• El artista, junto con Sylvia Navarrete Bouzard y Darío Meléndez Manzano, conversaron con los asistentes a la visita guiada a la exposición Arturo Rodríguez Döring: 25 relieves mayas y algunas páginas del Códice Rojo
• Sus cuadros son una crítica feroz de la realidad inmediata, expresó Navarrete Bouzard

Arturo Rodríguez Döring dio una visita guiada por su exposición en la Galería “Ramón Alva de la Canal”

David Sandoval Rodríguez

Fotos: Luis Fernando Fernández

08/04/2022, Xalapa, Ver.- La exposición Arturo Rodríguez Döring: 25 relieves mayas y algunas páginas del Códice Rojo ha permitido a su autor comprender su proceso creativo y entender “por qué pinto lo que pinto”, declaró al referirse a la obra que se exhibe en la Galería “Ramón Alva de la Canal” (RAC) de la Universidad Veracruzana (UV).

En el marco de la jornada de actividades paralelas a la exposición temporal, tuvo lugar el conversatorio “Desde la pintura: formación, producción y circulación en el sistema artístico contemporáneo” y la visita guiada en las cuales participaron Sylvia Navarrete Bouzard y Darío Meléndez Manzano, acompañando al artista, académico y ex director de la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado “La Esmeralda”.

Navarrete Bouzard, quien fue directora del Museo de Arte Moderno, subdirectora del Museo de Arte “Carrillo Gil” y directora del Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca, relató su experiencia con el artista y señaló que “su técnica evolucionó e involucionó hacia una mezcla de arte pop con lo absurdo”.

Sus cuadros, dijo, son una crítica feroz de la realidad inmediata, composiciones superpuestas de imágenes que en esta exposición se reflejan y podría decirse que su pintura es muy codificada.

Al tomar la palabra, el autor declaró que le ha llevado tiempo entender su proceso creativo y esta exposición se lo ha permitido. “Todo lo que pueden ver aquí tiene una coherencia y entendí por qué pinto lo que pinto”, afirmó.

En el conversatorio previo al recorrido, participaron Darío Meléndez Manzano, Sylvia Navarrete Bouzard y el artista

Se dijo ser discípulo de Alfredo López Austin, al ser su alumno del Doctorado en Historia del Arte, e inclusive una de las obras de su exposición es un homenaje al investigador y la pintó el día de su fallecimiento.

El tema escatológico también está en las obras de la exposición y se basa en las fotografías de la zona arqueológica de los monolitos mayas en Quiriguá, localidad de Guatemala a la que viajó.

“Son los monolitos más grandes de Mesoamérica”, puntualizó al añadir que sus pinturas fueron realizadas sobre telas con bordados de la región, lo que permite captar el entramado como un relieve de lienzo.

Sin embargo, agregó, los colores de las pinturas no serían posibles sin los pigmentos a la venta hoy en día, además de tener la posibilidad de trabajar las imágenes originales en formato digital.

“Con los pigmentos modernos descubrí una paleta totalmente nueva y podemos incorporar la tecnología al proceso, puedes comprar brochas para hacer un mural o comprar pinceles para pintar en granos de arroz; en una escuela de arte fuimos entrenados para hacer lo que se nos dé la gana”, recalcó.

De su paso como estudiante en La Esmeralda recordó: “No nos hacíamos famosos porque no fuimos mexicanistas, me negué totalmente a hacer este tipo de pintura que resultó una mina de oro: el neomexicanismo”.

“Todo lo que pueden ver aquí tiene una coherencia y entendí por qué pinto lo que pinto”: Rodríguez Döring

Al comenzar la visita guiada, explicó que el papel amate utilizado en sus pinturas fue un regalo de los hijos de Vicente Rojo posterior a su fallecimiento, hecho que lo vincula con el título de Códice Rojo.

Durante el conversatorio, los asistentes preguntaron a Rodríguez Döring respecto a su época como director de La Esmeralda y el interés que despertó en artistas como Gabriel Orozco acudir a impartir charlas.

Darío Meléndez recordó su formación también en La Esmeralda y cómo existieron bandos opuestos de académicos y la disputa entre qué estilo seguir, en lo que coincidió Rodríguez Döring y compartió que durante una época tales bandos defendían, por un lado, el retorno al mexicanismo, el neomexicanismo, y por el otro, la abstracción concreta.

Al respecto, Sylvia Navarrete rememoró que la época del surgimiento de Rodríguez Döring como artista –principios de la década de los años noventa– fue aquella en la que en la Ciudad de México existía “todo un público con nuevas expectativas, con espacios alternativos donde todo convergía: la música, el performance y las artes plásticas”.