- Pablo Rudomín Zevnovaty, neurofisiólogo miembro de El Colegio Nacional, impartió la conferencia de clausura de la Cátedra Ruy Pérez Tamayo
- Hoy en día las neuronas espejo son consideradas parte de las bases neurofisiológicas de la imitación, apuntó el científico

Pablo Rudomín, miembro de El Colegio Nacional, impartió la conferencia de clausura de la Cátedra de Excelencia “Ruy Pérez Tamayo”
David Sandoval Rodríguez
15/10/2021, Xalapa, Ver.- La ciencia se vuelve cada vez más una labor multidisciplinaria y ha permitido confirmar que comportamientos considerados exclusivos de los humanos también existen en otros seres, expresó Pablo Rudomín Zevnovaty, destacado neurofisiólogo miembro de El Colegio Nacional.
El investigador emérito del Departamento de Fisiología, Biofísica y Neurociencias del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional (IPN), clausuró con su conferencia “Sociedad y cultura científica” la edición 2021 de la Cátedra de Excelencia “Ruy Pérez Tamayo” de la Universidad Veracruzana (UV).
Rudomín Zevnovaty planteó que ocurre “un tránsito hacia la multidisciplinariedad en la ciencia porque ninguno de nosotros tiene la capacidad, por más brillante que sea, de entender todo; entonces, hay que comprender eso desde el punto de vista de la enseñanza, que no debe estar enfocada en una especialidad sino darle a las personas la capacidad de integrar la información”.
Con relación a los avances más recientes en su campo de investigación, dijo que tanto la atención como el ver e imitar no son acciones exclusivas de los seres humanos. “Es parte de todos los seres biológicos el imitar, el tomar decisiones, y el conocimiento distribuido no es necesariamente la suma de los conocimientos individuales, es más bien una propiedad denominada emergente, consecuencia de la interacción entre los individuos que forman a la población”.
Destacó que los seres vivos tenemos muchos comportamientos emergentes y se puede apreciar desde los patrones de vuelo de las parvadas hasta cómo las personas tratan de hacer varias cosas al mismo tiempo.
Respecto a la cuestión de si el comportamiento es determinado genéticamente o es impreso en periodos críticos del desarrollo, puso como ejemplo la impronta olfatoria en animales recién nacidos como el salmón, que regresa a desovar al sitio en que nació y lo puede hacer por su sensibilidad a la morfolina, sustancia animal que reconoce y le permite rastrear en la corriente del río hasta su lugar original, ello gracias a su memoria olfativa.

En su participación habló sobre las investigaciones más recientes sobre el comportamiento y las neuronas espejo
El investigador dijo que en la actualidad las neuronas espejo son consideradas parte de las bases neurofisiológicas de la imitación y detalló: “Recientemente se han encontrado poblaciones de neuronas en el mono que responden al realizar una acción determinada, como cuando observa a otro mono realizar la misma acción; esta propiedad neuronal promueve lo que se llama aprendizaje por imitación, también conocido como comportamiento resonante”.
Pablo Rudomín explicó que el sistema de neuronas espejo permite al individuo detectar ciertos estados mentales de otros individuos, y esta capacidad permite anticipar las acciones futuras que pueden ser cooperativas, no cooperativas e incluso amenazantes.
“Esto permite una mayor adecuación en la respuesta propia a las actitudes e intenciones de los otros, lo que es fundamental para la interacción social y el desarrollo del lenguaje”, agregó.
Asimismo, reconoció que “todo esto está muy de moda con el desarrollo de la inteligencia artificial y la creación de redes neuronales, imitando las redes de neuronas del sistema nervioso que permiten la identificación de las facciones del rostro”.
Recordó que aprendemos a hablar imitando a los demás y ahora se sabe que tanto en los antropoides como en los humanos el sistema de neuronas espejo se especializa en el procesamiento de estímulos, “no sólo de estímulos animados sino de otros con relevancia social como el temor adquirido indirectamente a través de la observación, que activa mecanismos neuronales semejantes a los desencadenados por el temor experimentado personalmente”.
Dijo que se han dado casos en que una persona se enferma y el integrante de la familia que está más cercano a ella adquiere síntomas o sufre también, “pero no es por empatía, (sino) porque su sistema nervioso incorpora estas actitudes”, afirmó.
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