- Ha permitido un mejor conocimiento de la problemática que afecta a la población de Chapala, en Jalisco
- Importante que se traduzca en diálogo horizontal y no en conocimiento privativo de especialistas
Jorge Vázquez Pacheco
Fotos: Luis Fernando Fernández Carrillo
24/09/2024, Xalapa, Ver.- Comunicar el conocimiento de la ciencia ha sido útil para concientizar a la población marginal, y los ejemplos más dramáticos son el lago de Chapala y los pozos artesianos en el estado de Jalisco, señaló Susana Herrera Lima, profesora investigadora del Departamento de Estudios Socioculturales Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente (ITESO) de la Universidad Jesuita de Guadalajara.
Al disertar sobre el tema “Comunicación de la ciencia con comunidades vulnerables” en el auditorio de la Dirección General de Investigaciones de la Universidad Veracruzana (UV), explicó que esta disciplina tiene el propósito de que el público no especializado tenga acceso a descubrimientos.
“La comunicación de la ciencia cambia de acuerdo con los avances científicos y de la sociedad; no se puede hablar de impartir conocimiento sin involucrarse y colaborar con los grupos poblacionales vulnerables.”
Mencionó la aterradora contaminación en el lago de Chapala, que genera enfermedades renales y gastrointestinales, causante de numerosas defunciones, hasta cinco semanales entre los pobladores cercanos.
“Las ciencias químicas, matemáticas y de ingeniería ambiental fueron importantes para comprender la gravedad de la degradación. Para otorgar dimensión jurídica al asunto se requirió de un trabajo de mediación y gestión entre los diferentes tipos de conocimiento”, señaló.
Agregó que los comunicadores participaron desde la definición del problema hasta la toma de decisiones teóricas y metodológicas. También comentó acerca de las enormes granjas porcícolas, que han convertido los pozos artesianos en verdaderas cloacas.
Los antecedentes históricos
Al hacer un poco de historia dijo que la ciencia llegó al continente a través de los colonizadores, y no necesariamente corresponde a lo que vivían los grupos indígenas. “La primera publicación que puede considerarse como divulgadora de la ciencia fue El mercurio volante, que publicaba sobre varios asuntos de física y medicina”.
La ponente citó que en Veracruz, y particularmente en Xalapa, esa difusión científica se transforma mediante nuevos medios y nuevos espacios: “Los contenidos cambian en la medida que se modifica la sociedad, misma que reclama un mejor conocimiento sobre su problemática. Para entender el presente hay que conocer el pasado”.
Al referir las antiguas formas, dijo que el comunicador especializado entregaba el conocimiento sin interés por establecer un diálogo; los talleres actuales, en cambio, tienen la característica del diálogo con los públicos que tienen algo por decir, por preguntar y comentar.
“Nos interesan los afectados por problemas sociales, que su manera de pensar el mundo tenga que ver con la ciencia. Tratamos de ser científicos y pensar el mundo a través de las ciencias; uno de nuestros grandes problemas es la desinformación, de modo que debemos ser muy creativos e imaginativos”, finalizó.
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