- Es una de las ganadoras del Premio “Arte, Ciencia, Luz”, por su investigación “Contorno estructural y relaciones de transformación en los Soles negros, Cinco canciones de la noche y Cinco manuscritos Pnakóticos, del compositor Federico Ibarra”
Karina de la Paz Reyes Díaz
22/12/2019, Xalapa, Ver.- La investigación “Contorno estructural y relaciones de transformación en los Soles negros, Cinco canciones de la noche y Cinco manuscritos Pnakóticos, del compositor Federico Ibarra”, realizada por Irma Adriana Gómez Peruyero, es una de las ganadoras del Premio “Arte, Ciencia, Luz” al mejor trabajo recepcional 2019 de la Universidad Veracruzana (UV), en la categoría maestría.
La universitaria recientemente egresó de la Maestría en Música, con la salida terminal Teoría de la Música; su directora de tesis fue Tania Zelma Chávez Nade y su codirector Emil Awad Abed, quien es coordinador y fundador de tal posgrado.
Es egresada de la Facultad de Música, actualmente se desempeña ahí como académica y pianista acompañante. Su interés por esta bella arte lo ha compaginado con la docencia.
El piano y ella
Su encuentro con la música se remonta a cuando tenía cuatro años, primero en academias particulares, a partir de los siete en el Centro de Iniciación Musical Infantil y posteriormente en la Facultad de Música, ambas entidades de la UV. La entrevistada aclaró con énfasis: “Nadie en mi familia es músico”.
Y narró: “Mi mamá es de Papantla y desde pequeña quiso tocar piano, pero allá no había manera de estudiar música. Cuando yo era niña me llevó a un concierto de un amiguito del kínder que estaba en una escuela de música, luego de verlo le dije que quería aprender y se puso feliz porque era lo que ella siempre había querido”.
Siendo estudiante de la Licenciatura en Música experimentó confusión al grado de considerar no concluirla, porque había un interés más en su vida: la docencia. No obstante, terminó sus estudios, ingresó a la Universidad Pedagógica Veracruzana y posteriormente se incorporó como pianista acompañante en la propia Facultad.
“Actualmente laboro como docente, como pianista acompañante y la maestría la hice con el perfil en teoría, que es otro aspecto que me faltaba trabajar”, expresó emocionada.
En ese contexto, para ella significa un honor el haber recibido el Premio «Arte, Ciencia, Luz», porque es el resultado de intenso trabajo y esfuerzo, mismo que pocas veces es reconocido. En su opinión, se trata de una distinción que –más que ella– recibe la Facultad de Música, institución que la formó.
Contorno estructural y relaciones de transformación
Desde que inició la maestría tuvo el interés de trabajar con obra de un compositor mexicano y que fuera de cámara, por ello llegó a la de Federico Ibarra, entre cuyas características está el tener técnicas extendidas; “es decir, que en el piano también se utilizan las cuerdas y se hacen efectos”; eso fue lo que llamó su atención.
Sobre todo, enfatizó la entrevistada: “Poco se hacen tesis sobre compositores mexicanos y, si bien los extranjeros son muy importantes, me parece que vale la pena que como estudiantes e investigadores demos a conocer ese tipo de trabajos”.
Otra de las aportaciones es que no sólo hizo el análisis teórico, sino que llegó a la parte práctica de ejecutar y grabar las tres obras. Incluso, en el caso de Soles negros –que es para piano a cuatro manos– no existía grabación. De acuerdo con el testimonio del propio compositor, cuando la estrenó junto con Mario Lavista, la grabaron y ésta se extravió.
Por ello es preciso citar que Irma Adriana Gómez grabó Soles negros (1975) junto con el pianista Erick Lemoine Landa; Cinco canciones de la noche (1976), con la soprano Zyzly Celidet Arellano Aguirre, y Cinco manuscritos Pnakóticos (1977), con la violinista Meilang Wong García.
“El trabajo, principalmente, consistió en el análisis de las obras. Comencé a estudiar cuáles eran los elementos que tenían cada una de ellas. El análisis por contorno estructural consistió en llegar a los elementos más importantes que pudieran formar un tetracorde –un conjunto de cuatro sonidos–, éstos son los pilares a partir de los cuales se construye cada una de las piezas.”
La joven llegó al tetracorde de cada pieza, a ese contorno estructural, y analizó de qué forma se relacionan los de las 15 piezas (cada obra tiene cinco piezas).
“Hay elementos en común entre las obras que permiten decir que son del mismo compositor, además, las técnicas extendidas que no forman melodías específicas se relacionan con los motivos melódicos por medio de su contorno.”
La idea de trabajar con el contorno fue sugerida por Emil Awad Abed, a partir de ahí Irma realizó una serie de investigaciones sobre el tema para hacer su propuesta de análisis y llegar a las conclusiones de su trabajo que están centradas en que “las tres obras parten de un tricorde (tres sonidos) y a partir de él se desarrollan todas de diferente forma, con elementos desiguales y otros en común, lo cual permite que se aprecie que son del mismo compositor, pero al mismo tiempo son distintas e independientes”.
Irma Adriana entrevistó a Federico Ibarra, a quien no conocía con antelación y contactó a través del correo electrónico.
“Le escribí y a la semana estaba entrevistándolo. Todavía no tenía un análisis –eso me hubiera gustado para hablar con él de eso–, entonces la conversación giró en torno a su trabajo, a su experiencia como músico y compositor. Fue muy rico. Había mucha información que no tenía de él y me sirvió para el primer capítulo de la tesis.”
Hay una distinción más de esta investigación: todo el análisis está explicado en el documento por medio de gráficas, para las que utilizó colores y formas. “Hubo una transversalidad de la parte musical a la visual, para explicar la música con imágenes”.
La entrevistada invitó a los estudiantes a conocer más de los compositores mexicanos de música clásica. Si bien se trata de una tradición que proviene del extranjero, “se formaron aquí y podemos aprender mucho de ellos”.
Además, para ella es necesario tomar herramientas de otras disciplinas y así enriquecer los trabajos sobre música. Ello permite llegar a más personas, no sólo a quienes se dedican a esta bella arte.
“Se trata de ayudarles a comprender y conocer mejor cómo se estructura la música. Es una forma de percibirla de distinta manera. Habrá música que nos guste y otra que no, pero siempre es bueno tener un criterio para decir por qué.”
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