- Juan Carlos López Acosta es coautor de proyecto que aborda la herbivoría y su impacto en las plantas
- Es resultado de la colaboración con el Instituto de Ecología de la Fundación “Miguel Lillo”, de Argentina
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21/01/2020, Xalapa, Ver.- Juan Carlos López Acosta, investigador de tiempo completo del Centro de Investigaciones Tropicales (Citro) de la Universidad Veracruzana (UV), publicó en la revista inglesa Arthropod-Plant-Interactions un artículo realizado en coautoría con sus colegas del Instituto de Ecología de la Fundación “Miguel Lillo”, situado en San Miguel Tucumán, Argentina.
El artículo “La herbivoría de las hojas modula las correlaciones de los rasgos del fruto dentro de las plantas” es resultado de la colaboración que el Citro mantiene, desde hace ocho años, con la institución argentina.
El proyecto forma parte de la tesis doctoral de la estudiante Mariana Valoy y también participan Silvia Lomáscolo, Facundo Bernacki, Omar Varela y Mariano Ordano.
López Acosta explicó que en el marco de la citada colaboración han desarrollado otros artículos relacionados con la herbivoría, proceso ecológico en el cual un animal se alimenta de tejido vivo de la planta y ocasiona impactos negativos en ella, como disminución de su crecimiento, habilidad competitiva y producción de frutos, hojas, tallos y raíces.
El especialista, con nueve años de experiencia en el Citro, subrayó que gran parte de las sustancias químicas producidas por las plantas, como los metabolitos secundarios, son usadas para defenderse de los herbívoros, pues las hacen menos apetitosas.
Algunas de esos químicos, como la cafeína, son empleados en el área de medicina, expuso el egresado de la Facultad de Biología de la UV.
El artículo aborda cómo los herbívoros modifican características de la planta, como el proceso de dispersión de semillas, que se da cuando un ave ingiere los frutos y las lleva hacia otro lado. Para que esto suceda, el vegetal debe mostrar frutos de cierto color, tamaño, dulzura y cierta cantidad de semillas. Sin embargo, los herbívoros hacen que la planta modifique las características de sus frutos, volviéndolos menos atractivos para las aves.
El investigador señaló la gravedad de que las plantas disminuyan su capacidad de dispersar semillas, pues ello traerá como consecuencia que no puedan colonizar nuevos sitios, sobre todo en hábitats antropizados, es decir, que han sido perturbados por el hombre.
En este sentido, la investigación y el artículo podrían coadyuvar en la toma de decisiones, a fin de determinar cuáles son los procesos que modifican la producción de frutos. De esta forma, también se sabría cómo manejar las plantas, con el objetivo de que mantengan los procesos de dispersión de semillas.
López Acosta explicó que la investigación consistió en explorar la relación entre el nivel de herbivoría de la hoja (daño medio y coeficiente de variación) y los rasgos de exhibición de la fruta Vassobia breviflora (Solanaceae).
De acuerdo con la función del rasgo, se analizó la relación entre los rasgos reproductivos (número y peso de semillas) y de recompensa (concentración de azúcar, peso de la pulpa): “No encontramos ningún efecto de herbivoría en la correlación entre los rasgos reproductivos, pero se halló un efecto en la correlación entre los rasgos de recompensas”.
En términos evolutivos, los resultados sugieren que la variación en los rasgos de la hoja constituiría una estrategia para resolver conflictos de asignación derivados del daño, y para mantener las características de visualización de la fruta, que favorecen la interacción con los dispersores de semillas.
Juan Carlos López destacó la relación con sus pares de Argentina, toda vez que México y ese país comparten problemáticas relacionadas con deforestación, pérdida y degradación del hábitat, extracción de especies y expansión urbana: “Por esta razón, el hecho de buscar procesos que puedan ser generalizables y ayuden a conservar o a manejar los sistemas naturales que quedan, sería benéfico para ambas partes.”
Sobre su línea de investigación, enfocada en los ambientes atropizados, López Acosta dijo que cada vez son más los sitios alterados por el hombre, y dicho impacto puede modificar los procesos biológicos. “Casi siempre pensamos que es malo, pero hay veces que se modifican de tal manera que los ecosistemas tienen la capacidad de modularlos y crear nuevas propiedades emergentes para mantener su funcionamiento”.
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