El oponente
Un oponente que no enfrentaba desde hace varios meses. Con un estilo de juego bastante callejero, sin técnica depurada pero no por eso menos peligroso. Este tipo de oponentes recurren mucho a tiros flotados, drop shots (dejaditas en la red) y tratan de pasar la pelota como sea. Si no estás completamente concentrado, este tipo de juego provoca que cometas muchos errores no forzados por la confianza que genera el aparente «sencillo match» que se enfrenta.
Y en un día realmente malo, con cancha en condiciones húmedas, con pelotas que no logran tomar velocidad, es posible; muy remotamente, pero hay que decirlo: hay la posibilidad de perder.
El partido
Como era de esperarse me costó mucho trabajo tomar ritmo de juego. La pelota no levantaba, y con lo húmedo, no le pude tomar la velocidad al golpeo. O muy fuerte y tiro fuera, o muy débil y pelota en la red. Y no hablar del saque, que por esta incomodidad, el primer servicio fallaba terriblemente en los primeros games.
La diferencia con otras ocasiones en que he enfrentado este tipo de rivales, es que esta vez pude corregir mi juego. Por ahí del octavo game (4-4), fue cuando comencé a tomarle el tiempo a la pelota. Por lo que empecé a fallar menos y por consecuencia el oponente dejó de obtener puntos. No tengo la estadística, pero mis errores no forzados fácilmente podrían traducirse al 80% de los puntos ganados por el oponente. Obtuve el set con 6-4.
El segundo set fue un paseo. Ya en ritmo y con el primer servicio cerca del 80% de efectividad no tuve rival. 5-1 estaba el partido cuando la luz se había ido y ya era casi imposible ver la pelota. Es increíble cómo no pararon el partido en ese momento, pero nos obligaron a seguir jugando. Al no ver la pelota, perdí ese game: 5-2. Pero ya con mi saque, logré un cómodo 40-0 para rematar con un ace y terminar el juego con una victoria de 6-2.
Lo positivo
Lo rescatable fue que adapté mi juego a las circunstancias sin recurrir a tiros conservadores o dejar de atacar para cuidar los puntos (eso sería retroceder en mi juego). En el instante que logré agarrarle el tiempo a la cancha y mi juego comenzó a fluir normalmente.