- A través del CA Tecnologías de Control de la Contaminación para la Sustentabilidad
- Intervienen estudiantes y académicos de QFB, Ingeniería de Alimentos, Ambiental y Química
- Reutilizan residuos como el bagazo de caña y cáscara de camarón
Claudia Peralta Vázquez
La Universidad Veracruzana (UV), a través del cuerpo académico (CA) Tecnologías de Control de la Contaminación para la Sustentabilidad, contribuye al aprovechamiento de residuos industriales como el bagazo de caña y cáscara de camarón, con la finalidad de disminuir los altos índices de contaminación registrados en el medio ambiente.
En el primer caso, el daño que ocasiona es la acidificación del suelo, es decir, pierde su riqueza; mientras que el segundo, genera malos olores, atrae insectos y se producen focos de infección.
Por lo tanto, una de las metas a largo plazo del CA es establecer un proceso para ofrecerse a la industria alimentaria y farmacéutica, y apoyar en la disminución de la contaminación por estos residuos.
Yolanda Cocotle Ronzón, catedrática de la Facultad de Química Farmacéutica Biológica (QFB) e integrante del CA, detalló que la labor de esta Línea de Generación y Aplicación del Conocimiento iniciada en 2009, se centra en el aprovechamiento de residuos industriales para la obtención de metabolitos o compuestos de interés industrial.
Indicó que el procedimiento químico empleado para el reaprovechamiento del bagazo de caña, lo desarrollan en coordinación con el Instituto Tecnológico de Veracruz. El primer paso implica hidrolizarlo (se pone en presencia de ácido sulfúrico), lo que ocasiona que sus componentes se degraden y se derive un carbohidrato llamado xilosa.
Posteriormente se aplica un microorganismo proveniente de la levadura del residuo de caña, mismo que transforma la xilosa en xilitol o alcohol dulce, empleado en la industria alimentaria y farmacéutica.
Este edulcorante es utilizado en la elaboración de chicles, ya que causa la sensación de frescura. Tiene la ventaja de no ser insulinodependiente, por lo que personas diabéticas pueden consumirlo, no produce caries y se han reportado muchas propiedades.
En la actualidad, el xilitol es producido en Finlandia a través de métodos químicos; sin embargo su costo es muy alto, toda vez que en el mercado el kilogramo se vende en mil 500 pesos.
La académica expuso que para abatir costos, la finalidad es producirlo de manera más económica, una forma es no utilizar medios químicos sino microorganismos o métodos biotecnológicos, como en este caso la levadura del bagazo de caña; otro método es encapsular los microorganismos para favorecer su crecimiento.
En este sentido, resaltó la participación del Instituto Tecnológico de Veracruz, que facilita equipos y tecnología adecuada para el desarrollo del proyecto; así como de estudiantes de las carreras de QFB, Ingeniería de Alimentos, Ambiental y Química de la UV.
Yolanda Cocotle subrayó que de 2009 a la fecha se han obtenido importantes avances en la optimización del proceso, uno de ellos es la temperatura adecuada del crecimiento del microorganismo y condiciones de cultivo.
Aseveró que para llevar el resultado del proyecto a la industria alimentaria y farmacéutica, se debe incrementar el rendimiento del xilitol que actualmente producen, a partir de fermentadores y equipo especial.
Cabe destacar que el xilitol también es empleado en la elaboración de panes, mermeladas, pastas dentales, enjuagues bucales y productos requeridos por pacientes diabéticos.
Respecto de la cáscara de camarón, que es un residuo contaminante, Cocotle Ronzón comentó que “se seca, se muele y se pone en presencia de un microorganismo, en este caso lactobacilos, después se le agrega una solución de panela que contiene sacarosa y la convierte en ácido láctico”.
De esta forma, los componentes del caparazón se separan, dando como resultado la quitina y quitosano, que tienen algún uso en el área farmacéutica y alimentaria, por ejemplo en la elaboración de cremas para personas con quemaduras.
El CA está integrado también por María Teresa Leal Asencio, catedrática de la Facultad de Ingeniería Ambiental; y Eduardo Castillo González, director de la Facultad de Ingeniería Civil.
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