De visibilidad, perfiles y redes académicas

Hace poco tiempo, tuve ocasión de participar en un coloquio doctoral, en donde un evaluador externo hizo un comentario a los doctorandos que me llamó -particularmente- la atención, pues hasta ese momento no se me hubiera ocurrido dimensionar el trasfondo o la importancia que llega a tener el ser un académico o estarse formando en un programa doctoral de calidad y la forma en que hacemos visible o no, nuestras identidad social o institucional.

El colega manifestaba su asombro, pues mencionaba que cuando recibe la invitación para ser un jurado y revisor de una tesis de posgrado o artículo científico, solía «goglear» al autor del trabajo, para conocer parte de su biografía y trayectoria como académico. Por lo que, con cada uno de ellos procedió a lo mismo y cual sería su sorpresa, había quien únicamente se encontraba visible en Facebook e Instagram, pero no en alguna red social académica o plataforma digital vinculada al quehacer docente, que le permitiera acceso a información académica o profesional de su perfil. Está de más decir que, a partir de ese momento, suelo sugerirle a mis estudiantes, especialmente de posgrado, que inmediatamente se den de alta en redes académicas, sociales, para comenzar a hacerse visibles y vincularse como su comunidad de referencia o pertenencia.

Hoy reflexiono sobre esto como un docente que, en ocasiones, para situar mejor a los autores con los que trabaja en aula, suele hacer algún apunte biográfico sobre él, para que los estudiantes, ahora sí desde pregrado al posgrado, identifiquen, reconozcan, sitúen el lugar, la disciplina, la perspectiva desde la que nos habla el autor de referencia; pero también, porque tengo la costumbre que, al encontrarme con un artículo que me ha parecido importante como referencia o con la mención a algún colega en torno a su trabajo o trayectoria, suelo buscarlo en sitios formalmente académicos; como también en aquellos momentos cuando ando explorando en la literatura para descubrir algo novedoso o porque requiero alguna fuente que leer y poder apuntalar el texto que en ese momento escribo, buscó en las redes y plataformas académicas que se vienen empleando actualmente, para hacer visible perfiles, trayectorias y producción académica.

Por supuesto que, igual que aquella doctorando interpelada en el referido coloquio, suele ser común que los docentes universitarios se encuentren el Facebook Instagram (incluso puede ser que en Twitter), pero no siempre en espacios académicos digitales que permiten la visibilidad, el diálogo y la vinculación entre pares; ni qué decir, la ausencia de información en espacios formales o institucionales, como serían los blogs académicos, los portales oficiales de sus centros de trabajos, entre otros espacios en donde quien busca información sobre las comunidades académicas, esperaría se encontrara con información oficial sobre trayectorias, perfiles, experiencias profesionales, investigativas, incluso sobre su producción y líneas de investigación.

Por supuesto que esto se vincula a una cultura digital académica que no todos los docentes universitarios tienen, aun cuando la literatura venga diciendo sobre la importancia de ello.

En fin, que hay un camino por recorrer, en cuestiones como esta, que parecieran básicas en el contexto de la sociedad de la información o del conocimiento, pero que ahí está, aun prevaleciendo como una ausencia importante, si se trata de visibilizarse, pero sobre todo, de contribuir a la institucionalización de una comunidad académica, donde el grueso de ella, permanece aun en la sombra, invisible, para este y muchos otros casos; particularmente si hablamos de académicos de instituciones estatales.