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Carlos Fuentes retomó mitología mesoamericana en su literatura

  • La dotó de un carácter trágico en su narrativa, siguiendo una tradición iniciada por Alfonso Reyes y Julio Torri, planteó Maximiliano Sauza 
  • El ganador del premio “Sergio Galindo” a primera novela 2020 impartió conferencia en la Cátedra Interamericana Carlos Fuentes

Maximiliano Sauza habló sobre la presencia mesoamericana en la narrativa de Fuentes

David Sandoval Rodríguez 

06/11/20 Xalapa, Ver.- La mitología mesoamericana, integrada por dioses, personajes y leyendas, fue retomada por Carlos Fuentes y plasmada en diversos momentos dentro de su narrativa, señaló Maximiliano Sauza Durán, egresado de Antropología en la Universidad Veracruzana (UV) y ganador del Premio Latinoamericano de Primera Novela “Sergio Galindo” 2020 con su texto Los dioses que huyeron. 

El joven compartió su ponencia “De paseo en Tlaltipac, la presencia de la mitología mesoamericana en dos cuentos de Carlos Fuentes, un proceso de traducción cultural” como parte de las actividades de la más reciente edición de la Cátedra Interamericana Carlos Fuentes (CICF), realizada en formato virtual. 

Destacó que el título de su trabajo ganador, Los dioses que huyeron, proviene de un ensayo de Carlos Fuentes, a quien consideró el escritor más barroco de México. 

Explicó que durante los siglos XVII y XVIII los indígenas eran considerados neófitos e inocentes y no se les veía como personas, incluso no eran llevados a juicio como los judíos, eran pensados como niños a los que se debía de guiar hacia el catolicismo. 

Los monjes comprendieron pronto que la enseñanza en latín sería imposible así que aprendieron las lenguas indígenas para poder enseñar el catecismo. 

Tiempo después, en las novelas del siglo XIX, la presencia indígena está acotada o reducida, “es como una figura de utilería” y es a partir de Julio Torri y Alfonso Reyes, del grupo de los Modernistas, que comienza una mención y una apreciación del pasado prehispánico que se traduce como la enunciación de la tragedia de los indígenas. 

El primer libro de Fuentes, los cuentos contenidos en Los días enmascarados, desde el título retoma este patrimonio, dado que es una traducción de los Nemontemi, “los cinco días aciagos” del calendario solar que tiene 365 días ordenados en 18 meses de 20 días, no obstante, para llegar al ciclo completo del sol, faltan cinco días que son considerados de mal agüero y catastróficos, por eso eran enmascarados u ocultos, explicó Sauza Durán. 

El ponente se refirió al cuento “Chac Mool”, incluido en el primer libro de Fuentes, Los días enmascarados

Dentro de dicha obra, la primera reflexión barroca que tiene Fuentes está plasmado en el diario de Filiberto, el protagonista del cuento “Chac Mool”, como un referencia del culto a Cristo y el culto a Huitzilopochtli, ambos en un paralelismo como dioses sanguinarios: el primero muriendo crucificado y el segundo sacrificando a varios personajes. 

El joven destacó que el título mismo del cuento, “Chac Mool”, considerado el dios de la lluvia entre los mayas, “en realidad es de origen tolteca y es recuperado por los mexicas, que se creían émulos de los toltecas, recuperan esta mitología y comienzan a fusionarlos con sus propios dioses”, comentó. 

En el cuento se establece un diálogo irónico entre ambos personajes, el Chac Mool se moderniza y Filiberto comienza a vivir en un templo en la oscuridad y la humedad. 

 Sauza Durán mencionó el cuento Por boca de los dioses, dividido en nueve partes que “corresponden a los nueve niveles del inframundo mexica, el Mictlán, una especie de estómago de la tierra, donde todo se germina, donde va el sol cuando muere y de donde emergen las mazorcas; Carlos Fuentes tenía esto muy presente al construir este cuento”, apuntó. 

La persecución del relato ocurre en sitios relativos a distintas clases sociales, terminando en un hotel, en la habitación 1519, año de la llegada de los españoles a Mesoamérica y luego en un elevador que desciende, en el que se mencionan varias deidades mesoamericanas. 

El ponente destacó que en este cuento se observa un antecedente del lirismo del autor que caracteriza también a su novela La región más transparente, emblemática de la literatura hispanoamericana. 

Gracias a autores como Fuentes, Octavio Paz o Elena Garro, por mencionar a los más conocidos, se pudo tener una redimensión de la mitología y los personajes de la tradición mesoamericana se convierten en elementos sustanciales de su narrativa. 

Fuentes trajo al plano de la ficción un universo que le permitiría a otros escritores, como Garro o José Emilio Pacheco, abordar estos temas en varias de sus obras y en distintos géneros, puntualizó Sauza Durán. 

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