- “Vivimos un momento en el que mientras más solos y alejados estemos, se cree que es más seguro, pero realmente suceden cosas cuando hacemos colectivo”, dijo un estudiante
Karina de la Paz Reyes Díaz
Fotos: Luis Fernando Fernández
06/06/2022, Xalapa, Ver.- El Encuentro Nacional de Estudiantes de Danza Contemporánea (Enedac), cuya sede es la Universidad Veracruzana (UV), es un espacio para dialogar y propiciar el quehacer de la comunidad dancística del país, destacaron sus asistentes.
El evento inició en 2005 a iniciativa de la comunidad estudiantil; se desarrolló ininterrumpidamente hasta que llegó la pandemia por la COVID-19. En 2021 optaron por la modalidad virtual y fue en este año que se regresó a la presencialidad.
Se realizaron talleres, conversatorios, charlas, los concursos de Intervenciones en Espacios Urbanos y el Estudiantil de Composición Coreográfica, presentaciones y más.
El 14º Enedac “Cuerpo a cuerpo”, efectuado del 23 al 27 de mayo, reunió a 18 profesores de distintos estilos de danza contemporánea y de otras danzas, y alrededor de 160 estudiantes de varias ciudades del país, de instituciones como la Academia de la Danza Mexicana, las escuelas de Danza Contemporánea del Centro Cultural Ollin Yoliztli y de Artes Escénicas de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM), Artífice Centro Vocacional y Profesional para la Danza, London Contemporary Dance School y de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.
Guadalupe Valery Reyes Nieto, de la Academia de la Danza Mexicana, asistió por primera vez al Enedac y previo a su llegada a Xalapa se sentía nerviosa, pero todo cambió estando aquí.
“Estoy maravillada y enamorada de Xalapa. Somos de sexto año y es la última vez que podíamos venir al encuentro. Es algo muy importante porque me da la pauta para ver a qué más puedo aspirar; los profesores han sido súper profesionales, me han aportado y me han hecho crecer en los ámbitos dancístico y personal.”
Luis Alberto Armas Martínez, también de la Academia de la Danza Mexicana, asistió por segunda ocasión al Enedac y desde la primera ocasión quedó “enamorado”.
“Allá (en Ciudad de México) está todo muy centralizado, la danza tiene otra cosmovisión. El teatro y la danza casi están separados y si están juntos no se siente esa conexión casi simbiótica que aquí sí. Otra cosa que me gustó mucho de Xalapa es que hay comunidad y eso hace muy, muy fuerte a la escuela (la Facultad de Danza).”
El estudiante de la Academia de la Danza Mexicana también celebró que esta edición haya sido presencial, pues después de la pandemia corresponde volver a reconocerse y habitar espacios que se habían abandonado.
Maritza Michelle Castro Martínez, del Centro Cultural Ollin Yoliztli, asistió por primera vez al Enedac y le gustó todo, desde la bienvenida, pues los hacían sentir cómodos, pero hubo un aspecto en el que puso énfasis: la organización, “¡Súper increíble!”.
Un evento bien organizado genera que se creen “comunidades fuertes”, de acuerdo con ella. Es más, coincidió con sus colegas y ve al Enedac como una propuesta de que los estudiantes de danza del país hagan comunidad.
“A pesar de que en Ciudad de México hay muchas propuestas de esta índole, nunca se sienten así. Es difícil que te hagan sentir de esta manera: cómoda, que estás en un espacio seguro. Eso se agradece muchísimo, saber que puedes contar con cualquier estudiante de la escuela, incluso para alojamiento. El vivirlo nos ayuda a darnos una idea de cómo llevarlo para allá.”
Apuntó también que la convivencia y el diálogo con colegas de otras instituciones permite entender o confirmar que están en el mismo proceso: tienen necesidades de infraestructura muy similares, que nadie es más que otro, que es necesario el apoyo mutuo para generar “una comunidad sana”.
Para Ileana García Ortiz, de la Escuela de Artes Escénicas de la UAEM, el Enedac era algo así como un “mito”, porque ya había escuchado hablar de él y compañeros suyos de generaciones más avanzadas habían asistido – a esta edición asistieron 17 estudiantes de su institución–.
“¡Claro que nos habían hablado maravillas, pero nada como estar aquí, vivirlo, sentirlo!”, expresó feliz.
Coincidió con lo dicho por sus colegas, en el sentido de que al llegar a la Facultad de Danza de la UV se encontraron con una comunidad. “¡Me gusta mucho, lo estoy disfrutando mucho, conociendo, reconociéndome, reconociendo a mis compañeros!”, expresó entusiasmada.
Por su parte, Abril Galilea Castillo Rivera, también del Centro Cultural Ollin Yoliztli, consideró al Enedac un espacio para conocer y experimentar propuestas que en la formación profesional cotidiana no ven: “Aprendes estilos muy diferentes, conoces gente que trae otras propuestas, otros lenguajes. Son como destellos que refrescan lo que tu cuerpo está acostumbrado a hacer”.
Expuso también que hubo extremos y mientras un día iban a una clase de danza africana, “que es súper sueltísima y fuerte”, al otro correspondía una de ballet.
Emilio Olvera Cuesta, de Artífice Centro Vocacional y Profesional para la Danza, calificó la experiencia como “riquísima”. Para él, ver cada personalidad y sus movimientos, eran abanicos de posibilidades estilísticas.
Para Iann Delón, también de Artífice, el Enedac significó precisamente eso: un encuentro, pero también un reencuentro con uno mismo, a través del otro.
Dijo que “tristemente” vivimos un momento en el que mientras más solos y alejados estemos, se cree que es más seguro, pero realmente sólo suceden cosas cuando se hace colectivo.
“Entonces, sentirnos juntos, conectados, respirando libremente de nuevo en un espacio donde estamos todos, es la sensación que me ha llenado estos días, en este encuentro.”
En su caso, es el segundo Enedac al que asistió, pero el primero fue en modalidad virtual, del cual destacó su valor y el momento en que se realizó, pero, dijo, no tienen comparación.
La danza sensibiliza y hace ver que somos nuestro cuerpo
Ellas y ellos también compartieron sobre la importancia que tiene la danza en una sociedad. Coincidieron en que ser conscientes de nuestro cuerpo propicia sensibilidad.
Guadalupe Valery Reyes compartió que esta disciplina artística ha cambiado su vida, porque el practicarla vuelve indispensable ver y apreciar a la humanidad.
“Creo que es algo necesario porque sensibiliza a quien lo ve y a quien lo hace, y es posible para todos. Eso me parece importante, que no hay limitantes”, dijo; “también es una forma diferente de compartir, porque el arte es un buen medio para decir cosas que a veces son difíciles”.
Para Luis Alberto Armas la danza ayuda a sensibilizar y con ella es posible abordar la honestidad a partir del movimiento. Además, mientras hay personas que van por la vida sin saber qué puede hacer su cuerpo más allá de caminar, con esta disciplina se adquiere tal consciencia y se desarrolla la cognición.
Ileana García también coincidió al decir que más allá del entretenimiento, la danza busca sensibilizar: “Los artistas somos capaces de experimentar y conocer otras emociones, que nos permiten ser empáticos y trabajar para con el prójimo”.
De acuerdo con Emilio Olvera Cuesta, la tarea de esta bella arte en la sociedad es sensibilizar y recordar que “no somos dueños de nuestro cuerpo, somos nuestro cuerpo”.
Además, planteó que en estos tiempos en que la tecnología mantiene paralizadas a las personas, es necesario entender que cada ser es un sistema lleno de sistemas donde el movimiento físico es fundamental.
En esta entrevista colectiva también participaron José Manuel Barradas Hernández y Katia Muñoz Zaldo, consejero alumno y consejera suplente de la Facultad de Danza UV y los principales organizadores del evento.
“Éste es un encuentro muy rico. Conocerlos es el premio más grande”, dijo José Manuel notoriamente emocionado. Mientras Katia rememoró las primeras reuniones de la organización, cuando el planteamiento era llevar a cabo un evento pequeño, pero no fue así.
“Nos salió un evento chiquito. En comparación con otros Enedac, hay menos gente (dadas las condiciones de pandemia), pero estamos muy contentos con el resultado.”
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