- Las profesionistas deben ser capaces de cristalizar su anhelo de seguridad en los espacios que diseña
- Especialistas UV participaron en conversatorio “Construyendo espacios: La voz de las mujeres en los observatorios, la academia y la vida cotidiana”
- A iniciativa de la Coordinación Universitaria de Observatorios (CUO) de la Universidad Veracruzana

Participantes en el conversatorio que reunió a mujeres arquitectas
Jorge Vázquez Pacheco
20/03/2025, Xalapa, Ver.- El rol femenino en el ejercicio de la arquitectura es sensible y notorio, coincidieron especialistas durante el conversatorio “Construyendo espacios: La voz de las mujeres en los observatorios, la academia y la vida cotidiana”, organizado por la Coordinación Universitaria de Observatorios (CUO) de la Universidad Veracruzana (UV).
En el evento participaron Ruth María Grajeda Rosado, del Observatorio Universitario Metropolitano (región Veracruz); Harmida Rubio Gutiérrez, del Observatorio Urbano Universitario; Blanca Inés Aguilar Frías, del Observatorio Urbano de Arquitectura Sustentable (región Poza Rica-Tuxpan), e Irma Elisa Palacios Reyes, del Observatorio Urbano Arquitectónico de Entornos Saludables (región Orizaba-Córdoba).
Las universitarias, moderadas por Sheyla Fuertes Lara, comunicóloga y maestra en Estudios de Género por la UV, resaltaron el rol femenino en asuntos como la construcción.
Aguilar Frías, arquitecta por esta casa de estudios, comentó que “el quehacer profesional en la obra arquitectónica es muy relevante, porque en los espacios de diseño público se visualiza la vida de los seres humanos”.

La arquitecta debe ser capaz de concretar sus deseos de seguridad y buena convivencia en los espacios que diseña
En tanto, Palacios Reyes añadió que aún falta por avanzar en el reconocimiento a las mujeres, “por cuestiones sociales, culturales y esa parte de la identidad que aún atiende a los mitos”.
Por ello, es frecuente detectar opiniones como: “esta carrera es para hombres, esta es para mujeres”, de modo que aún los géneros determinan la orientación estudiantil.
“Al ser prioridad la familia, dejamos ir las mejores oportunidades laborales o profesionales, no por falta de capacidad”, enfatizó.
Por su parte, Grajeda Rosado coincidió en que en el paulatino proceso evolutivo aún no hay la suficiente visualización, “aunque abarcamos mucho en cuestiones académicas, en asuntos laborales los números cambian drásticamente. Cuando se habla de arquitectos jet set citamos a Vitruvio, Le Corbusier, Frank Lloyd o Frank Gehry, pero no se menciona a mujeres”.

Harmida Rubio Gutiérrez, del Observatorio Urbano Universitario
Lamentó que la mujer haya ingresado a los estudios de arquitectura hacia 1900, cuando la profesión ya tenía siglos de antigüedad. También citó a Zaha Hadid, primera dama en obtener el Premio Pritzker de Arquitectura en 2004, aunque desde entonces solo cinco mujeres han recibido el mismo galardón.
Harmida Rubio refirió que Dennis Scott Brown y Robert Venturi hicieron grandes aportes a la arquitectura, sin embargo, todo se atribuye a este último, cuando fue ella quien sentó las bases para el reconocido libro Aprendiendo de Las Vegas: el simbolismo olvidado de la forma arquitectónica que aportó el Premio Pritzker a Venturi. Él solo reconoció en Scott Brown a su musa.
Dijo también que el filme Lotte am Bauhaus, sobre las vivencias de una arquitecta durante la Segunda Guerra Mundial, muestra las dificultades de una mujer para posicionar su voz y sus ideas. Es uno de los muchos ejemplos de las ideas femeninas que el hombre se apropia.

Sheyla Fuertes Lara, comunicóloga y maestra en Estudios de Género UV
“Apenas empezamos a crear solidaridad en los ámbitos de arquitectura y urbanismo; hemos iniciado con la ayuda mutua, a hablar entre nosotras y apoyarnos en cuestiones de discriminación o acoso. Y uno de los grandes retos es trabajar más en nuestra sororidad”, añadió.
Aguilar Frías acotó que sus inicios fueron en la construcción misma, antes que en la academia. “Me tocó vivir épocas en que estuve a cargo de varias obras al mismo tiempo. Una mujer a cargo de la cuadrilla llamaba mucho la atención en las comunidades y eso me comprometió a trabajar con el doble de esfuerzo. Sentí el peso de la enorme responsabilidad; si lo haces bien, abres camino para las compañeras que vienen al lado tuyo”.
Finalmente, todas coincidieron en que los anhelos de seguridad y una vida libre de violencia son posibles mediante la arquitectura y el diseño de espacios, calles y parques sin recovecos. “No solo es uso de suelo; podemos generar un panorama que nos permita transitar libremente y sin peligros. Es el derecho que tenemos los seres humanos al vivir en comunidad”.
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