• Estudian el sistema sensorial de estos invertebrados, así como su aplicación científica

José Agustín Castellanos Rodríguez

El estudio del comportamiento de los insectos, especialmente el de las abejas, ha sido fundamental para conocer las interacciones ecológicas de los individuos en el contexto de las neurociencias, expresó Armando Martínez, integrante del Centro de Investigaciones Biomédicas (CIB) de la Universidad Veracruzana (UV).

El investigador ofreció la conferencia “El cerebro de los insectos” el 10 de marzo, en el marco de la Semana del Cerebro, organizada por el CIB, el Instituto de Neuroetología y la Dirección de Comunicación de la Ciencia.

Durante la misma, destacó la complejidad del sistema sensorial del cerebro de los insectos pues, a pesar de ser muy básico “mantiene rasgos de alta importancia en términos generales: el cerebro de los insectos se presenta como una apología al de los humanos, con elementos similares como neuronas con la capacidad de sinapsis.”

Tal similitud existe con rasgos como la percepción del espacio y la visión, así como las funciones de supervivencia y reproducción, fines últimos de la especie desarrollados a través de la percepción del ambiente.

“Los insectos llegan a ser parte fundamental de nuestra actividad diaria. Específicamente especies como las abejas, traídas a México hace más de 500 años con el afán de obtener productos derivados de la miel”, expresó Armando Martínez.

Añadió que los sistemas integrados por esta clase de animales invertebrados pueden ser fundamentales para la vida humana, llegando a hipótesis extremistas que plantean el fracaso de la supervivencia si, por ejemplo, las abejas se extinguieran. Y es que varios alimentos ingeridos por la sociedad provienen de la interacción ecológica abeja-planta.

Bajo estas nociones, Armando Martínez destacó la importancia de estudiar los sistemas sensoriales de diversos insectos, por mínimos e imperceptibles que parecieran en su papel ecológico y de interacción con los seres humanos.

Armando Martínez

“Estudios trascendentales han determinado rasgos distintivos del sistema sensorial de los insectos, iniciando por el reconocimiento de un sistema de identificación primaria a través de los ojos, que logran identificar, específicamente, una recompensa lo más cercana a una flor o un animal”, explicó.

Estos tópicos son de gran relevancia ante prácticas de manejo de plagas y especies invasoras, que aparentan ser simples pero con las que los humanos interactúan constantemente, al punto de la dependencia.

“Si nosotros estudiamos la neurociencia, debemos reconocer que el punto central es la supervivencia y la reproducción, permitiéndonos dimensionar la interdependencia entre especies de toda la trama ecológica.”

Lo anterior, opinó, es un tema fascinante que a largo plazo servirá para describir muchos aspectos de la ecología en el planeta, y relevante desde cualquier punto de vista.

“Estas aproximaciones sirven para reconocer procesos de supervivencia a niveles macro, lo cual permite la extensión de estudios hacia el papel primario de los insectos en las relaciones y procesos naturales”, concluyó.