- Altera los ciclos de la biodiversidad y dificulta la observación astronómica, destacó la Directora de la Facultad de Física de la Universidad Veracruzana
Carlos Hugo Hermida Rosales
Fotos: Luis Fernando Fernández
29/02/2024, Xalapa, Ver.- “La contaminación lumínica es un problema de alta relevancia para la época contemporánea, pues impacta negativamente al desarrollo sostenible, altera los ciclos de la biodiversidad y quita a las personas su derecho a observar un cielo oscuro”, mencionó Argelia Báez Barrios, directora de la Facultad de Física de la Universidad Veracruzana (UV).
La catedrática fue conferencista inicial del 3er Foro Académico Internacional “Ecología urbana, tecnología e innovación para la sustentabilidad”, organizado por la Facultad de Pedagogía.
En la inauguración, Maribel Domínguez Basurto, directora de la entidad, comentó que la actividad fue pensada para la formación integral de los estudiantes, quienes tendrán la oportunidad de adquirir mucha información de las conferencias programadas.
Gabriela Hernández Hernández, coordinadora de Sustentabilidad de la Facultad, explicó que el objetivo del foro fue contribuir a la consolidación de una cultura sostenible en entornos universitarios y comunitarios, a través del reconocimiento de interacciones entre naturaleza y ser humano.
“Esperamos que este espacio sirva de reflexión y análisis, y enriquezca saberes en materia de sustentabilidad”, manifestó.
Al impartir la conferencia “La importancia de los cielos oscuros”, Argelia Báez explicó que la contaminación lumínica se define como el flujo luminoso proveniente de fuentes artificiales de luz, que provoca el aumento del brillo y disminuye la visibilidad de los cuerpos celestes.
Se manifiesta cuando una mala instalación de las luminarias mengua la oscuridad del cielo, la luz artificial del exterior invade y modifica las condiciones del interior de las viviendas, y deslumbra los ojos de seres vivos.
La docente mencionó que en el medio urbano la cantidad de luz ha aumentado a niveles que, pese a parecer normales, afectan la calidad de la vida.
“El mundo contemporáneo, con sus tiempos, exigencias y rutinas, genera un exceso de iluminación en horarios nocturnos”, afirmó.
El problema creció por la necesidad de evitar la oscuridad, pues en el pensamiento colectivo la luz es asociado como algo positivo y sinónimo de progreso y civilización, mientras su ausencia se percibe como perjudicial.
Argelia Báez puntualizó que la contaminación lumínica dificulta la observación astronómica al disminuir la visibilidad del firmamento, altera los ciclos del sueño, impacta la concentración y provoca accidentes de tránsito que se traducen en pérdidas económicas e incluso en muertes.
Italia fue uno de los primeros países en atender este problema, y la región de Véneto es reconocida mundialmente por ser pionera en establecer una ley específica para atenuarlo en 1997.
La académica enfatizó en la necesidad de repensar la luz en las ciudades, generar una conciencia ambiental de su impacto en la biodiversidad, rediseñar el consumo energético con alternativas inteligentes que eviten la sobreiluminación, y fomentar una cultura de ahorro y eficiencia.
“Especialistas en el tema enfrentan el desafío de mostrar a las personas que tienen el derecho a contemplar un cielo oscuro”, concluyó.
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