- Amistad y música se entrelazan en este ensamble integrado por estudiantes de la UV
- Hacen falta más empleadores que reconozcan la formalidad del trabajo de los creadores jóvenes, dijeron
Lucero Mercedes Cruz Porras
05/09/18, Xalapa, Ver.- Su comienzo fue inesperado: reuniones en casa después de clases, ensayos y café trasnochado, pero con el tiempo estas notas aisladas se convirtieron en un deseo compartido: llevar el jazz a su expresión más variada. Así fue como nació Jazz House Collective, un ensamble integrado por estudiantes y egresados del Centro de Estudios de Jazz de la Universidad Veracruzana (Jazzuv) que se encuentra a unas semanas de presentar su primera producción discográfica.
El trayecto estuvo lleno de matices, pero desde sus inicios el colectivo se planteó una inquietud: ¿cómo transmitir el frenesí de este género tan especial desde distintas percepciones? Por ello, la pluralidad de orígenes de sus integrantes fue una vía afortunada para construir una voz común que representara diversas realidades.
Después de muchos ensayos, conciertos y experiencias de viaje, el grupo integrado por José Luis Escobar en el saxofón alto, José Arturo González en el sax tenor, Martín Atreyu en el sax barítono, Naín Solana en la guitarra, Jorge Gamboa en el contrabajo, Héctor Villa en la trompeta, Francisco Galán en el trombón, Aldo Rivera en el piano y Alejandro Lozano en la batería, celebra el lanzamiento de su primer disco desarrollado con el apoyo del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca).
A continuación una entrevista con los músicos de Jazz House Collective, quienes tantas veces han compartido su sonido con los habitantes de Xalapa y que encontraron un espacio para converger como comunidad y fueron parte de un azar colectivo: el jazz que corre contra todo. Esa música inmediata que acelera el alma.
¿Cómo se formó Jazz House Collective?
Surgió por una cuestión de suerte. Varios de nosotros vivíamos en una casa cerca de la escuela, donde compartíamos el espacio con otros estudiantes de Jazzuv. La inquietud de tocar juntos creció tanto que empezamos a involucrar a más personas. Poco a poco, en las noches se empezaron a armar tocadas improvisadas o jam sessions, en las que muchos músicos se unían.
¿Desde entonces han tenido la misma alineación?
Ha variado muy poco, pero el colectivo siempre ha estado formado por amigos. En un principio la idea era simple: realizar las tareas de la escuela y presentar algunas piezas en forma, hasta que tuvimos muestro primer concierto en octubre de 2015. Desde entonces empezamos a generar nuevas fechas, una de las más especiales fue nuestra participación en el Festival Internacional Jazzuv.
¿Cuáles son sus principales influencias musicales?
Son muchas y provienen de distintas escuelas. Pero compartimos el gusto por el trabajo de San Francisco Jazz Collective, un noneto conformado por artistas de gran nivel. Por supuesto, también admiramos a las grandes leyendas del jazz.
Todos escribimos las canciones. En el disco que estamos por presentar, cada uno de nosotros compuso y realizó los arreglos de alguna canción.
¿Cómo ha sido el proceso de convertirse en una agrupación profesional?
Como estudiantes universitarios recibimos mucho apoyo académico; sin embargo, hemos afrontado los conflictos comunes en el arte nacional. Muchas veces nos han invitado a tocar sin paga, por ejemplo. Nuestro proyecto ya atravesó la etapa escolar para convertirse en un ensamble profesional, pero aún hay muchos retos que vencer. Hacen falta más empleadores que reconozcan la formalidad del trabajo de los creadores jóvenes.
Por otra parte, ha sido afortunado contar con el apoyo de programas como el Fonca, que en un corto tiempo nos permitió consolidar nuestro grupo con nuestro disco. En 2017 resultamos beneficiados por la Convocatoria de Fomento a Proyectos y Coinversiones Culturales 2017, en la sección de Música
¿Fue difícil obtener la beca?
El principal desafío fue el compromiso. El programa demanda que nos comprometamos con nuestra formación y que cada día adquiramos más experiencia como grupo profesional. El proceso para obtener esta beca se dividió en dos partes: el aporte musical y la capacidad de redactar un proyecto institucional.
Ésa fue una deficiencia que ubicamos en nuestra preparación, porque no teníamos experiencia en el área de gestión. Paco (Francisco) tuvo la iniciativa, y aunque no estábamos seguros de que lo lograríamos, unimos esfuerzos para ser parte de la convocatoria. El resultado, publicado en enero, fue una sorpresa para todos y desde entonces hemos estado produciendo nuestro material con la mejor disposición.
¿Es necesario reforzar estos conocimientos en la formación de los artistas?
Es muy importante. Nos encontramos en una realidad en la que no podemos mantenernos como creadores emergentes sin acercarnos a los programas de apoyo. El artista necesita problematizar su quehacer y plasmarlo en un buen formato, en una buena redacción que logre transmitir su obra como un hecho social en el contexto inmediato.
¿Cuál es su aportación como músicos para solucionar la inestabilidad en las plataformas de apoyo artístico?
La principal fuerza que tiene nuestro proyecto es que retomamos las raíces mexicanas en el jazz. Tratamos de buscar una identidad a partir de este género tan noble, que puede acercar a la gente con la música de su país. Otro de nuestros objetivos es involucrar a los jóvenes, hacer un jazz más digerible, con elementos más accesibles para el escucha.
El formato del grupo permite que se abran nuevas brechas para que más agrupaciones de músicos tengan opciones de movilidad y lleguen a más públicos. Hemos tenido una buena experiencia con la gira. Nos gustaría crear la consciencia de que mover a un grupo grande no es tan complicado; motivar a otros colectivos a generar estrategias para colocar sus propuestas en distintos foros.
¿Cómo ha sido la gira?
En diciembre estuvimos en Campeche, después tuvimos presentaciones en la Ciudad de México y Guadalajara, recientemente visitamos Zacatecas. En estos lugares, donde no habíamos estado antes, muchos asistentes llegaron a los conciertos y nos dieron una buena respuesta.
El jazz en México ha crecido muy rápido. Siempre ha habido jazz, pero con el aumento de universidades han incrementado los foros y festivales. La última década ha sido muy afortunada para la escena.
¿Cuáles son sus planes después del lanzamiento del disco?
La meta es consolidarnos como grupo. Deseamos que este núcleo, que surgió como un ensamble académico, trascienda a un nivel alto. Nos interesa presentar el disco en diferentes lugares para continuar produciendo. Es un paso para asumirnos como profesionales.
¿Esta experiencia ha transformado su amistad?
Sí, la ha mejorado, se ha perdido el respeto (ríen). Ha sido una etapa para sobrellevar la amistad de la mano de la música. Algunos no nos conocíamos tanto al inicio y ahora somos más cercanos.
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