- “La Universidad lleva a cabo talleres de educación ambiental en la región, en los que muestra la importancia de preservar el ecosistema”, mencionó Alejandro Palacios, quien pesca desde hace más de medio siglo en el Sistema Lagunar de Alvarado
- Explicó que investigadores y pobladores se coordinan cuando encuentran un manatí en problemas, para brindarle ayuda de manera adecuada
Texto y fotos: Carlos Hugo Hermida Rosales
21/12/2022, Xalapa, Ver.- “Nací y crecí en la orilla de la laguna de Alvarado hace 71 años y de pequeño jamás tuve la oportunidad de ver un manatí porque las personas los cazaban, pero eso cambió cuando los investigadores de la Universidad Veracruzana (UV) llegaron a la zona”, relató el pescador Alejandro Palacios Carmona, mejor conocido como “Don Tiolino”, quien habita en la localidad de Nacaxtle.
Compartió que aprendió el oficio de la pesca de su papá y su abuelo, cuando Alvarado tan sólo era una población con algunos centenares de casas dispersas entre sí; el trayecto a las ciudades más cercanas, que eran Veracruz y San Andrés Tuxtla, duraba hasta tres y cuatro horas, respectivamente.
La mayor parte de los pobladores se dedicaba a la pesca y comercialización de especies marinas como jaiba, camarón, chucumite y robalo, y al no haber servicios de gas y luz eléctrica cocinaban con leña de mangle y se alumbraban con quinqués de petróleo.
Alejandro Palacios mencionó que Enrique Portilla Ochoa fue el primer investigador de la UV que llegó a la región a inicios de la década de 1990, posteriormente fue secundado por Blanca Elizabeth Cortina Julio y Antonio Maruri García, además de tesistas, estudiantes y prestadores de servicio social.
Desde entonces y hasta la actualidad, la Universidad lleva a cabo talleres de educación ambiental dirigidos a pescadores, amas de casa y niños, en los que muestra la importancia de preservar el ecosistema y a las distintas especies que habitan en él.
El pescador comentó que los investigadores les enseñaron a criar mojarras y elaborar artesanías con madera de mangle y lirio acuático, que comercializan en eventos universitarios y otros sitios, lo que les brinda recursos económicos y mucho aprendizaje.
Incluso les apoyaron en el cuidado de “Juventino”, una cría de manatí que encontraron atrapada en un raicero del manglar, a la que tuvieron y alimentaron por tres años en un corral acuático.
Finalmente, el espécimen fue liberado en septiembre de 2015, convirtiéndose en el primer caso exitoso de rehabilitación de un manatí en su ambiente natural en el estado de Veracruz.
“Don Tiolino” aseguró que la presencia de la UV ha logrado que el número de manatíes de la Laguna de Alvarado crezca, y que los niños puedan verlos en su hábitat, lo que antes era muy difícil.
“La mentalidad entre la población ha cambiado mucho, ahora cuando un pescador ve un manatí en problemas se ponen en contacto conmigo o con Blanca Cortina a fin de ayudar al ejemplar.”
Afirmó que más que aliados, los investigadores universitarios se han convertido en familia para los habitantes de Nacaxtle y otras localidades de la región.
“La bióloga Blanca ya tiene ahijados por acá y el maestro Antonio Maruri nos ofrece su casa cada vez que visitamos Xalapa para vender productos o narrar nuestra experiencia”, compartió.
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