- “Quien incursiona en este género literario no puede pensar que redacta para el momento, porque trae tras de sí una tradición que resucita una y otra vez”, mencionó el director teatral
Texto y foto: Carlos Hugo Hermida Rosales
24/06/2022, Xalapa, Ver.- “Los dramaturgos escribimos para voces muy específicas, que son en donde van a resonar nuestros textos”, declaró David Olguín, narrador, ensayista y director de teatro, el 24 de junio en el decimocuarto Curso de Creación Literaria para Jóvenes 2022, ofertado por la Universidad Veracruzana (UV) y la Fundación Para las Letras Mexicanas (f,l,m.).
Manifestó que dentro del teatro hay ritmos, voces y un cuerpo, y por ello “quien realiza dramaturgia lo hace para una fisicalidad”.
David Olguín explicó que, aunque un dramaturgo debe tener conocimiento de todo lo que implica montar una producción teatral, no es una condición que sea actor, gestor o escenógrafo, ya que su labor fundamental es internalizar la esencia del arte de escribir.
Comentó que uno de los principales problemas que enfrenta la dramaturgia es el de autoría, porque es común que muchas personas intervengan en la construcción de un texto.
El narrador aseveró que hoy en día el teatro se convirtió en un arte de minorías y heterodoxo, que ya no tiene nada que ver con las masas de centenares o miles de espectadores que abarrotaban los foros griegos o italianos en siglos pasados.
Actualmente los productores inventaron teatros de cámara, que es un modelo orientado a un público reducido que no sobrepasa los 100 asistentes, e incluso el microteatro, en el que no suelen ser más de dos docenas.
Ante ello, el dramaturgo debe escribir guiones para pocos actores, lo cual es una condición para las producciones actuales en las que, además, es impresionante la abundancia de monólogos, que son el resultado de una situación tan compleja como la pandemia de COVID-19.
También surgió el fenómeno de la narraturgia –alude a la narración oral previa al soporte escrito–, que proliferó por la ausencia de patrocinios para dramaturgos jóvenes y en el que la descripción sustituye a la falta de recursos.
David Olguín mencionó que el dramaturgo no puede pensar que redacta para el momento, porque trae tras de sí una tradición que resucita una y otra vez.
“Quien incursiona en este género literario es alguien que tiene conciencia, identifica o rechaza los modelos de sus demonios familiares, y se hace preguntas incómodas con respecto a la forma de escritura que eligió”, concluyó.
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