- El movimiento estudiantil y las olimpiadas como tema central y en el contexto de los acontecimientos que estremecieron al país
- Reseña históricamente la represión contra los estudiantes y el autoritarismo del régimen de Gustavo Díaz Ordaz
Jorge Vázquez Pacheco
Foto: Omar Portilla Palacios
19/10/2022, Xalapa, Ver.- En el marco de la conmemoración por el medio siglo de existencia del Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales (IIH-S) de la Universidad Veracruzana (UV), fue presentado el libro Museo del Universo. Los Juegos Olímpicos y el movimiento estudiantil de 1968, de Ariel Rodríguez Kuri, publicado por El Colegio de México (Colmex).
El evento se efectuó en el auditorio del IIH-S, con la participación de: Amayrani Peralta López, académica del Doctorado en Historia y Estudios Regionales de la UV; Víctor Manuel Andrade Guevara, investigador del IIH-S, y el autor, quien se desempeña como investigador en el Centro de Estudios Históricos del Colmex. La moderación fue de Yovana Celaya Nández.
Peralta López indicó que en 1968 la Ciudad de México estaba convertida en un espacio, un museo, que mostraría bondades, bellezas y modernidad ante la inminencia de la celebración de los Juegos Olímpicos, pero también mostró las consecuencias por el fallo de un sistema político autoritario.
“Así, el movimiento estudiantil y el encuentro deportivo no deben estudiarse por separado, ya que de acuerdo al autor son acontecimientos que se encuentran sobre imbricados.”
Añadió que se trató de “procesos simbióticos” y remarcó el ángulo de visión del autor, en el sentido de que el Consejo Nacional de Huelga y los estudiantes jamás se propusieron boicotear los Juegos Olímpicos, pero esta supuesta oposición fue el pretexto para justificar la represión de que fueron víctimas.
En tanto, Andrade Guevara dijo que del libro se puede aprender bastante, por su rigor y sentido innovador. “Trata de historiar el movimiento del 68 y comprender este proceso a partir de la ‘modernidad mexicana’. Sobre esta serie de acontecimientos tenemos las crónicas de Elena Poniatowska y Luis González de Alba, el testimonio de los propios dirigentes, así como trabajos historiográficos elaborados a partir de la apertura de los archivos anteriormente vedados”.
Aludió a las reseñas de personajes significativos, para quienes no pasó inadvertida la intervención de los cuerpos policiacos, lo que catapultó la crisis. “La posibilidad de diálogo se perdió ante el discurso de Gustavo Díaz Ordaz, el 1 de septiembre y con motivo de su cuarto informe de gobierno, ello polarizó las posiciones; los estudiantes se radicalizaron mientras otros sectores presionaron para recuperar la normalidad”.
Por su parte, el autor apuntó en su discurso a la necesidad de contemplar el 68 como una celebración de la juventud frente a sí misma, así como su posición contra la actitud patriarcal del entonces presidente de la República. “He visto momentos en que la historia se acelera, donde una semana es distinta a la que sigue y un día no se parece al que viene; donde un discurso como el de Díaz Ordaz o el de Eduardo Valle en la manifestación del silencio cambia el curso de los acontecimientos”.
Aludió a las diferencias entre los mismos participantes en la revuelta: “Los estudiantes de las preparatorias y de las vocacionales no son lo mismo, tampoco los que tienen 25 años, tienen novia y reciben cursos de francés en el IFAL (Instituto de Francés de América Latina). Estos últimos no son quienes se enfrentaron a los cuerpos policiacos; los de la vocacional y de prepa sí, y éstos son los que cambiaron el mapa de la ciudad.
”Tenemos que comportarnos como historiadores y tratar de ubicar las cosas en su justa dimensión. No vamos a avanzar mucho diciendo ‘fue el Estado’ si no sabemos de quien ha sido la responsabilidad directa, porque lo que se requiere es justicia y no solamente memoria”, puntualizó.
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