- En cuanto a los libros de historia, la idea es infundir en los educandos un pasado común, planteó Gerardo Galindo
Karina de la Paz Reyes Díaz
07/10/2021, Xalapa, Ver.- Para Gerardo Antonio Galindo Peláez, académico adscrito a la Facultad de Historia de la Universidad Veracruzana (UV), no es casualidad que todos los gobiernos en turno hablen de “nuevos” contenidos educativos en los libros de texto gratuito.
La historia siempre es un elemento muy importante en la vida de las sociedades y trata de amalgamar o cohesionar a partir de un origen común, de un pasado compartido. Esa tarea se da a través de una narrativa que, en el caso de las culturas occidentales y muy particularmente la de México, hace el Estado, planteó el historiador.
Incluso, en sus palabras, el libro de texto “es un vehículo transmisor del mensaje que quiere mandar el Estado a la sociedad, al configurar un discurso sobre el pasado; por eso el libro de texto es tan importante, porque ideológicamente está llamado a infundir en los educandos, sobre todo en la educación básica, esos sentimientos en torno a una nación y pasado comunes”.
Cabe aclarar que Estado no significa gobierno, pero asumen su representación. “Los gobiernos en turno utilizan a la historia y estos vehículos de transmisión del mensaje para legitimarse, eso pasó en el caso mexicano a lo largo del siglo XIX”.
Esta evocación del devenir del libro de texto viene a colación toda vez que el entrevistado recientemente publicó, en colaboración con su colega Hubonor Ayala Flores, “Imágenes y representaciones de la conquista y la independencia de México en los textos escolares: primera mitad del siglo XX”, uno de los 10 capítulos que conforman el libro México en dos tiempos: 1521, 1821 (2021), cuya coordinación, dicho sea de paso, también estuvo a cargo de Galindo Peláez, Ayala Flores y Ricardo Teodoro Alejandrez.
Gerardo Galindo y Hubonor Ayala analizaron libros escolares de diferentes autores, pues en aquella época no existían los de texto gratuito.
“Hay dos elementos históricos en la colaboración de este discurso patrio: el momento de la conquista y la llamada consumación de la independencia, que en 2021 cumplen 500 y 200 años, respectivamente.”
Para su ensayo hicieron una selección de libros escolares de la época y analizaron cómo se conforma el pensamiento e imaginario y cómo los autores juegan con los acontecimientos a partir de su propia perspectiva. Así, se ensalzan las virtudes de uno u otro bando político.
Por ejemplo, con el triunfo de los liberales a partir de 1867, en la historia que el Estado nacional liberal mandó a imprimir, los conservadores (el grupo perdedor) no tienen cabida.
De ahí que en libros escolares de ese periodo aparezca Agustín de Iturbide como quien consumó la independencia de México, “pero nada más”, y se le dé prioridad al 16 de septiembre de 1810 antes que al 27 de septiembre de 1821, cuando Iturbide, al mando del Ejército Trigarante, ingresó triunfal a la Ciudad de México, especificó el profesor de la Maestría en Historia Contemporánea de la Facultad de Historia.
Con tal contexto, no causa extrañeza al historiador la propuesta de Andrés Manuel López Obrador, quien incluso ha criticado los contenidos “neoliberales” en los libros de texto gratuito y plantea un enfoque “humanista” para los nuevos.
“Todos los gobiernos, de cualquier partido político, de cualquier corte ideológico, van a estar invirtiendo en cambiar los libros de texto, en eso son iguales todos. Lo harán en función de lo que ellos piensan que debe contarse y el giro o sesgo que le quieren dar a la historia.”
Recordó que lo mismo pasó en el gobierno de Enrique Peña Nieto y antes en el de Felipe Calderón, y así sucesivamente. Más aún, desde finales de la década de 1970 inició un debate que a la fecha continúa: ¿cuál es la historia que debe ser contada en estos libros de texto gratuito?
Para tal debate es de utilidad la lectura del capítulo del libro citado, toda vez que “ayuda a entender la narrativa histórica”, expuso Gerardo Antonio Galindo.
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