- Las pinturas datan de mediados del siglo XVII y principios del XVIII
- Narran el martirio al que fueron sometidos 24 frailes franciscanos, jesuitas y laicos japoneses conversos, por órdenes del señor feudal nipón Toyotomi Hideyoshi en 1597
Carlos Hugo Hermida Rosales
09/10/2021, Xalapa, Ver.- María de Lourdes Bejarano Almada, antropóloga y directora general del Instituto de Cultura de Cuernavaca, aseguró que la catedral de la capital del estado de Morelos junto con las pinturas murales de las paredes laterales de su nave, cuentan con un valor excepcional único desde el punto de vista histórico y artístico.
La antropóloga impartió el 7 de octubre la conferencia magistral “Los murales de la catedral de Cuernavaca, Patrimonio de la Humanidad desde 1994”, dentro del seminario Estudios sobre Patrimonio Cultural, organizado por el cuerpo académico (CA) Estudios sobre Territorio y Patrimonio Cultural del Instituto de Antropología de la Universidad Veracruzana (UV).
María de Lourdes Bejarano compartió que esta edificiación fue nombrada en 1994 Patrimonio de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
Destacó que se encuentra sobre una de las colinas de la ciudad y no enfrente al parque central como en la mayoría de las urbes de México, esto probablemente se debe a que en esa zona se ubicaban los principales templos prehispánicos de la región.
Esta catedral posee elementos indígenas e inició como un convento franciscano, su construcción se realizó de 1525 a 1549, lo que la llevó a ser la quinta en existir en el país.
Entre sus características se encuentran la hermosa cruz atrial y una capilla abierta que es la única en la nación, que contiene elementos iconográficos de las principales órdenes religiosas que ingresaron a la Nueva España en esos años: dominicos, franciscanos y agustinos.
La antropóloga mencionó que los murales de la catedral de Cuernavaca datan de mediados del siglo XVII y principios del XVIII, y que por sus características son un ejemplo único de su tipo en la Nueva España.
Los murales se encuentran en las paredes laterales de la nave y miden 30 metros de largo por ocho de altura, y poseen un sentido de lectura como si fuera un libro: de arriba hacia abajo y de izquierda a derecha.
Comentó que fueron encalados –cubiertos con cal– en 1867 y redescubiertos en 1957, su restauración comenzó un par de años después; narran el martirio al que sometieron a 24 frailes franciscanos, jesuitas y laicos japoneses conversos por órdenes del señor feudal nipón Toyotomi Hideyoshi en 1597, al que los misioneros cristianos llamaban “emperador taicosama”.
María de Lourdes Bejarano explicó que los murales por sí mismos dan la narrativa del suceso, al tiempo que reflejan valores del pensamiento franciscano como alegría en el martirio, sublimación de la muerte y nobleza de los animales que acompañan a los martirizados.
Detalló que estas pinturas muestran fielmente muchos detalles, como las puntas de lanza jumonji yari con cuello de metal de los soldados japoneses, y los peces que evocan aguas orientales, aunque preservan una influencia europea.
“Los murales de la catedral de Cuernavaca son parte de la historia de una ciudad cosmopolita, que en el siglo XVII fue un paso obligado para el transporte de mercancías entre Acapulco y la capital del país”, concluyó.
La presentación de la conferencia magistral contó con la presencia de Yamile de la Cruz Lira López, Jesús Bonilla Palmeros, Margarita Meza Manzanilla, directora e investigadores del IA, respectivamente, además de docentes, estudiantes y público en general.
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