- La carrera se va construyendo poco a poco y uno de los retos más grandes es tener resistencia
- Hay oportunidades en México que no suceden en otros países
David Sandoval Rodríguez
Xalapa, Ver. 13/09/2016.- Citlalli Guevara se acercó a la música desde sus primeros años, cambió el violín por el piano y actualmente es una de las ejecutantes de la Dirección General de Difusión Cultural de la Universidad Veracruzana (UV), próxima a publicar su primer disco a cuatro manos con su amiga y colega Slavina Zhelezova, con quien tiene además el dúo Guevara-Zhelezova.
“Soy universitaria desde que nací, comencé en el Centro de Iniciación de Música Infantil y de allí pasé a la Facultad de Música como violinista, y aquí me decidí por el piano, cuando tenía entre 12 y 13 años; tuve una especie de crisis y no sabía qué hacer, dejé el violín pero no podía dejar el piano, no era mi instrumento pero yo lo tocaba, mi hermana estudiaba piano en ese entonces y mi mamá me sugirió que fuera también a sus clases”.
Cuando llegó el momento de decidir si se daba de baja de la Facultad, optó por buscar a una maestra de piano, Laura Sosa, quien la tomó como su alumna.
Formalmente comenzó a estudiar este instrumento a los 15 años, casi al salir del bachillerato. “Tenía que tomar la decisión si quería estudiar algo más y mi maestra me motivó mucho, me dijo que podría ser pianista, era lo que yo quería a fin de cuentas”.
Siendo estudiante comenzó a trabajar en la Universidad por horas, haciendo de todo, en el CIMI acompañando a los alumnos, en la Facultad de Música e incluso en la Facultad de Danza; en ese sentido, expresó que le tocó vivir una época muy distinta en la que podía ser estudiante y trabajadora, había oportunidades diferentes y ahora son otros los requerimientos para poder dar clases.
“No estoy actualmente en la Facultad, aunque tengo alumnos y por eso he podido ver que es muy distinto, creo que está funcionando bien; el modelo que seguíamos nosotros era de 10 años, aunque se dividía en iniciación, preparatorio y profesional”, apuntó. “Ahora los estudiantes tienen oportunidades de avanzar a su ritmo, nosotros teníamos la oportunidad de adelantar, el maestro te guardaba la calificación, ahora se puede hacer formalmente y eso ayuda mucho a los alumnos talentosos que pueden ir más rápido, sin limitantes”.
Recalcó que la carrera y los estudios musicales son estudios que conllevan toda la vida, por lo cual observó que el modelo educativo anterior que regía a la Facultad de Música era el del Conservatorio Nacional, que a su vez era el modelo del Conservatorio de París. Estaba enfocado a una educación musical exclusivamente y hoy en día el modelo implica otro tipo de conocimientos.
La pianista, quien ha sido ganadora del IV Concurso Internacional Bienal de Piano en 2006, comentó que hacer carrera en el campo de la música requiere de mucha paciencia, “es como un maratón, en el que uno va consiguiendo pequeñas cosas: un concierto aquí, otro allá, pero ahí no se acaba. Creo que uno de los retos más importantes es la resistencia, encontrar al día de hoy motivaciones para seguir sentándose a estudiar y seguir disfrutando; creo que eso es lo que le pasa a mucha gente, que deja de tocar y se envuelve en otras actividades y es una de las cosas que no he dejado de hacer, siempre tengo proyectos, algo qué hacer.
”Considero que ese siempre ha sido mi mayor reto, siempre fue cómo puedo hacer de esto mi trabajo, que me paguen y que no tenga que trabajar en algo distinto.”
Precisó que lo define como un reto “porque el nivel es muy alto y hay una gran competencia, debes tener un nivel muy alto que implica haber estudiado mucho y dentro de toda esta trayectoria hay varias cosas, también algunos concursos, por ejemplo”.
Entre sus logros más importantes mencionó el haber ingresado a la Maestría en Concertismo en la Manhattan School of Music de Nueva York, donde estudió con la pianista Nina Svetlanova. “Fue un logro muy significativo, es una escuela muy buena y tuve una maestra fantástica”. Asimismo recibió varias becas como la Fulbright-García Robles y el apoyo de la UV, así como el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca).
Entre sus diversas actividades, ha sido solista con la Orquesta Sinfónica de Xalapa (OSX), además de la Orquesta del Estado de México y la Orquesta de Guanajuato; en su caso, considera que es una consecuencia de tener el propósito muy claro.
Actualmente divide su tiempo entre el dúo, su trabajo como solista y como maestra, pues no obstante a estar fuera de la Facultad, tiene alumnos que la buscan.
“He tocado con las mejores orquestas de México y en festivales muy importantes, también en el extranjero, eso para mí es muy importante porque es lo que yo quiero. Ha habido premios pero eso no es lo más importante, lo es más la parte real. Si eres pianista y tocas, los títulos académicos son un medio para llegar.”
Consideró que la maestría en Estados Unidos fue como una oportunidad para viajar y aprender, tocar y convivir con otras personas. La experiencia fue más importante, recalcó, ya que considera a las experiencias de convivencia como superiores a la parte académica, aunque, observó, siempre van de la mano.
Como ejemplo de este enriquecimiento profesional, mencionó su relación con Slavina Zhelezova, nacida en Bulgaria y quien actualmente reside en Nueva York. Dijo que la retroalimentación artística y cultural ha sido muy beneficiosa y enriquecedora para ambas. Ambas se conocieron en un posgrado en Europa y descubrieron que tenían afinidades, lo que permite una mayor colaboración.
“Artísticamente es muy importante tener colegas con el mismo nivel y los mismo intereses u objetivos, eso permite crecer, lo cual nos ha sucedido a las dos, a mí sobre todo me retroalimenta mucho incluso como pianista solista”, observó.
Subrayó también que en nuestro país hay un amplio campo de posibilidades para los músicos jóvenes, “en México hay oportunidades que no suceden en otros países, hay más oportunidades a ciertos niveles”, dijo. “Evidentemente los grandes festivales y las grandes orquestas quieren a los mejores, para llegar ahí es un camino muy grande; en cambio, en México hay muchas oportunidades con todos los festivales, porque los hay con todos los presupuestos, lo que facilita el número de posibilidades.
”Hay puertas abiertas para nosotros, de hecho en mi caso eso es lo que me ha formado, independientemente de mi formación académica”, agregó.
En los últimos 10 años se ha dedicado a presentarse profesionalmente y reconoció que ha crecido en mayor medida que durante su formación, ya que la práctica es esencial para mejorar la interpretación.
Explicó que cuando se está en el escenario se tiene que aplicar la experiencia y se tiene que desarrollar la habilidad de adaptarse a los directores de orquesta; por ejemplo, cuando algunos son muy específicos en sus requerimientos y otros son más relajados, “tienes que estar preparado para eso y no lo sabes, hasta que te enfrentas. En estos 10 años es cuando más he crecido como pianista y como músico, precisamente porque he estado tocando”.
Su rol en la Dirección General de Difusión Cultural comenzó cuando volvió de su maestría y su profesora le comentó de la vacante de pianista en la OSX, otra profesora también le refirió que había una vacante disponible en la Facultad de Música, su respuesta fue: “Yo quiero tocar y si entro de tiempo completo a la Facultad o en la Orquesta me voy a acomodar, es decir, voy a tener que trabajar mucho y voy a ganar bien, pero yo quiero tocar porque para eso estudié y decidí ser músico”.
Fue una época en que le ofrecieron una contratación en Difusión Cultural, “para mí era muy bueno porque, aunque era menos dinero, era seguro y era para tocar, entonces tomé ese riesgo. Hasta la fecha sigo con el contrato y no me arrepiento, es lo que me ha hecho crecer como músico, y al estar tocando hay alumnos que te buscan”.
A lo largo de estos años ha recibido alumnos, aunque son pocos comparados con los que hay en un salón de la Facultad, pueden ser dos o hasta cinco.
Aclaró que hay elementos importantes para todos, no quiere decir que el dinero no lo sea, sin embargo decidió afrontar el riesgo de entrar a Difusión Cultural ya que “era forzarme a ser pianista, a ser solista, a ser lo que yo quería ser; lo otro era encontrar la seguridad muy rápidamente y mi experiencia me dice que todos los que deciden por este camino, es lógico que los absorbe”.
Normalmente hay libertad para organizar la programación de los recitales en Difusión Cultural, hay un consenso entre la Directora General, el Director de Grupos Artísticos y los ejecutantes, refirió, comienza con la elaboración de un proyecto académico que es analizado en colectivo.
“Yo normalmente propongo un poco de variedad, no sólo recitales de piano sino hacer algo con la orquesta de cámara, hacer un dúo, y ellos también proponen, por ejemplo cuando se cumplieron los 70 años de la Universidad hace dos años.”
Ante la pregunta acerca de quiénes son los músicos que más le inspiran, dijo que son varios. Recuerda que su primer amor fue Beethoven, “durante mucho tiempo fue el músico más importante en mi vida hasta que descubrí a Schumann y a Brahms, en ese momento ellos se convirtieron en los ejes de mi música”.
Comentó que hay una historia entre Brahms, Schumann y su esposa, “que a mí me atrapó desde muy joven y se volvieron músicos muy queridos para mí, por eso programo sus obras”.
De los músicos vivos, comentó que la pianista que más le inspira es la argentina Martha Argerich, a quien ha visto en vivo varias ocasiones, “la vi en vivo en Nueva York, es la más grande de los que están vivos; recuerdo que era muy joven y compré un disco de ella, no sabía quién era, me volví súper fanática y pude escucharla varias veces, es una pianista que me ha inspirado muchísimo”.
Otro de sus músicos predilectos es el pianista y director de orquesta Daniel Barenboim, también argentino, a quien definió como “un músico inspirador, muy inteligente, muy culto.
”Soy melómana y todo el tiempo estoy viendo quién toca, entre los jóvenes, además de los grandes; es como una combinación que me gusta mucho. A Beethoven lo sigo tocando mucho, es el más querido por todo mundo, luego está la época romántica con Schumann y Brahms; ahora, desde que toco con mi dúo hacemos música de Ravel o Piazzola o Stravinski, que es un poco más cercana a nosotros.”
La pianista admitió que tiene ciertos músicos predilectos, “no soy de un sólo músico pero definitivamente sí tengo favoritos que me gustan por muchas razones, incluso una preferencia por hacer música de cierta forma”.
Con respecto a la importancia de los recitales y en general a las actividades artísticas, reconoció que hay personas que sienten una especie de miedo o respeto a la música clásica o a la orquesta porque imaginan que es algo muy formal o muy serio, dijo. “Yo los invitaría a que se animaran, porque no tiene nada de aburrido y les va a llegar, es música que va a tocarles profundamente y que no tiene uno que saber, es como en el deporte: no tenemos que ser futbolistas para que nos guste el futbol, es algo que te llega de algún modo y si le das la oportunidad te darás cuenta que vas a disfrutarlo más de lo que crees porque son emociones humanas”.
Los músicos, los artistas, no son algo fuera del alcance; demuestran el arte y su calidad en la composición, pero la expresión, lo que están intentando expresar, todo mundo lo entiende porque son emociones que todo mundo siente. Entonces, si se mira desde ese punto de vista, es posible disfrutarlo, “no se necesita entender, simplemente se disfruta”, subrayó.
Hay personas que la primera vez que acuden a un recital terminan muy contentas, porque se dieron cuenta que era algo emocionante y porque lo mencionan en sus comentarios.
Comentó también que en junio saldrá a la venta el primer disco del dúo con Zhelezova, titulado Midnight Conversations, una obra realizada a cuatro manos que tuvo su origen en el interés mutuo que se desarrolló cuando se conocieron y conversaron durante varias noches en Europa.
El material contiene piezas de Ravel, Rachmaninoff, Stravinski, Poulenc y Piazzola, con arreglos propios para ejecutarlos a cuatro manos y tienen planes de presentarlo en vivo en octubre próximo.
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