- Marcela Kurlat, académica de la Universidad de Buenos Aires, participó en el Coloquio Responsabilidad Social Universitaria “Participación, acción y comunidad”
- Compartió experiencias de la labor que desarrollan las instituciones de educación superior en su país
Claudia Peralta Vázquez
01/04/19, Xalapa, Ver.- En Argentina, la universidad tiene una alta presencia entre la sociedad porque contribuye –a través de la docencia, extensión e investigación– a la solución de problemáticas reales, resaltó Marcela Kurlat, doctora en Educación por la Universidad de Buenos Aires.
Dentro de su participación, el jueves 28 de marzo, en el Coloquio Responsabilidad Social Universitaria “Participación, acción y comunidad”, organizado por la Universidad Veracruzana (UV), la especialista impartió la ponencia “La función social de la universidad: integralidad de las prácticas de investigación, docencia y extensión”.
Previo a su intervención, que tuvo lugar en la sala de videoconferencias de la Unidad de Servicios Bibliotecarios y de Información (USBI), agradeció la invitación de esta casa de estudios a este foro que permite compartir conocimientos, dialogar, discutir, cuestionar, pensar colectivamente sobre la función social de la universidad.
“El objetivo de este encuentro es invitar a pensar y dialogar sobre una pregunta central: ¿qué universidad y sociedad queremos?”
Sobre el tema de su plática, expuso que ese acercamiento de las instituciones de educación superior con la sociedad es resultado de una batalla ganada por estudiantes, profesores y graduados en el marco de la reforma universitaria.
Eso implicó ganar una lucha por la autonomía universitaria, la libertad de cátedras y asignaturas y una fuerte presencia de la universidad en la sociedad a partir de la extensión.
Manifestó que ese ideario de la reforma se plasmó en el estatuto de la universidad, lo cual garantizó su participación en la educación popular con el fin de estimular todas aquellas actividades que contribuyeran al mejoramiento social del país, afianzando la democracia, el derecho y la justicia.
En el marco de esta conferencia que fue transmitida por videoconferencias al resto de las regiones universitarias, ilustró con ejemplos concretos algunas de sus experiencias actuales de cómo la investigación emerge de temas sociales reales e intenta darles respuesta.
A su vez, esas acciones nutren espacios de docencia donde se trabaja con herramientas de la investigación, con el propósito de que los estudiantes problematicen y naturalicen la realidad.
“Esos espacios de investigación y docencia siempre tienen acciones de extensión universitaria, que a su vez propician nuevas preguntas para futuras investigaciones.”
Durante el evento que culminó el viernes 29 de marzo, destacó que desde hace 20 años ella se dedica a la docencia, a la investigación y extensión universitaria, en el marco del Programa de Desarrollo Sociocultural y Educación Permanente de Personas Jóvenes y Adultas, que tiene su sede en el Instituto de Investigaciones en Ciencias de la Educación de la universidad bonaerense.
Por tanto, hizo un recorrido histórico de algunas experiencias que han reforzado su propia práctica académica y profesional, pues sus estudios se han centrado en la investigación educativa, formación de educadores y en la elaboración de políticas públicas pertinentes, como la alfabetización de personas jóvenes y adultas.
Entre los ejemplos que mostró destaca el Programa Experimental de Isla Maciel, del Departamento de Extensión Universitaria, desarrollado entre 1956 y 1966. Su propósito fue el de garantizar el derecho a ejercer una vida mejor para todos, a través de investigaciones y acercamiento con vecinos de la zona para solucionar sus problemáticas.
Otro es el trabajo de alfabetización en barrios para personas jóvenes y adultas, el cual atrajo estudios de maestría y doctorado. Uno más es el de la Cooperativa Isla Esperanza y construcción del Observatorio de Humedales del Delta de Buenos Aires, mismo que se formó tras el desalojo de familias para construir el proyecto inmobiliario “Colony Park”, en 2008.
A raíz de este problema, universidades y organizaciones sociales isleñas y no isleñas fueron convocadas a difundir el conflicto y reconstruir la vida en medio de tanta destrucción.
De ahí también surgieron tesis de sociología, proyectos que analizan el impacto ambiental, recuperación de la cultura isleña, entre otros.
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