- En el país persiste una segmentación y fragmentación de los servicios y prestaciones de salud y sociales
- De acuerdo a la DUDH, ninguna persona, por cuestiones de edad, sexo, religión, etnia, situación económica o preferencia sexual, debe ser discriminada en el acceso a este derecho
José Luis Couttolenc Soto
14/11/2021, Xalapa, Ver.- Dulce María Cinta Loaiza, investigadora adscrita al Instituto de Salud Pública (ISP) de la Universidad Veracruzana (UV), fue entrevistada para hablar sobre el derecho a la salud que tienen todos los seres humanos.
En este sentido, comenzó citando la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH), que asegura que toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure a ella y a su familia la salud y el bienestar.
Puntualizó que la salud es mucho más que la ausencia de enfermedad, y que los estados son los responsables de hacer que este derecho se cumpla.
La investigadora universitaria sostuvo que ninguna persona, por cuestiones de edad, sexo, religión, etnia, situación económica o preferencia sexual, debe ser discriminada en su acceso a este derecho.
Expresó que este derecho se encuentra entre los considerados de segunda generación, dado que cristalizaron como consecuencia de las luchas obreras que surgieron luego de la Segunda Guerra Mundial y buscaban reivindicar para la clase trabajadora una serie de prestaciones que les permitiera llevar una vida digna.
Cinta Loaiza dijo que entre los países firmantes de la DUDH se encuentra México, que debe cumplir también con este mandato; sin embargo, recordó que nuestro país cuenta con un marco legal normativo desde 1917, el cual se ha ido modificando desde diferentes ópticas de acuerdo a las ideologías de quienes se encuentran en el poder político.
Sobre los retos que tiene el Estado mexicano para cumplir con esta obligatoriedad, la investigadora del ISP mencionó en primer término que se debe considerar la voluntad política e ideológica con la que busca implementar su concepción del derecho a la salud; como segundo punto, mencionó que cualquier cambio en dicha concepción debe considerar el tipo de sistema de salud que se tiene y que se fue construyendo de manera disímbola a través del tiempo; como tercer punto, refirió que el país es parte de un entorno global que en ocasiones no permite, o no conviene, vivir fuera de él, lo que representa presiones, especialmente hacia la salud, de gran magnitud.
En su opinión, la máxima de la Organización Mundial de la Salud (OMS) de dar atención a la salud de acuerdo a las necesidades y los servicios que cada quien necesite “todavía es más un ideal que una realidad”.
Cinta Loaiza consideró que un problema no resuelto en materia de salud en México es la segmentación y fragmentación de los servicios y prestaciones de salud y sociales que ofrece, “que son muy diferenciados para los mexicanos”. Se trata de un problema de orden histórico social que a la fecha ningún gobierno ha podido o no ha querido resolver.
“El sistema de salud de hoy tiene una mayor cantidad de población; se entremezclan enfermedades de tipo infeccioso con las crónicas degenerativas; sus políticas públicas, sea por ceguera o por omisión de sus dirigentes, no encuentran cómo resolver; el resto de las estructuras que coadyuvan a la salud poco o nada hacen por tener acciones al respecto.”
Otro reto, dijo, es la cobertura universal de salud, “que no prestaciones sociales para todos los mexicanos”, siendo ésta una premisa que el actual gobierno fundamenta y sostiene, pero cuyo cambio estructural no arrancó de la mejor manera.
“La falta de una visión de política pública bien cimentada es en estos momentos más que evidente, y el derecho a la salud de los mexicanos parece más un juego político que una respuesta social bien organizada”, finalizó.
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