- Alberto Ramírez, académico del Centro de Investigación e Innovación en Educación Superior (CIIES) mencionó que es válido utilizarla con fines de apoyo, pero no para realizar escritos y fingir su autoría
Carlos Hugo Hermida Rosales
Fotos: Omar Portilla Palacios
29/04/2024, Xalapa, Ver.- “La ética es un factor clave en el uso de la inteligencia artificial en el ámbito académico, pues si bien es válido utilizarla con fines lúdicos o de apoyo, no lo es para realizar trabajos y mentir al fingir su autoría”, manifestó Alberto Ramírez Martinell, catedrático del Centro de Investigación e Innovación en Educación Superior (CIIES) de la Universidad Veracruzana (UV).
Al impartir la conferencia “Inteligencias artificiales generativa, ética y actividades educativas” en el Centro de Investigaciones Tropicales (Citro), explicó que la inteligencia artificial está compuesta por una serie de algoritmos diseñados para actuar como lo haría un ser humano.
Su desarrollo se remonta a varias décadas atrás; en 1955 el informático estadounidense John McCarthy acuñó el término, y un año después en la Conferencia de Dartmouth, junto con otros expertos, abrieron nuevos campos de estudio en torno al tema.
Entre sus aplicaciones más comunes se encuentran los asistentes de voz, motores de búsqueda, el internet de las cosas y los chatbots.
Ramírez Martinell comentó que la inteligencia artificial irrumpió inesperadamente a principios de 2023 con la aparición de ChatGPT, que se posicionó en distintos sectores de la sociedad, incluido el universitario.
Esta aplicación de voz especializada en el diálogo se encuentra al alcance de cualquier persona poseedora de un teléfono celular de gama media.
El investigador mencionó que al incursionar en el uso de la inteligencia artificial generativa –aquella que utiliza patrones aprendidos para crear contenido–, los usuarios atraviesan por tres estados: el primero es de fascinación por la amplia variedad de posibilidades que esta tecnología otorga; el segundo, de desencanto, en el cual ven sus restricciones, y finalmente uno más objetivo, donde determinan el uso que podrán darle en su área profesional y personal.
Enfatizó que las instituciones de educación superior deben regular su uso en los procesos de enseñanza-aprendizaje, a través de manifiestos que indiquen hasta qué punto puede servir de apoyo.
“Si bien es una excelente herramienta para transcribir audios, traducir textos, catalogar datos o subtitular videos, utilizarla con el fin de generar escritos ya es otra cuestión”, comentó.
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