- Es necesario implementar protocolos en las escuelas y espacios laborales, pues la fisiología humana no es apta para condiciones climáticas extremas, advirtió Alejandra Núñez
- “No sólo las personas están enfermándose, también los sistemas de salud”
Paola Cortés Pérez
Fotos: Omar Portilla Palacios
04/06/2022, Xalapa, Ver.- Uno de los efectos del cambio climático son las temperaturas extremas, por lo que es necesario empezar a implementar protocolos en las escuelas y centros de trabajo, ya que la fisiología humana no es apta para condiciones climáticas extremas, advirtió Alejandra Núñez de la Mora, investigadora del Instituto de Investigaciones Psicológicas de la Universidad Veracruzana (UV).
La universitaria participó en el programa “Tardes de Ciencia” que impulsa la Dirección General de Investigaciones (DGI) de esta casa de estudios, con la conferencia “El futuro está aquí: los efectos de la crisis climática en la salud humana”.
Alejandra Núñez expresó: “Los efectos de la crisis climática que vivimos no son hipótesis, no son una predicción a futuro, sino que ya están aquí con nosotros”.
Explicó que el cambio climático es un fenómeno que se ha dado paulatinamente por la acumulación de gases, resultado de un modo de vida que inicia con la industrialización y la modificación radical del uso de las energías, los combustibles, las tecnologías, que han emitido una combinación tóxica de gases.
“Ha generado que no se disipen los gases de la atmósfera hacia el exterior, creándose el fenómeno de efecto invernadero que ocasiona el calentamiento de la superficie terrestre de manera significativa, ocasionando el calentamiento global.”
En los últimos 20-30 años se ha visto una tendencia global más intensa en la ocurrencia y frecuencia de fenómenos ambientales climáticos con enormes impactos no solamente en las poblaciones humanas, sino en toda la vida del planeta.
“Hemos visto una serie de ciclones cada vez con mayor fuerza. El año pasado por primera vez tuvimos un patrón atípico, en ambos lados del territorio mexicano tuvimos estos fenómenos meteorológicos”, ejemplificó.
Además, de 2020 a la fecha hay un incremento en la ocurrencia de incendios en Australia, California, Grecia y México, donde enormes superficies de cultivos, bosques y vegetación primaria han sido arrasadas en cuestiones de días y semanas, llevándose consigo no solamente el paisaje y la vida silvestre, también infraestructura y asentamientos humanos.
“Esto ha representado un costo enorme para las economías y en términos de pérdidas de vida, de efectos directos e indirectos a mediano plazo para las poblaciones.
”En nuestro país no estamos a salvo, por el contrario, hemos visto un incremento en la frecuencia de ciclones, inundaciones y huracanes que dejan a su paso una afectación importante en la infraestructura que muchas veces obliga a las personas a migrar, registrándose los primeros refugiados del cambio climático.”
Ante estas condiciones, los estudios demuestran que determinadas poblaciones están en riesgo de ser afectadas en términos de salud: niños, mujeres embarazadas, personas mayores, personas con discapacidad, personas empleadas al aire libre, poblaciones indígenas, migrantes, prisioneros, refugiados, habitantes de litorales.
Esta situación climática trae consigo riesgos para la salud, ya que afecta directamente la calidad del agua, del aire, la disponibilidad y calidad de alimentos, la distribución y la ecología de vectores que funcionan como vías de transmisión de enfermedades, factores sociales –impacto a nivel comunitario, a nivel de arraigo–.
A nivel epidemiológico vemos patrones importantes que hablan de enfermedades que fungen como centinelas del cambio climático, uno de ellos es la enfermedad renal aguda que en los últimos años ha tenido una prevalencia en lugares específicos de Centroamérica y México.
“Este padecimiento se ha detectado principalmente en trabajadores agrícolas, especialmente de los cañaverales, encontrándose que la explicación tiene relación con la exposición a las altas temperaturas durante la jornada laboral. Es una de las primeras enfermedades asociadas al cambio de temperatura”, señaló la investigadora de la UV.
También hay incidencia de problemas cardíacos, cardiovasculares, alergias, padecimientos pulmonares y gastrointestinales (cólera, hepatitis).
Advirtió que hay una mayor frecuencia de enfermedades transmitidas por algunos vectores como el mal de Chagas, malaria, Zika, dengue, y para muchas de ellas no hay tratamientos preventivos. Además, hay evidencia de resistencia de algunas bacterias a los antibióticos.
Asimismo, dijo, la salud mental también se ve impactada, por ejemplo las personas que han sido desplazadas de sus hogares después de un huracán o inundación presentan estrés postraumático que dura meses o incluso años.
“La ecoansiedad se presenta en las personas jóvenes que empiezan a cuestionarse sobre su futuro, seguridad y salud; se trata de un sentimiento de tristeza y algunos psicólogos ambientales la equiparan a un duelo.”
Expuso que estas condiciones y enfermedades requieren que los profesionales de la salud consideren los efectos del cambio climático, a fin de desarrollar dispositivos y protocolos para diagnosticar y atender de manera oportuna a las poblaciones en riesgo.
Alejandra Núñez subrayó que el calor –las altas temperaturas– es quizá uno de los efectos más peligrosos y preocupantes por las afectaciones al organismo de los seres humanos.
“La fisiología de nuestra especie es insuficiente para adaptarse a las altas temperaturas, ocasionando efectos a nivel cerebral, incrementa las condiciones de violencia y agresión, riesgo a enfermedades cardiovasculares, ataques cardiacos, problemas renales y pulmonares.”
Lamentó que cada vez más son los hospitales y centros de salud que operan sin energía eléctrica, los tratamientos médicos y la infraestructura son insuficientes, hay falta de personal y de insumos. “No sólo las personas están enfermándose, también el sistema de salud”.
Finalmente, dijo que las medidas para enfrentar el cambio climático pueden ser de mitigación, que ayudan a reducir los efectos del cambio climático: reducción de gases de efecto invernadero, captura de carbono, uso de energías renovables y transporte sostenible. También pueden ser de adaptación, para reducir la vulnerabilidad de los ecosistemas: reforestación, cultivos variados, protección de infraestructuras y respuesta a emergencias.
Categorías: Ciencia