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Evangelización no destruyó del todo a la religión indígena 

  • Félix Báez-Jorge dictó conferencia magistral dentro del XXII Coloquio Internacional sobre Otopames 

 

Félix Báez-Jorge dictó la ponencia “Aproximaciones a la aculturación religiosa en Nueva España durante los siglos XVI y XVII”

 

Claudia Peralta Vázquez 

28/10/2020, Xalapa, Ver.- Al dictar la conferencia magistral “Aproximaciones a la aculturación religiosa en Nueva España durante los siglos XVI y XVII”, Félix Báez-Jorge, investigador del Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales de la Universidad Veracruzana (UV), señaló que la evangelización realizada durante la época colonial no destruyó del todo la religión del México prehispánico. 

En la charla realizada el 19 de octubre, en el marco del XXII Coloquio Internacional sobre Otopames, en el cual Báez-Jorge fue uno de los homenajeados, comentó que al proceso de evangelización del siglo XVI también se le consideró una conquista espiritual. 

Durante este periodo, la Iglesia católica y la corona española concertaron acciones orientadas a transformar la llamada vida pagana. 

Simultáneamente, dijo, se cristianizaba a los vasallos de Castilla y se justificaba ideológicamente la expansión colonial española o superioridad de la civilización europea, con base en el derecho divino, humano y la conversión de la fe verdadera. 

Dichas ideas buscaron legitimar la explotación de las riquezas naturales de los territorios conquistados, la implantación de la servidumbre y la esclavitud entre la población india, como parte de los beneficios civilizadores. 

Durante la ponencia moderada por Jacques Galinier, investigador del Laboratorio de Etnología y Sociología Comparativa de la Universidad de París X Nanterre, Báez-Jorge dio a conocer que la conquista espiritual cubre dos etapas claramente definidas: la primera corresponde a la misión franciscana en 1524 y hasta la mitad del siglo XVI; la segunda arranca en 1555. 

Inicialmente, la labor misionera fue realizada con bastante independencia, se practicaron diferentes métodos de evangelización y se crearon instituciones educativas para tal finalidad. Esa época consideró que el indio sería el mejor evangelizador del indio, y se guardó importancia a la conservación de las lenguas autóctonas empleadas para la traducción de textos religiosos. 

Se pensaba que entre la población india podía recuperarse la pureza del cristianismo primitivo corrompido en Europa. 

Es así que el segundo periodo marca el comienzo de la profunda redefinición de las propuestas misioneras y priva la centralización de las acciones por parte de la corona española. Por ende, muchas de las instituciones creadas para la educación de los hijos de la nobleza india desaparecieron. 

El Doctor en Historia Contemporánea enfatizó que la hispanización fue el objetivo central de la política colonial durante el siglo XVI, misma que sufrió innovaciones como producto de la Ilustración; asimismo, se incrementaron los impuestos, se intensificó la producción y se fortalecieron los servicios militares. 

La idea de transformar a los indios en seda blanda, según los frailes san cristianos que edificaron el nuevo paraíso terrestre, se cambiaría por la de la conversión en vasallos útiles de la monarquía. 

Con base en los estudios de Alfredo López Austin, especialista en historia del México precolombino, el conferencista expuso que la tradición religiosa mesoamericana distingue una división básica. La primera, corresponde a la religión mesoamericana desde su nacimiento hasta el tiempo de la conquista; y la segunda, a las religiones indígenas coloniales de 1521 hasta nuestra época actual. 

Aunque la destrucción de la religión oficial indígena implicó todo su acervo astronómico, literario y calendárico, lo que subsistió fue la religión unida al ámbito doméstico, al cuidado del cuerpo, al trabajo cotidiano y a las relaciones sociales.  

Lo que no pudo vencer el cristianismo fue lo más profundo de la religión, lo que liga al hombre con sus valores cotidianos. 

De esta manera, la vigilancia ejercida por los colonizadores sobre las creencias autóctonas empezó un proceso que asumió distintas formas y, ante tales prácticas eclesiales, algunos fieles tuvieron que esconder el culto a sus dioses en las figuras de los santos. 

La resistencia indígena a la catequización tuvo distintas dinámicas, al grado de que a finales de los siglos XVI y XVII, el renacimiento de la idolatría sería una preocupación central de virreyes, obispos e inquisidores. 

Numerosos cultos prehispánicos continuaron vigentes durante el coloniaje, otras concesiones se amalgamaron con los símbolos cristianos y otras más quedaron liquidadas como entidades luminosas”, añadió. 

 

Jacques Galinier, investigador de la Universidad de París X Nanterre, moderó la charla

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