- Larry Mejía y Daniel Ferreira mostraron una panorámica de la creatividad en las distintas zonas del país sudamericano
Jorge Vázquez Pacheco
09/04/19, Xalapa, Ver.- Larry Mejía, poeta y actor originario de Bogotá, Colombia, y Daniel Ferreira, ganador del Premio Latinoamericano de Primera Novela “Sergio Galindo” 2010 y participaron en Mesa “Literatura colombiana contemporánea” del Foro Académico “Travesías por la paz” de la Feria Internacional del Libro Universitario (FILU) 2019, organizada por la Universidad Veracruzana (UV).
En el Salón Azul de la Unidad de Humanidades, el lunes 8 de abril, Larry Mejía fue despiadado con sus colegas a quienes no dudó en calificar de “malas personas”, incluido Gabriel García Márquez. El título de uno de sus libros más recientes es por demás indicativo: Poetas que hay que morir antes de leer.
La visión de Larry es dura: “Hemos tratado de aparentar lo que no somos, tanto en nuestra vida cotidiana como en la literatura. Mientras los colombianos iban a Francia a comprar vajillas, los venezolanos compraban obras de arte. Hacia las décadas 1960 y 1970, muchos colombianos emigraron a Venezuela y no les trataron del todo bien; hoy es al revés y somos nosotros quienes vejamos a los migrantes venezolanos. Somos un país de hipócritas; hemos negado siempre nuestra historia, desde la más vieja hasta la inmediata”.
Daniel Ferreira, por su parte, fue más mesurado y totalmente analista en sus conceptos. Ligó su obra El año del sol negro a las tensas relaciones binacionales Colombia-Venezuela. Se trata de una obra cuya trama se ubica a inicios del siglo XX y retrata los hechos que rodearon la Batalla de Palonegro, decisiva en la denominada “Guerra de los mil días” que derivó en la separación de Panamá.
Indicó que existe una serie de tensiones entre lo cosmopolita y lo nacional, mismas que definen el carácter de la literatura colombiana. “Hay corrientes y épocas, y entre ellas debemos contar a la literatura de la violencia, con sus obras marcadas por el realismo. Lo sutil, los hechos violentos, son tratados con cierta distancia por Hernando Téllez, quien ha logrado un desarrollo literario mucho muy elaborado. Por otro lado, la violencia y la barbarie evidenciadas se hacen manifiestas en una serie de obras condenadas por casi todos desde finales de 1950 e inicios de la década siguiente. Ariel Caicedo recurrió a esos hechos para armar sus trabajos”.
Pero en la Colombia actual, la zona menos “literaria” es la capital. Bogotá es más un centro administrativo que cultural, mientras que la creatividad se ubica fuera. Hay la Colombia de la Orinoquía, de la costa antillana, de los Andes, de la costa atlántica, de la Amazonia; y todas son regiones con una identidad literaria muy propia, finalizaron.
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