- Estudio revela las condiciones padecidas por este sector, principalmente mujeres, tanto de México como de Brasil
- Fue coordinado por investigadoras de la Universidad Veracruzana y la Universidad de São Paulo
- El sistema patriarcal, colonial y capitalista prevaleciente en ambas sociedades se agravó durante la contingencia
Claudia Peralta Vázquez
Fotos: Luis Fernando Fernández Carrillo
21/03/2023, Xalapa, Ver.- Un estudio realizado por la Universidad Veracruzana (UV) y la Universidad de São Paulo, Brasil, reveló la violencia institucional que durante la pandemia enfrentó el personal de salud –principalmente mujeres– de nosocomios públicos y privados de México y el país sudamericano, misma que generó condiciones de trabajo discriminatorias, de precariedad y fragmentación social.
María José García Oramas, investigadora y académica de la Facultad de Psicología de la UV, y Cinira Magali Fortuna, profesora de la Universidad de São Paulo, ambas coordinadoras del proyecto, participaron en el webinario “Violencias contra los profesionales de la salud en tiempos de pandemia: desafíos y propuestas”, para exponer algunos aspectos y resultados importantes.
Compartieron que el estudio fue financiado por la Asociación Universitaria de la Francofonía (AUF), bajo la convocatoria 2021 de apoyos a proyectos COVID-19, e intervinieron profesionales de la salud que trabajaron durante la pandemia en instituciones públicas, privadas, y de cuidados en casa, incluyendo: médicos, enfermeras y personas de distintas áreas.
Con la participación de 26 docentes y estudiantes en formación de diversas universidades de ambas naciones, se desarrolló en las ciudades de: Xalapa y Minatitlán, Veracruz; así como de Oaxaca, Oaxaca; y en los estados de São Paulo, Goiás y Bahía, en Brasil.
Además de plasmar las vivencias del personal de salud en cuanto a la violencia sufrida en el contexto de la pandemia de COVID-19, otro de sus objetivos fue emplear la escritura como dispositivo y medio de expresión de dicha problemática, a fin de generar propuestas de intervención.
En la transmisión simultánea a través de Zoom, y traducida en español y portugués, García Oramas subrayó que México y Brasil son sociedades donde prevalece un sistema capitalista, patriarcal y colonial, lo cual se agravó durante la pandemia y generó condiciones de trabajo discriminatorias, de precariedad y fragmentación social.
Asimismo, estructuras que condicionaron y limitaron la operación institucional, intrahospitalaria, y produjeron relaciones y subjetividades determinadas por el género, si se considera que un gran porcentaje del personal de salud son mujeres, sobre todo enfermeras.
Al referirse a la violencia macrosocial, la académica de la UV enfatizó que, en el caso particular de Brasil, la necropolítica fue más evidente porque el gobierno gestionó la vida y la muerte de acuerdo a una lógica deliberadamente pragmática. Es decir, determinó quién vivía o moría, a quién sí y a quién no se vacunaba.
En cuanto a las violencias microsociales, ejercidas en la vida cotidiana bajo un carácter muy sutil y repetitivo, hasta el grado en que se normalizan y vuelven algo cotidiano, dijo que persistieron en los espacios laborales, familiares y comunitarios donde vivió y coexistió el personal de la salud.
Se manifestaron de distintas maneras: físicas, verbales, psicológicas o económicas. Sin embargo, la violencia institucional se desprende de la estructura política, económica y social que produce expectación y desigualdad, y se concreta en la forma en que actúan las instituciones estatales y privadas.
“En esta situación existió una violencia de carácter institucional hacia el personal de salud”, afirmó la catedrática.
Entre las narrativas expuestas, la violencia institucional se tradujo en los límites presupuestales de los sistemas de salud, altos costos de atención para los pacientes que es la fuente de desigualdad estructural en el acceso a los servicios.
También, desabasto de medicamentos, principalmente de sedantes para mantener a los pacientes intubados, escasez de materiales como equipos de protección del personal y deficiencias en las instalaciones hospitalarias.
Con relación a las condiciones laborales, señalaron las contrataciones temporales de jóvenes recién egresados y sin experiencia, capacitación previa ni supervisión; espacios saturados, de cuatro a seis pacientes intubados y atendidos por una sola persona; falta de materiales, medicamentos y equipos de trabajo.
“Cubrían de dos a tres jornadas de trabajo seguidas, incluso de 60 horas, sin descanso ni remuneración. Además de condiciones de discriminación y aislamiento, no podían salir del covitario ni para ir al sanitario o para pasar documentos o insumos.”
Por lo anterior, puntualizó la necesidad de diseñar nuevos dispositivos que garanticen la salud y el pleno goce de los derechos humanos del personal de salud en el ejercicio de sus labores, tanto en situaciones cotidianas como en las extraordinarias, tal es el caso de lo acontecido durante la pandemia.
Cinira Magali Fortuna dio a conocer que el proyecto de investigación fue avalado por comités de investigación y de ética en México y Brasil.
En México, los profesionales de la salud fueron invitados por diversos medios: de manera individual, en sus centros de trabajo y mediante redes sociales; mientras que en Brasil, se consultó a los servicios sanitarios sobre su participación en el estudio, así como a los profesionales. En algunos casos prefirieron hablar que escribir sus vivencias.
Al final del webinario se leyeron cuatro narrativas (dos mexicanas y dos brasileñas) y los asistentes discutieron sobre el tema.
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