- Así lo confirmó Aurora Prado Bobadilla, egresada de la Maestría en Laboratorio Clínico de la UV, con estudio realizado en el municipio de Huatusco
- Hábitos alimenticios inadecuados y falta de actividad física influyen en la salud
“Muchos padres no le dan importancia a la alimentación ni a la actividad física, pero desde esta etapa se provoca una inflamación que traerá consecuencias posteriores”
Claudia Peralta Vázquez
Fotos: César Pisil Ramos
25/01/2022, Xalapa, Ver.- Aurora Prado Bobadilla, egresada de la primera generación de la Maestría en Laboratorio Clínico (MLC), adscrita a la Facultad de Química Farmacéutica Biológica (QFB) de la Universidad Veracruzana (UV), aportó resultados importantes y contundentes sobre la alta prevalencia de síndrome metabólico en población infantil de ocho a 15 años de edad.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), este síndrome se manifiesta cuando una persona presenta resistencia a la insulina, alteraciones en los niveles de glucosa en sangre, hipertensión arterial, obesidad o abdomen prominente, entre otros, de manera simultánea.
Interesada en el estudio de esta problemática, principalmente en las señales de alarma latentes ahora en infantes, Aurora Prado, bajo la dirección de Eduardo Rivadeneyra Domínguez, académico y director de la Facultad de QFB, desarrolló esta investigación cuyos resultados reveló durante la defensa de su tesis de posgrado, el pasado 19 de enero.
Oriunda de la ciudad Huatusco, Veracruz, donde trabajó por un tiempo en un laboratorio clínico, se dio a la tarea de realizar el proyecto que consistió en la toma de muestras sanguíneas a una población de alrededor de 70 estudiantes de escuelas públicas de ese municipio.
En un principio se esperaba atender a 100 niños, pero por la pandemia por la COVID-19 sólo se logró captar la cantidad antes mencionada, entre abril y mayo de 2021.
Como parte del estudio, se analizaron biomarcadores de síndrome metabólico: glucosa, colesterol, triglicéridos, ácido úrico, urea, creatinina, insulina, enzimas hepáticas, entre otros.
Esta última aporta evidencia del inicio de una enfermedad hepática por hígado graso no alcohólico, también característica del síndrome metabólico. Casualmente fue de las que más hubo evidencia, junto con el colesterol y triglicéridos; sin embargo, lo más alarmante fue haber detectado resistencia a la insulina en 27.7 por ciento de la población infantil.
Esto, a través del índice HOMA o Modelo de Evaluación de la Homeostasis, medida empleada para evaluar la resistencia a la insulina.
“La resistencia a la insulina en la obesidad central o en la obesidad generalizada es el indicador más evidente del inicio de un síndrome metabólico”, resaltó la egresada de la Facultad de Bioanálisis; es decir, en comparación con la bibliografía consultada de otros estudios, ese porcentaje es muy elevado pues sólo se menciona hasta en 14.2 y 18.4 por ciento.
Lo anterior significa que en la adultez o en unos cuantos años esos niños padecerán diabetes tipo dos, presión arterial y eventos cardiovasculares, a menos que corrijan sus hábitos alimenticios y estilo de vida.
Inclusive, los resultados de una encuesta aplicada a los padres de familia mostraron que el 90 por ciento no tenía idea de la nutrición y estilo de vida de sus hijos, mucho menos de que podrían tener una alteración.
Lo que más llamó la atención de la especialista en Laboratorio Clínico, fue una niña sin obesidad generalizada, con niveles de 114 de insulina, cuando lo máximo es 20.
Tras la toma de muestras sanguíneas, levantamiento de encuestas y procesado de resultados entregados directamente a los padres de familia, los niños diagnosticados con alguna alteración fueron canalizados con especialistas de nutrición y pediatría para su tratamiento médico y seguimiento.
“Muchos padres no le dan importancia a la alimentación ni a la actividad física, pero desde esta etapa se provoca una inflamación que traerá consecuencias posteriores.”
Con el fin de que la investigación tenga impacto y la información se vierta de forma general, ante el DIF municipal se presentarán los resultados para iniciar un diagnóstico precoz y seguimiento de todos los niños con riesgo de padecer síndrome metabólico en edad adulta.
Sobre esta situación, Aurora Prado aseguró que la obesidad afecta a infantes de todos los estratos sociales y tiene que ver con el aumento en el consumo de alimentos industrializados, como pizzas y hamburguesas.
A la fecha, no existen criterios diagnósticos ni guías de prácticas clínicas para síndrome metabólico específicos en niños, lo cual pone de manifiesto que a nivel mundial no están establecidos de manera concreta.
“Sabemos que existen guías de prácticas clínicas o criterios diagnósticos para adultos, pero en niños no, por lo tanto, no hay investigaciones con un porcentaje real de probabilidades o prevalencias.”
Expuso que este sector de la población no llega a ser diagnosticado de forma temprana, a menos que sean casos relevantes de obesidad, apnea del sueño o problemas cardiacos. Generalmente, en las escuelas tampoco llevan a cabo esos filtros.
Es a través de la investigación que se obtienen estos datos; sin embargo, a nivel nacional no hay una prevalencia de estudios, recalcó.
“Necesitamos ver a la medicina desde una perspectiva preventiva y no sólo de atención, hacer que una patología se diagnostique de manera precoz para atenderla y mejorar la calidad de vida de los niños.”
Respecto a la oportunidad de haber cursado la Maestría en Laboratorio Clínico, Prado Bobadilla expresó el gusto y la pasión que tiene por la labor clínica orientada hacia los pacientes.
Además, reconoció el trabajo de los químicos clínicos y del apoyo que otorgan a otras áreas de las ciencias de la salud, sobre todo en el diagnóstico y tratamiento de los pacientes.
“Seguiré luchando para que esta población sea atendida y tenga una mejor calidad de vida, pero también es momento de darle la importancia al químico dentro del laboratorio.”
Categorías: Principales