- La bacteria Rhizobium puede producir más de 200 kilogramos de nitrógeno por hectárea evitando productos químicos costosos
- La tala o cambio de uso de suelo modifica la composición de éste, lo cual condiciona el éxito de la reforestación
José Luis Couttolenc Soto
25/09/2019, Xalapa, Ver.- Científicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Campus Cuernavaca, Morelos, liderados por la investigadora Esperanza Martínez Romero, realizan trabajos para obtener biofertilizantes que no contaminen y sean una alternativa limpia que pueda sustituir los productos químicos difíciles de degradar; a la fecha han detectado que la bacteria Rhizobium es capaz de producir poco más de 200 kilogramos de fertilizante nitrogenado por hectárea.
Así lo dio a conocer Martínez Romero durante su participación en el 13 Simposio Interno de Investigación y Docencia que se realiza en la Unidad de Servicios Bibliotecarios y de Información (USBI), como parte de las actividades académicas conmemorativas del XV aniversario del Instituto de Biotecnología y Ecología Aplicada (Inbioteca) de la Universidad Veracruzana (UV).
La investigadora titular en el Centro de Ciencias Genómicas de la UNAM y miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) Nivel 3, refirió que los avances en las ciencias genómicas han permitido descifrar los genomas de varias bacterias fijadoras de nitrógeno, haciendo eficiente su utilización.
Dijo que en tiempos recientes se ha registrado una revolución que los expertos denominan “la revolución del microbioma”, en la que se reconoce que las bacterias juegan un papel importante en la fisiología humana, sobre todo en la de las manos, pero en su trabajo se ha enfocado en lo particular a plantas e insectos.
Precisó que desde hace muchos años se sabe que las bacterias promueven el crecimiento de las plantas, y dentro de esta simbiosis sobresale la conocida como Rhizobium que puede producir fertilizantes que normalmente se obtendrían mediante la utilización de técnicas industriales; sin embargo, esta bacteria en la planta realiza un proceso biológico sustentable.
Durante su exposición, mencionó que el sueño de los científicos es lograr la transferencia de la simbiosis de las leguminosas a los cereales, como el maíz y el arroz que son la base de la alimentación en muchos países, pero no fijan nitrógeno en cantidades importantes, por lo que se han marcado la meta de que los cereales fijen nitrógeno, para ello trabajan con diferentes bacterias asociadas al maíz, y mediante una genómica funcional han encontrado ya una comunidad bacteriana capaz de fijar nitrógeno en plantas de maíz.
También planteó que, por sus asociaciones muy cercanas a las bacterias, los insectos tienen estructuras en las que albergan a éstas produciéndose simbiontes especializados, lo que se ha logrado explorar en la cochinilla de la laca que se localiza en el estado de Chiapas, así como en la cochinilla del carmín, a la que se ha considerado como un gran tesoro tanto de México como de Perú, dado que tiene un simbionte novedoso que fija nitrógeno.
“Los insectos son muy viejos en el planeta, lo que llevó a que la simbiosis se estableciera desde hace 280 millones de años”, indicó.
En otro orden de ideas, la investigadora Martínez Romero mencionó que hace 10 años participó, junto con investigadores de otros nueve países, en un proyecto en el que se hizo un análisis de la región de los Tuxtlas, en Veracruz, en donde encontraron que la deforestación cambia a las bacterias del suelo. Para ello analizaron las que se localizaban en esta zona selvática antes y después de una tala o cambio de uso de suelo, detectando que aquellas que lo integraban originalmente desaparecían tras los citados eventos.
Otra observación que se hizo fue cuando se cambiaron los maizales de los Tuxtlas por otro uso de suelo, aumentó la cantidad de rizobios asociados a los cultivos de maíz y frijol, modificándose el perfil de las bacterias.
Para concluir cuestionó: ¿Por qué es esto importante? “Porque en algún momento, si se quisiera reforestar ya no se tendrían las bacterias adecuadas en el suelo para establecer la simbiosis con las nuevas plantas que se produzcan, porque se cambió el perfil”.
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