- Adolfo Castañón y Antonio Saborit conversaron sobre el escritor guatemalteco, a propósito de su centenario, en la FILU Virtual 2021
Paola Cortés Pérez
24/02/2021, Xalapa, Ver.- La 1ª edición de la Feria Internacional del Libro Universitario (FILU) Virtual, organizada por la Universidad Veracruzana (UV), realizó el conversatorio “Centenario de Augusto Monterroso” para celebrar al escritor nacido en Honduras y nacionalizado guatemalteco.
Para hablar sobre el escritor de El dinosaurio se dieron cita dos de sus amigos: Adolfo Castañón, poeta, ensayista y narrador, y Antonio Saborit García Peña, historiador, ensayista y director del Museo Nacional de Antropología, quienes fueron moderados por Germán Martínez Aceves, coordinador de la FILU Virtual.
Adolfo Castañón expresó que la influencia de Augusto Monterroso, “Tito” como le conocían, en la narrativa, en la literatura nacional, fue la tendencia a escribir zoologías o devenires zoológicos.
“Hay una influencia más profunda que tiene que ver con la ética, el estilo, el rigor y la conducta literaria. Es productor de una obra inolvidable. Su literatura fue cautelosamente escrita por él, al punto que trasciende las fronteras latinoamericanas.”
A “Tito” Monterroso, contó, lo conoció entre 1969 y 1970, para él no era un escritor, era el papá de una amiga que dejaba libros, montones de libros, en la entrada de su casa para que quien quisiera se los llevara.
Aunque Monterroso es de nacimiento hondureño, comentó que navegaba como guatemalteco; formó parte de un paisaje muy rico de escritores centroamericanos y sudamericanos que vivieron en México, haciendo al país más cosmopolita no hacia Europa, sino hacia la propia América.
“No sólo es un escritor, es una leyenda que nos dejó muchas lecciones que es imposible hacerlas en una filología sentimental –por lo menos para mí–, para saber dónde está el ‘Tito’ que conocí y con el que hablé muchas veces, y dónde está el escritor de la voz secreta, convincente y persuasiva, que sabía poner a raya a un Octavio Paz, un Alejandro Rossi, y se hacía respetar por un Gabriel García Márquez.”
En tanto, Antonio Saborit recordó que empezó a leer a Augusto Monterroso cuando cursaba la preparatoria, fue La oveja negra y demás fábulas, convirtiéndose en una presencia real desde que inició su gusto por la literatura.
“En los años noventa tuve la oportunidad de conversar con él, un ser humano extraordinario, una persona que a todo el mundo podía hacer reír a partir de su elegante sarcasmo y sátira.”
Con respecto a la influencia que dejó Monterroso, comentó que es la mesura y el no tener prisa; es decir, fue un autor que se reservó durante mucho tiempo, que tomó tanto tiempo entre su primer y segundo libro, no fue un escritor que siempre tuviera presencia en la mesa de novedades de las librerías.
“No hay que cansarnos de convidar a su lectura, es un autor infaltable y completo, una vez que empiezas a leerlo no terminas de aprender, de disfrutar y sobre todo de aprender a mirar.”
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