- Académicos de la UV desarrollan el seminario “La cafeticultura mexicana, actualidad y escenarios futuros”
Karina de la Paz Reyes Díaz
Xalapa, Ver., 05/05/2017.- La Facultad de Economía de la Universidad Veracruzana (UV) fue sede de la mesa de análisis “Economía del café”, el jueves 4 de mayo. En ella participaron como panelistas Katia Romero León y Rey Acosta Barradas de dicha entidad, y Darío Fabián Hernández González, director del Instituto de Investigaciones y Estudios Superiores Económicos y Sociales (IIESES), quienes coincidieron en que las corporaciones mundiales del café son las únicas que realmente obtienen ganancias en la cadena comercial del producto.
Este ejercicio académico se inscribe en el seminario “La cafeticultura mexicana, actualidad y escenarios futuros”, cuyas sesiones mensuales concluyen en noviembre, y se desarrolla bajo la coordinación de las facultades de Ciencias Agrícolas (CA) y Economía, el IIESES, la Coordinación Universitaria de Observatorios y el Cuerpo Académico Agroforestería y Silvicultura Sostenible, explicó el académico Gustavo Ortiz Ceballos.
A su vez, el seminario forma parte del proyecto Plataformas de Innovación Tecnológica, que coordinan Ortiz Ceballos y José Luis Martínez Rodríguez.
La mesa inició con Darío Fabián Hernández, quien presentó el tema “Economía: estado del arte de la cafeticultura en México y Veracruz”.
Para él, la cafeticultura es una actividad económica altamente rentable, un negocio de carácter global cuyos beneficios cuantiosos no favorecen directa ni significativamente al primer eslabón de la cadena de valor, es decir, al productor.
“El comercio global del café en taza se ha incrementado a nivel mundial un 500 por ciento; cada vez más países consumen el café y también la ingesta en México ha incrementado, sin embargo hay una contradicción económica, el precio ha disminuido y el principal afectado es quien lo produce.”
Destacó que los intermediarios más importantes para que el café llegue a los consumidores son las corporaciones, las llamadas cadenas empresariales multinacionales. El producto –que además es de buena o mediana calidad y en algunos casos no es puro– d‑e empresas como Nescafé es más utilizado en el hogar y fuera de éste en Vips, Sanborns, Starbucks, entre otras. “Ahí hay una importante utilidad que no se refleja en los productores primarios”.
El Director del IIESES también destacó que en la entidad y el país la mayor parte de las empresas dedicadas al café son micro o pequeñas, de ahí la importancia de la academia para plantear propuestas de organización.
“Todos trabajan de manera independiente y eso ha mermado su posibilidad, no hay instituciones como lo fue el Instituto Mexicano del Café –con todo y sus problemas– q‑ue los reúna; yo espero que este seminario pueda proponer nuevas políticas de desarrollo público y privado, y nuevas instituciones, para trabajar con estos pequeños productores”, dijo.
En tanto, el académico de la Facultad de Economía, Rey Acosta Barradas, presentó el tema “Comercio justo y lo injusto del comercio. El caso del café mexicano”, y coincidió con su antecesor en el sentido de que “el mayor valor que genera una taza de café se queda en las cafeterías”.
Además, detalló las diferencias significativas del café arábiga y el robusta, teniendo en consideración que en el país la mayor producción es del primero.
Mientras el arábiga requiere mayor altitud y cuidado, es más susceptible a plagas y enfermedades, y posee mejor calidad, caso contrario es el robusta, dijo el economista.
En una plantación de café robusta no hay árboles, se cultiva en terrenos de menor altitud, a pleno sol y con mayor facilidad, se pueden fertilizar e implementar sistemas de riego, son intensivos en capital y sus rendimientos son altos y rentables.
Sin embargo, del arábiga el contenido de cafeína es mucho menor, lo que hace a la bebida de menos cuerpo, pero con sabor delicado y peculiar, “excelente insumo para los cafés gourmet”, y el robusta tiene sabor fuerte, más cuerpo, menos acidez y son buen insumo para las mezclas de café.
Acosta Barradas destacó que “si el precio del café baja, usualmente los eslabones de la cadena (productiva) no se modifican e impacta justamente a los pequeños productores; si sube, el precio en la finca prácticamente no varía, ésta es la historia de la cafeticultura veracruzana y en México”.
En ese contexto, presentó una gráfica con los precios del café en el mercado internacional, donde se exhibe que los costos sólo contribuyen a la subsistencia o el empobrecimiento del productor.
“Encontré que de 1998 a 2005 los precios no alcanzan ni para la subsistencia y lo que es peor, de 2000 a 2005 contribuyeron al empobrecimiento de importantes sectores de la población cafetalera”, lamentó.
El economista enfatizó que lo injusto del comercio está en que el café que impone el precio en el mercado mundial es el robusta y no el arábiga, pese a las grandes diferencias de producción.
A propósito de ello citó a Thomas Jefferson: “No hay nada más desigual que el trato igual de desiguales”, y planteó que la solución es el comercio y precio justos, y un consumidor responsable.
La mesa concluyó con Katia Romero León, quien presentó “La demanda del café”; comentó que los jóvenes se han convertido en adictos a esta bebida y los adultos están aumentando su consumo diario a un ritmo rápido. El escenario es mundial y México no es la excepción.
“La demanda de café se fijó a un máximo histórico, la tendencia entre bebedores más jóvenes está jugando un gran papel; entre los países asiáticos, donde generalmente se consumía té, ahora también se consume café y esto está empujando la demanda global.”
En números, a nivel global se está bebiendo 25 por ciento más café en años recientes, sobre todo en India, China y América Latina, y se espera que la demanda aumente. Pero el hecho de que el café sea un símbolo de moda en el mundo también es producto de las grandes corporaciones.
La mesa fue moderada por el director de la Facultad de Economía, Arturo Bocardo Valle.
Categorías: General