- Del uno al dos por ciento de la población mundial tiene epilepsia (60 millones de personas)
- Es importante continuar generando información sobre la función general del cerebro, señaló investigadora del Cice–UV
Hizo seis recomendaciones para quienes tienen contacto con personas con este padecimiento: mantenerse tranquilo y calmado mientras se asiste a la persona en crisis; aflojar las prendas que puedan causarle opresión (corbata, camisa y cinturón); retirar cualquier mueble cercano y colocar algún objeto blando debajo de su cabeza; poner a la persona en el suelo con la cabeza de lado para que la saliva pueda salir de su boca; permanecer junto a la persona hasta que finalice la crisis, observando los síntomas y tiempo de duración para informar posteriormente al médico; y llamar al servicio de urgencias para que evalúen al paciente.
José Luis Couttolenc Soto
09/07/2020, Xalapa, Ver.- En la Semana del Cerebro que lleva a cabo la Universidad Veracruzana (UV), Leonor López Meraz, del Centro de Investigaciones Cerebrales (Cice) de esta casa de estudios, ofreció la charla virtual “Hablemos de epilepsia con el cerebro” y dijo que México tiene una prevalencia de pacientes con epilepsia de 10 a 20 por cada mil habitantes, lo que significa que en nuestro país existen alrededor de un millón de personas con alguna forma de este trastorno.
El evento académico, que se transmite por Facebook y la plataforma Zoom, es organizado de manera conjunta por el Centro de Investigaciones Biomédicas, el Instituto de Ciencias de la Salud y el Instituto de Neuroetología, y López Meraz participó el 7 de julio.
Explicó que se trata de una alteración del sistema nervioso central y se caracteriza por un incremento y sincronización anormales de la actividad eléctrica neuronal que se manifiesta con crisis recurrentes espontáneas. Precisó que la epilepsia no debe confundirse con la aparición de una crisis epiléptica aislada, porque si bien son alteraciones motoras y/o sensoriales resultantes de la actividad excesiva sensorial, pueden constituirse en eventos aislados o agudos, o bien en crónicos y espontáneos, y pueden subdividirse en crisis convulsivas y no convulsivas.
Lamentablemente, comentó que el 38 por ciento de las personas con este padecimiento no responden a tratamientos con fármacos como anticonvulsivos, antiepileptogénicos o antiepilépticos, aunque también existen otros tratamientos no farmacológicos entre los que se encuentran la dieta cetogénica (baja en carbohidratos y alta en grasas saludables), la estimulación eléctrica del nervio vago, la estimulación magnética transcraneal y la cirugía de epilepsia.
Sin embargo, detalló que a pesar de que la epilepsia es de origen multifactorial (infecciones neurológicas, traumatismo craneoencefálico, malformaciones congénitas, tumores cerebrales, daños natales o prenatales), los mecanismos neuronales que la originan aún no se conocen a detalle, por lo que todavía hay aspectos por estudiar y descubrir con respecto a su fisiopatología.
Leonor López aclaró mitos y realidades de la enfermedad: no es rara, dado que del uno al dos por ciento de la población mundial tiene epilepsia (60 millones de personas); no es contagiosa, tiene múltiples causas, entre ellas algunas genéticas y otras secundarias a un daño cerebral, pero no es infecciosa; no es de origen sobrenatural, ya que es una enfermedad neurológica; no afecta sólo a niños, tanto infantes como adultos mayores son más susceptibles a padecerla; no siempre se manifiesta con convulsiones, sino de múltiples formas; no mata las neuronas, pero un control inadecuado de las crisis epilépticas puede facilitar la muerte neuronal; los tratamientos farmacológicos no la curan, pero sí controlan sus manifestaciones; no es mortal, pero el riesgo de muerte prematura en quienes la padecen es mayor que en la población en general; cuando alguien convulsiona es imposible se trague su lengua, pero no se deben colocar objetos en su boca.
Señaló que es importante continuar investigando sobre la epilepsia, porque genera información sobre la función general del cerebro para desarrollar mejores tratamientos y curas.
Por último, hizo seis recomendaciones para quienes tienen contacto con personas con este padecimiento: mantenerse tranquilo y calmado mientras se asiste a la persona en crisis; aflojar las prendas que puedan causarle opresión (corbata, camisa y cinturón); retirar cualquier mueble cercano y colocar algún objeto blando debajo de su cabeza; poner a la persona en el suelo con la cabeza de lado para que la saliva pueda salir de su boca; permanecer junto a la persona hasta que finalice la crisis, observando los síntomas y tiempo de duración para informar posteriormente al médico; y llamar al servicio de urgencias para que evalúen al paciente.
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