- La investigadora de la Universidad Veracruzana compartió que en México la tasa de donadores es de 3.8 por cada millón de habitantes
- Dijo que no hay límite de edad para donar, son los especialistas quienes determinan la viabilidad
Carlos Hugo Hermida Rosales
Fotos: Carlos Hugo Hermida Rosales
25/05/2023, Xalapa, Ver.- “Los problemas de desconfianza y desinformación necesitan ser atendidos para poder incrementar la cultura de donación de órganos”, declaró María Luisa Marván Garduño, del Instituto de Investigaciones Psicológicas (IIP) de la Universidad Veracruzana (UV), en su participación dentro de las “Tardes de Ciencia”.
En esta iniciativa, organizada por la Dirección General de Investigaciones (DGI), la experta impartió la charla virtual “Donación de órganos: sálvame si ya no vas a usarlos”.
Luisa Marván mencionó que el trasplante de órganos se refiere a la sustitución de uno dañado por otro que funcione bien; en muchas ocasiones es la única opción para salvar o mejorar la calidad de vida de los pacientes.
Explicó que los órganos o tejidos que se pueden trasplantar dependen si la donación es en vivo o post mórtem; en la primera es posible hacerlo con el riñón, el pulmón o la médula ósea, así como con partes del hígado, páncreas o intestino.
Mientras que en la segunda se suman córneas, piel, huesos, válvulas cardiacas, vasos sanguíneos y corazón, entre otros.
La investigadora compartió que España es líder a nivel mundial en tasa de donadores, con 49.6 por cada millón de habitantes; el promedio para América Latina y el Caribe es de 7.5, pero en México apenas se llega a 3.8 donadores.
Comentó que entre las principales razones por las que las personas se oponen a la donación, se encuentran las cuestiones religiosas, suposiciones de que la extracción se realiza antes que el individuo muera, tener alguna enfermedad, o la creencia de que existe una edad límite.
Respecto a esto último, dijo que no hay límite de edad para donar, sólo los especialistas determinan si algún padecimiento impide hacerlo, se lleva a cabo después de la muerte y muchas religiones derivadas del cristianismo lo promueven como acto de caridad.
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