
    Fui integrante durante ocho años. Muy a pesar de todos los sermones con los que difería, estar ahí se había convertido en un «lugar seguro» para la paz que en casa no encontraba. Entrando a la prepa, además de no tener tiempo para asistir, mis hábitos de lectura y la investigación de otras corrientes y teorías me permitieron abrir el panorama y cuestionarme realmente qué era lo que quería y lo que estaba haciendo. Ni se diga cuando entré a la univerdad.
    Indagar y perseguir la duda es lo que nos lleva a encontrar caminos que realmente nos llamen, y no estar en los de siempre sólo por compromiso familiar.

  • Jaime Rojas
    2021-03-02 11:28 PM

    Me agrada y me siento identificado con la manera en que se fue apropiando de diferentes ideales para contruir su propia perpectiva y doctrina, recordemos que crear criterios propios de todo lo que nos rodea es uno de las virtudes más grandes del comunicador y que siempre debe poner en practica, considero que es importante cuidar lo que consumimos que pudiera afectar nuestros ideales ya que todo contribuye y construye la narrativa que nos inventamos.

  • Ernesto García Hernández
    2021-03-01 1:11 PM

    Al igual que usted yo reconozco a las Persona de mi entornos la cabida hacia la creencia de algo mayor, de algo supremo que sin duda forma parte o es un factor en la que las personas se consideren seguras o respaldadas. Dando fe y esperanza en la vida. Yo crecí en una familia católica y fui inculcado a esos ideales. Conforme fui creciendo los desafié de alguna forma y comencé a identificarme como ateo de una magnera «ignorante» quizá porque realmente ese creer igualmente fue sin fundamento y sin razones de ser. Parte de la moda y las influencias que afectaron mi persona. Poco a poco he experimentado más y leído más pero quizá no lo suficiente. Actualmente me considero Agnóstico pero es lo increíble de las individuos, las creencias y religiones. Quizá simplemente no encontraste la tuya o realmente aún tengo mucho que conocerme. Concuerdo que hay diferencia entre creer y crecer, por ello es que me atrevo a decir que tal vez mi idea de agnóstico se transforme en algo más dentro de unos años. Estos temas sin duda son algo que ameritan reflexión profunda. ¿Quién soy? ¿Que soy? ¿En que creo?.

  • Anónimo
    2021-02-08 11:33 AM

    Lalo:
    Es algo que suele ocurrir. Lo cierto es que muchas prácticas y hábitos se han venido modificando. Incluso te comento que en este proceso de exploración y búsqueda me he encontrado con información que me ha sorprendido, por la forma en que las nuevas narrativas sacuden los cimientos convencionales de ciertas prácticas paganas, por ejemplo. Algo sobre lo que estaré realizando apuntes en las siguientes entregas.
    Gracias por tu participación.

    Eduardo Gabriel Barrios Pérez :
    Buen día estimado Dr. Genaro,
    En estas juventudes de las que aún me sumo como parte, hay muchas expresiones y representaciones de lo espiritual y la fe pero creo que, al menos con el círculo que tengo más cercano, no pasan por reconocer a las religiones como guía. Es más, a quienes conozco suelen ser bastante descreídos de todo, más confiados en sus propios mecanismos emocionales para sobrellevar la vida, tengo una amistad que se asume como ateo y participa de foros en internet en los que se discuten los tipos de ateísmo. Es un tema sin duda muy interesante de abordar y discutir, personalmente me parece que no me he dado la oportunidad de explorar o en todo caso estudiar con mayor profundidad el asunto, salvo unas pocas lecturas, es un pendiente; me dará gusto revisar su entregas y reflexiones sobre ello para tenerlo como referente.
    Un abrazo.

  • Eduardo Gabriel Barrios Pérez
    2021-02-08 11:27 AM

    Buen día estimado Dr. Genaro,

    En estas juventudes de las que aún me sumo como parte, hay muchas expresiones y representaciones de lo espiritual y la fe pero creo que, al menos con el círculo que tengo más cercano, no pasan por reconocer a las religiones como guía. Es más, a quienes conozco suelen ser bastante descreídos de todo, más confiados en sus propios mecanismos emocionales para sobrellevar la vida, tengo una amistad que se asume como ateo y participa de foros en internet en los que se discuten los tipos de ateísmo. Es un tema sin duda muy interesante de abordar y discutir, personalmente me parece que no me he dado la oportunidad de explorar o en todo caso estudiar con mayor profundidad el asunto, salvo unas pocas lecturas, es un pendiente; me dará gusto revisar su entregas y reflexiones sobre ello para tenerlo como referente.
    Un abrazo.

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