- Pedro Duarte, del Instituto de Neuroetología, comentó que la antropofonía tiene implicaciones en la supervivencia y la reproducción de la fauna silvestre, principalmente
- México se ubica en un nivel intermedio en cuanto a la generación de ruido antropogénico, expresó
Paola Cortés Pérez
Fotos: Omar Portilla Palacios
12/11/2022, Xalapa, Ver.- En la actualidad vivimos en un mundo antropofónico, lo que afecta a la fauna silvestre, advirtió Pedro Américo Duarte Días, investigador adscrito al Instituto de Neuroetología de la Universidad Veracruzana (UV).
El universitario participó en la cuarta sesión del segundo periodo del programa “Tardes de Ciencia”, impulsado por la Dirección General de Investigaciones de esta casa de estudios, con la charla “La vida en el planeta antropofónico”.
Empezó con una breve explicación de conceptos como el sonido, paisajes sonoros y antropofonía. El ruido, al considerarse un sonido desagradable para el receptor, puede ser un factor que impacte fisiológicamente a los sujetos que lo reciben.
Al conjunto de sonidos que componen un ambiente acústico se denomina paisaje sonoro e incluye dos tipos de sonidos principales: geofonía (se refiere a los producidos por elementos físicos, como el agua, el viento o los truenos) y biofonía (los generados por organismos, como las vocalizaciones de los animales).
“En la actualidad, los paisajes sonoros del planeta tienen una capa añadida de sonido producido por las actividades humanas, denominada antropofonía, que es una de las varias dimensiones del impacto antropogénico.”
Advirtió que el ruido antropogénico impacta en la fauna silvestre, principalmente tiene implicaciones para la supervivencia y la reproducción, aunque no aplica de manera universal.
Esta huella no es homogénea, hay regiones y países con una mayor intensidad, entre ellos: Ucrania, Turquía, Italia, Brasil, Israel, Taiwán, India, Emiratos Árabes Unidos. México se ubica en un nivel intermedio en cuanto a la generación de ruido antropogénico.
“Independientemente de las variaciones regionales, el ruido producido por las actividades humanas tiene una presencia global, incluso en áreas terrestres remotas y en los océanos.”
Sin embargo, Pedro Américo Duarte mencionó que son pocos los estudios y las publicaciones sobre el impacto que esto tiene en las diferentes especies. Hasta el momento hay 20, de ellas sólo seis están enfocadas en primates en vida libre.
El ruido y los monos aulladores
A nivel mundial se identifican 520 taxones (especies o subespecies) de primates; de ellos, el 60 por ciento están amenazadas y en el 80 por ciento su población va en disminución.
En el caso de México, el investigador mencionó que varias poblaciones de primates viven en áreas urbanas y suburbanas, frecuentemente están expuestos al ruido antropogénico.
Reiteró que son pocas las investigaciones enfocadas a las respuestas de los primates ante el ruido generado por las actividades humanas. Por ello, su equipo de trabajo ha desarrollado una serie de investigaciones en la región de Los Tuxtlas, entre las poblaciones de monos aulladores, considerados primates platirrinos.
Dijo que se alimentan principalmente de frutas y hojas que seleccionan de las copas de los árboles, viven en grupos sociales y se distinguen por sus vocalizaciones potentes.
La especie es altamente amenazada por factores antropogénicos, principalmente la pérdida del hábitat –por la deforestación–, degradación y fragmentación de la misma, así como por la cacería pues los monos aulladores son vendidos como mascotas.
Una de las investigaciones en Los Tuxtlas fue la realizada en cuatro fragmentos de la región, seleccionaron cinco grupos y 16 machos adultos. Duró un año, periodo en el que registraron mil 753 horas de observación para conocer el impacto de los ruidos antropogénicos y las respuestas conductuales ante los mismos.
“Registramos más de dos mil ruidos, es decir, 1.2 ruidos por hora de observación, siendo los más frecuentes los asociados a los vehículos, megáfonos, voz humana y herramientas.
”La mayor parte de las ocasiones que se registraban sonidos antropogénicos, los monos no desplegaban una respuesta conductual. Con el paso de aeronaves casi siempre desplegaban una respuesta conductual, pero ante el ruido de herramientas y tráfico no había una respuesta.”
Lo anterior, explicó, se debe a que los atributos acústicos del ruido influyen en la probabilidad de respuesta de los monos, esto es, los sonidos intensos son los que provocan las respuestas conductuales.
A la pregunta ¿qué implicaciones tiene el ruido antropogénico en los primates?, Pedro Américo Duarte dijo que encontraron que para los monos aulladores el costo es energético y de oportunidad. El despliegue de vocalizaciones por parte de los individuos implica un desgaste de energía y pierden la oportunidad de realizar una actividad fundamental para su presupuesto de tiempo.
Por lo tanto, opinó que es necesario y apremiante pensar en acciones para disminuir el ruido de las actividades humanas que está presente en el hábitat de esta especie de primates.
Al final de su charla agradeció al grupo de asistentes de campo, estudiantes, colaboradores e instituciones que lo han apoyado por años para desarrollar este tipo de estudios.