- Bibliotecas, recinto indispensable para preservar el pasado y presente de cualquier sociedad
- “Siempre preferiré y continuaré con el libro impreso, por las virtudes y cualidades que tiene en comparación con el digital”, expresó el escritor
Paola Cortés Pérez
Fotos: Luis Fernando Fernández
12/11/2024, Xalapa, Ver.- El escritor y profesor de la Universidad Veracruzana (UV), Mario Muñoz, considera que los libros son fundamentales como pilares en la construcción del pensamiento crítico de una sociedad.
En una charla con Universo. Sistema de noticias de la UV y a propósito del Día Nacional del Libro, el académico compartió los desafíos que tiene el libro en la actualidad, si está siendo rebasado por el formato digital, y qué acciones pueden emprenderse para fomentar la lectura en las nuevas generaciones.
La celebración del Día Nacional del Libro fue establecida por decreto presidencial en 1979, para conmemorar el natalicio de Sor Juana Inés de la Cruz. “Es una manera de afianzar y mantener toda una tradición que es literaria y de conocimiento a través de los libros; por lo consiguiente, es como una forma de veneración al libro”, expresó.
De acuerdo con el Módulo sobre Lectura 2024, del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en promedio un mexicano lee 3.2 libros al año, cifra menor a la registrada en 2022, cuando fue de 3.9, y lamentó que en los últimos años este hábito va a la baja.
También halló que los rangos de edad que más leen son los de 18 a 24 años y de 25 a 34, por lo tanto, ocho de cada 10 mexicanos lo hacen.
Mario Muñoz, es profesor adscrito a la Facultad de Letras Españolas de la Universidad Veracruzana (UV) y responsable de la dirección la revista emblemática de esta casa de estudios La Palabra y el Hombre.
¿Cuántos libros lee aproximadamente al año?
Es difícil calcular, porque tomando en cuenta que imparto cursos de Seminario de Crítica Literaria y Cuento Hispanoamericano del Siglo XX, algunas de las lecturas son más bien relecturas; pero independiente de esto y de acuerdo con las disposiciones del tiempo, de las actividades administrativas –que absorben mucho– y considerando que otra parte del tiempo lo dedico a escribir, yo creo que leo alrededor de unos 60 libros.
¿Prefiere leer libros impresos o digitales y por qué?
Siempre preferiré el libro impreso, me formé en contenido dentro de esta línea, además de que tiene una serie de cualidades y virtudes que es imposible que las tenga el formato digital; tan sólo, palparlo es otra impresión, el peso que tiene, el olor, el poder subrayarlos y anotar al margen de las hojas.
De tal manera que siempre preferiré y continuaré con el libro impreso.
¿Cuál fue el primer libro que leyó y qué impacto tuvo en su vida?
De niño leía libros infantiles con dibujos y también cómics, como siempre me apoyó mi mamá tuve la posibilidad de comprar otro tipo de libros durante la adolescencia.
La primera novela que realmente me impactó y cambió mucho mi visión sobre la realidad fue Demian, de Hermann Hesse; me cambió de tal manera su obra que siempre busqué más traducciones del escritor alemán.
De la literatura mexicana, la primera novela que leí fue Pedro Paramo, de Juan Rulfo, que para mí sigue siendo una extraordinaria obra; le tengo una gran veneración no sólo por esta gran novela, también por sus cuentos contenidos en El llano en llamas.
¿Qué significa para usted leer un libro? ¿Es una actividad recreativa, formativa, o ambas?
Dependiendo de la clase de libro; si leo una novela o un volumen de cuentos me dejo llevar por la atracción que implica, la fascinación, la prosa, el contenido temático.
En cambio, si es un libro de conocimiento, naturalmente para mí tiene un valor formativo hasta la fecha.
¿Cómo describe la diferencia entre leer un libro físico y consumir otro tipo de contenido, como artículos en internet o redes sociales?
Son complementarios, una forma rescata a la otra.
También soy asiduo a las redes sociales para informarme sobre la política nacional e internacional; sin embargo, hay formas de expresión que resultan desagradables. He dejado de consultar algunas por los constantes insultos, vejaciones y una serie de resentimientos, ya que detrás del anonimato la gente expresa una mentalidad totalmente reaccionaría, conservadora. Todo esto me ha servido para ver el nivel de formación de las personas.
¿Qué papel considera que tienen los libros en la preservación de la cultura y la historia?
Los libros son fundamentales como pilares en la construcción del pensamiento crítico de una sociedad; sin ellos y sin la lectura hay ausencia de pensamiento crítico, creo que esto se advierte en lo que mucha gente escribe en las redes sociales.
Por consiguiente, las bibliotecas son un recinto que se debe resguardar y consultar a toda costa, el hecho de que uno sea asiduo a las redes no significa que el libro debe menospreciarse; creo que seguirán siendo un recinto indispensable para preservar el pasado y presente de cualquier sociedad que precie de su cultura, identidad y conocimiento.
¿Cree que los libros son un recurso importante para la educación?
Siempre lo han sido, eso es indiscutible; desde luego que hay de libros a libros, pero continuamente han formado parte de nuestro desarrollo –desde que somos niños hasta la tercera o cuarta edad– y seguirán siendo compañeros indispensables.
¿Cómo considera que la disponibilidad de los libros, en formato físico o digital, afecta el acceso a la información?
Uno de los factores que en buena medida ha influido en el bajo consumo del libro impreso es su alto costo, pero en las ferias –como la organizada por la UV– vemos que hay libros al alcance de todos los bolsillos, dándose un consumo potencial y real.
Otro reflejo de esto son los números agotados de la Colección Biblioteca del Universitario que publica la Editorial de la Universidad, que inició el escritor Sergio Pitol; son textos adquiridos por universitarios y lectores que los consumen por su precio accesible.
El precio es un algo que limita mucho al libro físico con respecto al libro digital.
¿Qué opina sobre el futuro de los libros en la actualidad (era digital) y cuáles considera que son los mayores desafíos que enfrentan?
Los llamados apocalípticos siempre han estado presentes con sus visiones pesimistas, lo digo porque cuando apareció la radio decían que se acabaría la prensa; cuando llegó la televisión como fenómeno masivo, ya no tendría sentido el cine, sin embargo, el cine sobrevivió y ahora hay un auge, tan sólo pensemos cuántas salas particulares existen en Xalapa.
En el caso del libro, los apocalípticos afirmaron que ya no tenía caso imprimirlo. Es cierto que determinados sectores impresos han disminuido o desaparecido, por ejemplo, algunas revistas, suplementos y prensa impresa.
El libro sigue siendo un producto sumamente vigente, así lo vemos en las ferias universitarias. Aunque hay temporadas en que las ventas están muy bajas y otras en las que se sostiene, se da un fenómeno muy particular: hay negocios virtuales dedicados a la comercialización de primeras ediciones o ediciones agotadas a altos costos; por ejemplo, mi libro De amores marginales se vendía en España en 300 euros, y la primera edición de Pedro Paramo fue comprado en 20 mil pesos.
Entre los desafíos está crear una nueva ola de lectores, crear demanda a través de una buena oferta en títulos y autores; fomentar eventos, actividades y presentaciones; abrir nuevos mercados. No sólo son retos para el libro, sino para la cultura en general.
¿Qué consejos daría para fomentar el hábito de la lectura en las nuevas generaciones?
Una forma interesante son los talleres de lectura en diferentes lugares y locales sin interés de lucro, impartidos por quienes gustan de la literatura.
También deben cambiarse los hábitos de lectura en las escuelas, desde la primaria hasta la preparatoria. He pensado que la formación central de toda generación está en la enseñanza básica y se nota cuando llegan a la Universidad (faltas de ortografía, dificultad para asociar ideas, vocabulario limitado, no se pueden comunicar, entre otros).
No sólo la escuela debe formar lectores, las familias también deben interesarse en este tema. La formación es compartida y complementaria: familia y escuela.
Si pudiera recomendar un libro a todos, ¿cuál sería y por qué?
Si se trata de una obra literaria, para quienes inician en la lectura o para quienes son profesores de literatura en la enseñanza básica, recomendaría libros de cuentos, pienso en Juan Rulfo, José Emilio Pacheco o Inés Arredondo.
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