- Abraham Díaz, integrante de Blah-Blah Jazz Trío, compartió su encuentro con la música y cómo ha descubierto nuevos caminos desde su ingreso a esta entidad académica
Karina de la Paz Reyes Díaz
Xalapa, Ver. 26/09/2016.- Abraham Díaz desde niño se involucró con las bellas artes, principalmente con el teatro, pero alrededor de los 16 años decidió dejarlo y paralelamente se encontró con la música. Una vez que se informó de la existencia del Centro de Estudios de Jazz de la Universidad Veracruzana (Jazzuv) se incorporó a él y ahí se fueron abriendo los caminos y descubrió cosas maravillosas, una de ellas es la conformación de Blah-Blah Jazz Trío, una singular agrupación pues no contempla instrumento armónico.
“Más que un arte en específico, era una necesidad creativa y de comunicar algo. Me salí del teatro no pensando en meterme a la música, pero ese instinto creativo me llevó a ella. Yo soy cristiano, y en las iglesias cristianas –como en cualquier liturgia– tienen música implícita, de muchos lenguajes. Por ahí empezó la comezón de conocerla y explorar ese mundo de instrumentos”, relató.
Un día, en la iglesia a la que asistía se ofrecieron clases de diversos instrumentos y él eligió la batería. Bastó un encuentro para que germinara en él la inquietud por la música en general y la batería en particular.
“Empecé por mi cuenta, en casa veía videos, tocaba en los sillones o lo que encontrara. Después, un tío me regaló una batería viejita que no usaba –la cual hice pedazos después de un tiempo, por el uso–, empecé a tomar clases, a tocar más y ver la música como una posibilidad de profesión.”
Abraham compagina la relación de este bello arte con la religión que profesa; por ejemplo, tiene presentaciones y proyectos de música cristiana, pero también ha ampliado esa visión a más lenguajes y espacios.
Corrían los años en que Abraham estaba dedicado totalmente a la batería cuando presenció, en su natal Oaxaca, un concierto en el que participaban maestros del Jazzuv. Le fascinó la interpretación del baterista Renato Domínguez y éste, a manera de invitación, le dejó un folleto de la entidad académica de la Universidad.
Blah-Blah Jazz Trío, sin instrumento armónico
En 2010, cuando Abraham tenía 18 años, llegó a Xalapa para estudiar en los cursos preparatorios del Jazzuv. Venía con toda la disposición de aprender, pero más allá de eso, no imaginaba todos los caminos y posibilidades de desarrollo profesional que viviría.
Actualmente cursa el noveno semestre de la Licenciatura en Jazz. Forma parte de las agrupaciones oficiales del centro de estudios como la Big Band Count Basie y la Dixieland Jazz Band Jazzuv; así como de proyectos propios de música original como Mr. Cat. Además, junto con Santiago von Sternenfels, quien toca el saxofón alto, y Erick Quijivix, en el contrabajo, conforman Blah-Blah Jazz Trío.
En el caso de Santiago, originario de la Ciudad de México, comenzó sus estudios con el maestro Stuart Litch en Chicago y es miembro de la Orquesta Nacional de Jazz de México dirigida por el saxofonista Gerry López.
Erick Quijivix es oriundo de Guatemala, realizó sus estudios de música en la Universidad de San Carlos de aquel país, con especialización en contrabajo. Posteriormente se incorporó al Jazzuv y recientemente se tituló de la licenciatura. Es parte de distintos proyectos musicales especializados en música de jazz, brasileña, folklórica latinoamericana, rock, pop, por citar algunos.
“Esta conversación musical a contrabajo, saxofón alto y batería explora los sonidos del lenguaje bop y se adentra a las características del free jazz con la ausencia de cualquier instrumento armónico, dando mayor énfasis al conjunto de melodías superpuestas que avanzan ya sea en direcciones opuestas o paralelas manteniendo un rico intercambio de opiniones e ideas”, detalla la carpeta de agrupaciones del Jazzuv.
Santiago proviene de una familia dedicada a varias vertientes artísticas como la danza, el cine y la música, pero en conjunto tienen una compañía teatral en la que convergen todos esos elementos. En 2011 él invitó a Abraham a musicalizar una obra que presentarían en el Festival de Danza Córdoba.
“Empezamos a hacer música original para eso. Ahí entra la coincidencia o el destino, porque al final por una u otra razón no encontramos pianista ni guitarrista. Entonces surgió la idea de presentarnos así, sin armonía, sólo sax, contra y batería”, relató Abraham.
Aquella presentación fue el origen del trío, al cual Quijivix se incorporó más adelante, cuando llegó al Jazzuv para estudiar la licenciatura.
Una vez reunidos los tres, trabajaron alrededor de un año en la creación de música original y definir cuál era la identidad que querían para el grupo. “No hubo una presentación oficial, un día decidimos salir a tocar, sentimos que era el momento de exponer la música e ir madurando, no esperar a que todo saliera perfecto en el cuarto de estudio y después presentarnos”, recordó.
Para Abraham fue la mejor decisión, porque el presentarse les ayudó a identificar muchos elementos que era necesario trabajar.
“Originalmente la intención era aprender a tocar cada vez mejor, y yo creo que todavía lo es, pero nos fuimos dando cuenta que todas estas vertientes del jazz –como el free jazz– no sólo eran para el entretenimiento, muchas veces tienen un contenido social muy fuerte.
“Nuestra intención es decir ‘no estamos de acuerdo en muchas cosas y sabemos que podemos cambiarlas si pensamos diferente’; reflexionamos, somos inclusivos con la gente que nos rodea, por ello invitamos a estar abiertos a otras expresiones, como nuestra música, que es sin armonía.”
Blah-Blah Jazz Trío es un medio para que Abraham, Santiago y Erick expresen su descontento con muchas cosas que permean en la sociedad, como la desinformación. “En lo que no estamos de acuerdo es en no profundizar, en tener siempre una opinión ligera sobre las cosas o lo que acontece. Estamos muy enterados de lo que sucede, pero también estamos cada vez más desinformados”, explicó Abraham.
Esta agrupación más que en Xalapa se ha presentado en escenarios de la Ciudad de México, como Zinco Jazz Club, en el Instituto Mexicano de la Radio y en la Escuela Superior de Música del Instituto Nacional de Bellas Artes, así como en varios escenarios de Puebla y Veracruz.
“Jazzuv nos dio esa oportunidad de poder concentrarnos en un lugar, Xalapa, explorar algo que podíamos hacer y a partir de ahí ir a otros lugares y mostrar las propuestas. Creo que lo más importante es que la música pueda llegar a otras personas y no nos quedemos en nuestro círculo de amigos y conocidos.”
Algo más que les ha aportado este centro es “la esencia” de su formación: música de primera mano, escuchar a sus maestros tocar y a artistas de primer orden mundial en el género, gracias al Festival Internacional Jazzuv, destacó el entrevistado.
La agrupación actualmente está en un proceso de rediseño de su dinámica de trabajo, pues Santiago se trasladó a Ámsterdam para continuar sus estudios, Quijivix ya egresó de la licenciatura y Abraham está en ese proceso.
Entre sus planes a corto plazo figura el concretar una primera producción discográfica y, naturalmente, buscar el financiamiento para ello.
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