- “Con el descubrimiento de las neuronas espejo se sugiere haber descubierto las bases neuronales de lo que Aristóteles llamó mímesis, el rasgo que el animal humano comparte con otras especies”
Karina de la Paz Reyes Díaz
05/09/18, Xalapa, Ver.- El VI Coloquio Internacional sobre las Artes Escénicas, proyecto del cuerpo académico (CA) Consolidado Teatro de la Universidad Veracruzana (UV), tuvo como primera conferencia magistral “De la natura a la cultura: el camino de la ciencia a las artes escénicas”, a cargo del profesor e investigador emérito de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México, José Ramón Alcántara Mejía.
El 4 de septiembre en la sala de videoconferencias de la Unidad de Servicios Bibliotecarios y de Información (USBI), el teórico comentó que hace alrededor de 20 años a la fecha se ha dado una fusión entre las artes escénicas y las investigaciones científicas.
Aclaró que en la década de 1960 salió a relucir algo llamado “la ciencia del teatro”, que más bien era la continuidad de lo que el estructuralismo había propuesto. Para él, “era una visión un tanto positivista del siglo XIX que había sido arrastrada al XX, en el cual todas las disciplinas no científicas querían encontrar un lugar dentro del sistema de conocimiento, y el camino era decir ‘la ciencia del teatro’, ‘la ciencia de la literatura’, etcétera, pero sin tener una base científica. Era puramente el deseo de participar en el discurso que se estaba dando en aquel tiempo”.
Su conferencia partió de las ciencias naturales, aquellas que tienen que ver con la naturaleza del cuerpo del ser humano. Se refirió, concretamente, al encuentro entre las ciencias que se están interesando en el teatro y viceversa, así como al filósofo Aristóteles.
“Con el descubrimiento de las neuronas espejo se sugiere haber descubierto las bases neuronales de lo que Aristóteles llamó mímesis, el rasgo que el animal humano comparte con otras especies, y del cual deriva una forma particular de placer y conocimiento”, precisó.
Es más, dijo: “Si la realidad es una construcción en flujo constante, entonces su manifestación presentada por la mímesis en el artefacto estético no puede sino tener las mismas características; es decir, el arte responde tanto a los cambios sociales como a las estructuras biogenéticas del organismo humano en su relación con el medio ambiente”.
Para él, no es posible hablar del desarrollo de las artes escénicas sin tomar en cuenta los aportes de las disciplinas científicas que han avanzado paralelamente a ellas. No obstante, dijo que aún es necesario “puentear” una brecha conceptual que tiene que ver con la resistencia de la teoría teatral contemporánea a contemplarse a sí misma en término evolutivos, en lugar de las rupturas con las construcciones teóricas que le anteceden.
“Quizá elaborando uno de esos conceptos fundamentales de la teoría teatral y cotejando con investigación científica en torno a él, podemos entender mejor en qué consiste el puente al que me refiero: se trata del ya muy aporreado y casi sometido a juicio inquisitorial concepto de mímesis. Una palabra que no obstante haber sido reivindicada por la filosofía y las ciencias desde la segunda mitad del siglo XX, en los estudios teatrales continúa siendo incomprendida y reducida al tosco sentido de imitación.”
A manera de conclusión, el teórico dijo que ampliar el sentido de la mímesis a partir de las actuales indagaciones científicas y filosóficas, abre un amplio territorio de investigación en las artes escénicas no sólo en torno al concepto mismo, que ya no puede interpretarse sólo en el sentido aristotélico, sino sobre otros aspectos fundamentales del teatro que hoy en día están emergiendo.
Esta primera conferencia del VI Coloquio Internacional sobre las Artes Escénicas, al que convocó la Maestría en Artes Escénicas y el Centro de Estudios, Creación y Documentación de las Artes de la UV, fue moderada por el actor y académico de la Facultad de Teatro, Domingo Adame.
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