- Su estudio puede ayudar a sobrellevar el brote de una enfermedad infecciosa para evitar que se convierta en una pandemia
- Ejemplo de ello es la sífilis, que se desarrolló desde el siglo XVI, pero fue hasta 1865 que afectó a gran parte del mundo
Karina de la Paz Reyes Díaz
29/03/2020, Xalapa, Ver.– La investigadora del Instituto de Antropología de la Universidad Veracruzana (UV), Margarita Meza Manzanilla, desarrolla el proyecto “Estudio biosociocultural de las poblaciones del estado de Veracruz, del pasado al presente”.
Para la académica es importante, como sociedad, conocer de las características biológicas (sexo, edad, estatura, filiación biológica, indicadores de salud, enfermedad y prácticas culturales, entre otras) de las poblaciones antiguas.
En lo que respecta al estado de Veracruz, explicó, es una región con abundantes recursos naturales, mismos que propiciaron, en tiempos muy tempranos, el desarrollo de diferentes grupos de cazadores recolectores; para la época prehispánica el establecimiento de tres culturas fundamentales: Olmeca, Huasteca y Totonaca –la primera de éstas de gran importancia por tratarse de los fundadores de los pueblos mesoamericanos.
La investigación está centrada en analizar las características físicas, biológicas, demográficas, los recursos con los que se alimentaron, algunos padecimientos que tuvieron y cómo los curaron; cómo y dónde enterraban a sus muertos; asimismo, proporcionar datos sobre migración y sus contactos entre grupos.
“Tiene la finalidad de comprender las condiciones de vida, salud-enfermedad, así como los procesos microevolutivos e históricos de las personas que dieron origen a las ciudades antiguas y actuales del estado de Veracruz.”
Al preguntarle por qué deberíamos saber sobre las enfermedades que se han padecido en otros tiempos, argumentó que éstas han sido parte de la vida del ser humano desde los primeros tiempos de su historia evolutiva.
No obstante, aclaró que la aparición de las epidemias se asocia al surgimiento de las grandes urbes, al desarrollo industrial, a la expansión de las poblaciones, al comercio y actualmente a la globalización.
“Analizar la historia de las enfermedades permite reflexionar sobre los factores demográficos, económicos y ambientales que han condicionado la aparición de algunos padecimientos, la importancia que éstos tuvieron en las condiciones de vida de las poblaciones antiguas, así como la implicación social, económica y política en su resolución.”
Pero lo más importante, subrayó, recae en que conocer las enfermedades de la antigüedad aporta información de cómo podríamos sobrellevarla, para que una enfermedad infecciosa no llegue a convertirse en una pandemia y la psicosis no limite a la población, por el miedo a morir.
Sífilis en la Ciudad de México
En 2014, siendo coordinadora del Posgrado en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), desarrolló una investigación de la propagación de la sífilis en la Ciudad de México en 1865, misma que citó como ejemplo.
Explicó que en las investigaciones sobre poblaciones antiguas, a través de los restos óseos y el contraste con documentos históricos, se puede obtener información de gran relevancia sobre algunas enfermedades que marcaron un momento y que muchas veces se atribuyó el origen a las poblaciones nativas de América y se culpó a las sexoservidoras por ser las transmisoras de dicha enfermedad.
“Un análisis osteopatológico realizado a una serie esquelética procedente del Hospital San Juan de Dios, en el cual fueron recluidas las sexoservidoras a partir de 1865, confirmó que para esas fechas la sífilis era una endemia en la Ciudad de México, que afectaba al 70 por ciento de su población –hombres y mujeres y no sólo a quienes ejercían la prostitución, ya que en este mismo lugar se encontraron hombres (de escasos recursos y soldados) que también fueron recluidos por el mismo padecimiento.”
Aclaró que si bien la enfermedad tuvo su desarrollo desde el siglo XVI, fue hasta 1865 que afectó a gran parte del mundo, y de manera particular a la Ciudad de México.
Asimismo, por ser el Treponema Pallidum (agente causal de la sífilis) de origen bacteriológico, todos los medicamentos para su cura sólo fueron paliativos que evitaban el dolor y el mercurio figuró como uno de los más utilizado en sus diferentes presentaciones –inyecciones, ungüentos hasta vapores–, lo que ocasionó un envenenamiento que llevó a las personas a la muerte.
En la actualidad, la sífilis sigue afectando a un número amplio de personas (se calculan 10 millones de casos a nivel mundial), pero con el descubrimiento de la penicilina, en 1928, ahora es una enfermedad curable.
Antropología forense en la UV
La académica también habló del Laboratorio de Bioarqueología y Antropología Forense, que es parte del proyecto de investigación ya citado, y fue posible en la gestión de la investigadora Sofía Larios como directora del Instituto de Antropología.
La finalidad del laboratorio es proporcionar las bases teóricas y metodológicas para el estudio de las poblaciones antiguas y metodologías básicas de la antropología forense, específicamente para la identificación humana.
Esto “lamentablemente en la actualidad es un campo emergente en todo el país y donde se están incorporando antropólogos y arqueólogos egresados de la UV”, refirió la entrevistada.
Si bien está dirigido para la docencia e investigación de la comunidad UV, desde 2019 el laboratorio ha recibido alumnos de otras instituciones, tal es el caso de la ENAH y de la Licenciatura en Criminología y Criminalística de la Universidad Popular Autónoma de Veracruz.
A la fecha, dos estudiantes de la UV desarrollan servicio social y tesis sobre las condiciones de vida, salud y enfermedad de las poblaciones antiguas de la entidad veracruzana.
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